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Encontrados 16 parágrafos que contienen el término "benedicto XIV"

[§ 0189] • PÍO VI, 1775-1799 • MATRIMONIOS MIXTOS

[Del Rescripto Exequendo nunc, al Arzobispo de Malinas (Bélgica), 13 julio 1782]

1782 07 13 0001

1.–[...] A pesar de todo, Nos no debemos apartarnos de la sentencia unánime de nuestros Predecesores y de la disciplina eclesiástica, que no aprueban los matrimonios entre ambas partes heréticas o entre una parte católica y herética otra, y eso mucho menos en el caso en que sea necesaria dispensa en algún grado de parentesco. Este problema se presenta con mucha frecuencia. Entre las innumerables prescripciones, absolutamente idénticas, que se oponen a estos matrimonios sacrílegos, se suele hacer resaltar la prohibición especial dirigida en el año 1710 por el Sumo Pontífice Clemente XI a uno de vuestros Predecesores, arzobispo de Malinas, y que se halla citada por Benedicto XIV en su carta de 29 de junio de 1748, dirigida al Primado, Arzobispos y Obispos de Polonia y recogida con el número 51 de las Constituciones, en el tomo II de su Bulario de la edición romana (1). Del tan celebrado Clemente XI dice allí: “Ordenó –por medio de una carta dirigida al Arzobispo de Malinas– que no se concediera ningún permiso o dispensa para la celebración de matrimonios entre un contrayente católico y un hereje, a no ser que se hubiera dado con anterioridad verdadera abjuración de la herejía; decretó además que los teólogos que hubieran sostenido una opinión contraria a esa disposición deberían recibir una severa reprensión”.

1. Cf. CICF 2, 146-151 [1748 06 29/2-5].

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    1782 07 13 0001

    1.–[...] Attamen non ideo recedendum nobis est ab uniformi Praedecessorum nostrorum sententia, et ab ecclesiastica disciplina, quae non probant matrimonia inter partes utrinque haereticas, vel inter catholicam unam et haereticam alteram, idque multo minus casu quo dispensatione in aliquo gradu opus sit. Materia haec satis est obvia, et prae ter praescriptiones quam plurimas, quae habentur, omnino uniformes contra haec sacrilega matrimonia, invenitur specialis prohibitio, facta anno 1710 per Pontificem Clementem XI uni ex Praedecessoribus tuis Archiepiscopo Mechliniensi, relata a Benedicto XIV in epistola sua de 29 Iunii 1748 ad Primatem, Archiepiscopos, et Episcopos Poloniae directa, quae facit Constitutionem 51, tom. II sui Bullarii editionis Romanae (1). Dicit ille ibidem de praelaudato Clemente XI: “Mandavit inhiberi per literas Archiepiscopo Mechliniensi, ne ullas omnino licentias aut dispensationes impertiretur pro matrimoniis inter contrahentem catholicum et alterum haereticum celebrandis, nisi abiuratio haeresis reipsa praecessisset, theologos autem, qui contra huiusmodi praxim opinati fuerint, acriter admonendos decrevit”.

    1. Cf. CICF 2, 146-151 [1748 06 29/2-5].

[§ 0189] • PÍO VI, 1775-1799 • MATRIMONIOS MIXTOS

[Del Rescripto Exequendo nunc, al Arzobispo de Malinas (Bélgica), 13 julio 1782]

1782 07 13 0002

2.–Esta línea de conducta, motivada por el peligro de perversión de la parte católica, especialmente si la parte herética es la esposa (conforme a la sapientísima observación del cardenal Belarmino, el cual, basándose en ejemplos tomados de los Libros Sagrados: la desobediencia de Adán por instigación de Eva, la idolatría de Salomón provocada por los ardides de sus mujeres, la perversidad de Acab motivada por los consejos de Jezabel, escribe en la carta 35 de su colección de cartas íntimas: “La naturaleza de las mujeres es tal, que arrastran a sus maridos al error, mucho más fácilmente de lo que éstos las conducen a la verdad”), esta línea de conducta –digo– no Nos es posible abandonarla, porque no tenemos derecho a hacerlo.
Sin embargo, no queremos acrecentar lo más mínimo vuestras dificultades ni las de vuestros hermanos en el Episcopado, ni atraer sobre ellos críticas inevitables, que ellos creen que han de temer. Y, así, en lo que concierne a la cuestión de otorgar un simple permiso o concesión, os diremos lo que dijo Benedicto XIV, citado anteriormente, en su respuesta (de fecha del 12 de septiembre de 1750) al obispo de Breslau, a saber, “que él no podía aprobar por medio de un acto positivo el que se concedieran dispensas para matrimonios entre herejes, o entre herejes y católicos, pero que, no obstante, podía cerrar los ojos”. Y añade: “El hecho de que Nos lo sepamos y lo toleremos, ha de bastar para tranquilizar vuestra conciencia, porque, en la cuestión de que se trata, no hay oposición con el derecho divino o natural, sino únicamente con el derecho eclesiástico. En cuanto a lo que Nos hacemos ahora, (os lo aseguramos ante los pies del Crucificado), lo hacemos únicamente para evitar mayores males a nuestra Religión”. Y concluye advirtiendo que hay que trabajar de todas las maneras para que ese mal no se propague.
Nos, por nuestra parte, nos unimos a todas estas disposiciones con este Rescripto, prescrito por la Congregación del Concilio, de conformidad con el parecer del mencionado Pontífice Benedicto en la Instrucción sobre los matrimonios mixtos que se contraen en Holanda, en la que se avisa y advierte gravemente a los Obispos, vicarios apostólicos, párrocos, misioneros y demás ministros de la Iglesia, a “que aparten –en la medida que les sea posible– a los católicos, hombres y mujeres, de contraer tales nupcias que les van a servir de ruina de sus propias almas, que pongan el mejor empeño en disuadir e impedir esos matrimonios”, a tenor de lo que se lee en la citada Instrucción, que se encuentra a continuación de la Constitución 33 de tomo I del Bulario Benedictino antes citado. A esta disposición, por tanto, Su Augusta Majestad ni se opone ni puede estar en su ánimo hacerlo con orden alguna; porque, según ha asegurado expresa y públicamente, desea “observar la Religión Católica, única que puede salvar a los hombres y cuyo crecimiento y difusión son una tarea y cometido que urgen, sobre todos los demás, al corazón de su Majestad”.
[EM, 41-42]

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    1782 07 13 0002

    2.–Ab hoc systemate, quod fundatur in periculo perversionis partis catholicae, specialiter si ipsa mulier sit haeretica, quemadmodum ad exempla e Sacris Libris petita de inobedientia Adami per Evae incitamenta, de idololatria Salomonis per mulierum suarum artificia, de perversitate Achabi ex suasionibus uxoris suae Jezabel, docte animadvertit Cardinalis Bellarminus Epistola inter familiares suas 35, ubi ait: “ea siquidem est natura foeminarum, ut multo facillus sit ut ipsae viros pertrahant ad errorem, quam ut viri eas perducant ad veritatem” - et propterea ab hoc systemate, inquam nescimus nos recedere, quoniam non debemus. Quamvis tamen nequaquam velimus Tibi et Coepiscopis tuis vel in minimo adaugere angustias, neque criticas istas sequelas, quas credunt merito a se timeri, super illos attrahere; et ideo quantum ad id, quod punctum spectat simplicis permissionis seu veniae dandae, dicemus idem, quod in responsoriis suis de 12 Sept. 1750 Episcopo Wratislaviensi dixit praenominatus Benedictus XIV scilicet: “non posse se positivo actu approbare, ut dispensationes concedantur inter haereticos, vel ipsos inter et catholicos, sed tamen se posse hoc dissimulare”; additque: “scientia haec nostra et tolerantia sufficere debet ad tuam assecurandam conscientiam, quandoquidem in materia, de qua agitur, non occurrat oppositio cum iure divino aut naturali, sed tantummodo cum iure ecclesiastico. Quod autem nunc facimus, attestamur tibi ad pedes crucifixi, id unice nos facere, ut sanctae religioni nostrae malora damna evitentur”; ac demum concludendo monet, eum teneri omni modo adlaborare, ne malum hoc dilatetur. Nos autem his omnibus hoc adiungimus, quod et ipsa Congregatio Concilii conformiter ad iudicium praefati Pontificis Benedicti praescripsit in instructione data super matrimoniis mixtis, quae in Hollandia contrahuntur, in qua incitantur et serio monentur Episcopi, Vicarii Apostolici, Parochi, Missionarii, omnesque Ecclesiae ministri, “ut catholicos utriusque sexus ab huiusmodi nuptiis, in propriarum animarum perniciem ineundis, quantum possint absterreant, easdemque nuptias omni meliori modo intervertere, atque efficaciter impedire satagant’’, prout legitur in dicta instructione, quae reperitur post constitutionem 33, tomi I supracitati Bullarii Benedictini (2): tali porro admonitioni neque se opponit, neque potuit habuisse in animo se unquam opponere Caesarea Sua Maiestas per ordinationem emanatam: utpote quae in publicis declarationibus expresse asseruit, se desiderare: “manutenere Religionem Catholicam, quae sola est, quae possit hominem beatum efficere, cuiusque augmentum ac propagatio officium sunt, quod prae reliquis magis cordi est Maiestati suae, et cura eius maxime urgens”.
    [CICF 2, 655-656]

    2. Pág. 87-89.

[§ 0191] • PÍO VI, 1775-1799 • MATRIMONIOS CONTRAÍDOS ANTE LA AUTORIDAD CIVIL (EN TIERRAS DE INFIELES)

[De la Instrucción Dalla risposta, de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe, al Vicario Apostólico de Constantinopla (Turquía), 1 octubre 1785]

1785 10 01 0002

[2.–] En cuanto a los de la segunda clase, los que se presentan ante el juez turco, pero no quieren contraer entonces verdadero matrimonio, aunque usen palabras de presente, sino tratando de contraerlo después, si es que no lo han contraído antes, el Vicario Apostólico deberá verificar la circunstancia de si el matrimonio ha sido contraído válidamente antes de presentarse ante el juez turco o bien debe contraerse enseguida. En el caso de que el matrimonio hubiese sido ya contraído válidamente antes, la comparecencia ante el juez turco, cuando se haga como un acto verdaderamente civil y para obedecer a las leyes del Principado, no está prohibida, como enseña Benedicto XIV en su Constitución 89, tom. I del Bulario, § 10(1), y no daña nada la validez del matrimonio ya celebrado; si después el matrimonio, o no hubiese sido contraído, o no lo hubiese sido válidamente, como al presentarse ante el juez turco, éstos no tienen intención entonces de contraer un verdadero matrimonio, así, faltándoles a éstos el verdadero e interno consentimiento y encontrándose solamente dispuestos a prestarlo cuando celebren el matrimonio, no pueden ser juzgados como esposos legítimos ni puede decirse que es válido su matrimonio. Pero en estos casos el Vicario Apostólico deberá también estar bien precavido para no dar fácilmente fe a las intenciones ocultas de los contrayentes, cuando por los actos exteriores resulta lo contrario de lo que afirman.

1. Cf. CICF 1, 803-810 [1744 02 02/9-14].

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    1785 10 01 0002

    [2.–] Per gli altri della seconda classe, che si presentano innanzi al giudice turco, ma non vogliono contrarre allora vero matrimonio, benchè usino verba de praesenti, intendendo di contrarlo dopo, se non l’hanno contratto prima, si dovrá dal Vicario Apostolico verificare la circonstanza, se il matrimonio sia stato contratto validamente prima di presentarsi avanti il giudice turco, oppure se si debba contrarre in appresso. Nel caso che il matrimonio fosse già stato contratto validamente prima, la comparsa avanti il giudice turco, quando si faccia per un atto veramente civile, e per ubbidire alle leggi del Principato, non è proibita, come insegna Benedetto XIV nella sua Costituzione LXXXIX, tom. I Bullarii, § 10 (1) e niente nuoce alla validità del matrimonio già celebrato; se poi il matrimonio o non fosse stato contratto, o non lo fosse validamente, siccome, quando costoro si presentano innazi al giudice turco, non hanno intenzione di contrarre allora un vero matrimonio, cosi, mancando in essi il vero ed interno consenso, e trovandosi soltanto disposti a prestarlo allora quando celebreranno il matrimonio, non possono riputarsi per legitimi sposi, nè può dirsi valido il loro matrimonio.
    Ma dovrà anche per questi star bene avveduto il Vicario Ap. a non prestar così facilmente fede alle intenzioni occulte dei contraenti, quando per gli atti esteriori risulti il contrario di quel che asseriscono.

    1. Cf. CICF 1, 803-810 [1744 02 02/9-14].

[§ 0195] • PÍO VI, 1775-1799 • LA INTENCIÓN DE CONTRAER MATRIMONIO

[De la Carta Gravissimam matrimonii, al Arzobispo de Praga (Checoslovaquia), 11 julio 1789]

1789 07 11b 0005

§ 5.IV.–[...]2. De la mencionada decisión de Gregorio IX [1], así como también de la clarísima exposición de Benedicto XIV [2], se desprende que el matrimonio contraído bajo una condición contraria a su sustancia es nulo y sin valor. No obstante, siguiendo también la doctrina del mismo Pontífice [3], si no se trata de una condición formalmente incluida en el contrato, sino únicamente de un error de los cónyuges que creen que el divorcio es lícito por causa de adulterio, podemos presumir que, cuando ellos tuvieron la intención de contraer matrimonio, quisieron que este matrimonio fuera conforme a las prescripciones de Cristo, y que por tanto fuera indisoluble, ya que su voluntad general de contraer matrimonio conforme a la institución de Cristo absorbía en cierto modo su error personal. [...]
Debemos concluir que un consentimiento emanado de la voluntad de contraer matrimonio conforme a la ley de Cristo, se requiere y basta para que un matrimonio sea válido, si –por otra parte– no existe ningún obstáculo canónico. Por el contrario, si se introduce en el contrato alguna condición contraria a la sustancia del matrimonio, la voluntad de contraerlo según la ley de Cristo queda entonces positivamente excluida, por razón de la oposición entre la ley de Cristo y la condición puesta positiva y explícitamente, y el consentimiento es impotente para establecer verdadero matrimonio.
[EM, 46-47]

[1]. [1234 09 04/1].

[2]. [BSyn 2, 189-190].

[3]. [Ibidem].

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    1789 07 11b 0005

    § 5.IV.–[...] 2. Ex decisione Gregorii IX, quae in hanc rem affertur cap. Conditiones, ult. de condit. appos.[1], atque ex luculenta doctrina Benedicti XIV lib. 13 de Syn. dioec., cap. 22[2], qua rem totam mirifice illustrari profiteris ipse, eruitur quidem, si contrahendo matrimonio conditio apponatur quae repugnet substantiae ipsius, nullum et irritum fore matrimonium. Verum, ut ibidem docet Benedictus XIV [3], si expressa huiusmodi conditio minime apposita fuerit, quamquam contrahentes in eo errore versentur, matrimonii vinculum propter adulterium dissolvi posse (quod idem valet de malitiosa absentia), nihilominus locum esse praesumptioni ut, dum matrimonium contrahere voluerunt, illud iuxta institutum Christi, atque adeo insolubile, inire voluerint, nimirum generali ea intentione contrahendi iuxta institutionem Christi, privatum illum errorem quodammodo absorbente. [...] Porro consensus, praestitus ex voluntate contrahendi iuxta legem Christi, aptus est ac sufficiens ad matrimonii valorem, nisi aliud obstet canonicum impedimentum. Contra ubi deducitur in pactum conditio repugnans substantiae matrimonii, iam actu excluditur voluntas contrahendi iuxta legem Christi, propter repugnantiam quae est inter legem Christi et conditionem quae actu expresse intenditur, fitque adeo ineptus consensus ad verum efficiendum coniugium. 5. Verum potissima ratio est, quam superius attigimus, ex eo deducta, quod, nisi vera eiusmodi essent acatholicorum coniugia, universa Ecclesia tot sae culis errasset, quae redeuntes ad fidem acatholicos coniuges ut veros coniuges recipit, licet, pravis erroribus imbuti circa matrimonium, id antea in sua secta contraxissent, nisi deducta fuisset in pactum expressum conditio repugnans substantiae matrimonii, aut aliud obstaret impedimentum canonicum.
    [PF lurPont 4, 339-340]

    [1]. [1234 09 04/1].

    [2]. [BSyn 2, 189-190].

    [3]. [Ibidem].

[§ 0200] • PÍO VII, 1800-1823 • MATRIMONIOS MIXTOS Y DIVORCIADOS ARREPENTIDOS

[Del Breve Etsi Fraternitatis, al Arzobispo de Mainz (Alemania), 8 octubre 1803]

1803 10 08 0005

5.–El primer punto es que la Iglesia Católica ha prohibido y reprobado siempre los matrimonios de católicos con herejes, como cosa perniciosa y detestable. Así lo podríamos probar con innumerables decretos de los Concilios y de los Sumos Pontífices, si no bastara ya lo que Nuestro Predecesor de inmortal memoria, Benedicto XIV, escribió, tanto en su Encíclica al primado, arzobispos y obispos de Polonia (1) como en su notable obra sobre el Sínodo diocesano. Y aunque esos matrimonios sean tolerados en algunas regiones, en razón de las dificultades de lugar y tiempo, eso debe atribuirse a indulgencia. Y esta indulgencia no debemos considerarla –en modo alguno– como aprobación y consentimiento, sino como simple tolerancia exigida por la necesidad de evitar mayores males y no por la libre voluntad. Así lo puso de relieve, no hace mucho tiempo, el Papa Pío VI –de feliz memoria– en una carta dirigida a los obispos de Breslau, Rosenau (2) y Zips.

1. Cf. Epist. Encycl. Magnae Nobis [1748 06 29/2-5].

2. S. C. C., Rosnavien., 20 aug. 1780. —Roskovany, De Matrimoniis mixtis, tom II, p. 539-542.

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    1803 10 08 0005

    5.–Atque horum primum est, Catholicorum cum haereticis connubia Ecclesiam Catholicam tamquam illicita, perniciosa et detestabilia perpetuo interdixisse et reprobasse, quod innumeris possemus Conciliorum, Summorumque Pontificum decretis demonstrare, nisi abunde sufficerent ea, quae hac de re immortalis memoriae Pontifex Benedictus XIV praedecessor Noster scripsit tum in encyclicis literis ad Poloniae regni Primatem, Archiepiscopos et Episcopos (1), tum in praeclaro suo opere de Synodo Dioecesana. Et licet in quibusdam regionibus propter locorum et temporum difficultatem eadem connubia tolerari contingat, id quidem ad eam referendum est aequanimitatem, quae nulla ratione approbationis et consensus cuiuspiam loco habenda sit, sed merae patientiae, quam ad maiora vitanda mala affert necessitas, non voluntas, quemadmodum haud ita pridem fel. rec. Pontifex Pius VI Episcopis Vratislaviensi, Rosnaviensi (2), et Scepusiano rescripserat.

    1. Cf. Epist. Encycl. Magnae Nobis [1748 06 29/2-5].

    2. S. C. C., Rosnavien., 20 aug. 1780. —Roskovany, De Matrimoniis mixtis, tom II, p. 539-542.

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra