[0163] • BENEDICTO XIV, 1740-1758 • INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO
De la Constitución Apostólica Dei miseratione, 3 noviembre 1741
1741 11 03 0001
§ 1.–Que el vínculo del matrimonio, instituido por Dios, ha de ser perpetuo e indisoluble, en cuanto deber natural, en interés de la educación de los hijos y para salvaguarda del matrimonio; y que, por otra parte, en cuanto sacramento de la Iglesia, el vínculo matrimonial no puede ser disuelto por la audacia de los hombres, es algo que el Salvador mismo declaró con sus propios labios cuando dijo: “No separe el hombre lo que Dios ha unido” [1]. Ahora bien, ha llegado a nuestros oídos el hecho de que, en ciertas cunas eclesiásticas, el vínculo matrimonial está siendo debilitado por la facilidad sumamente inconsiderada de los jueces; y de que se dictan sentencias de nulidad de matrimonio con ligereza y sin reflexión, y se concede a los esposos la facultad de contraer nuevos vínculos. Por eso, sería oportuno que esos jueces –enteramente faltos de previsión– se dieran cuenta, por la condición de la naturaleza humana y en cierto modo también por su voz misma, de que no hay que quebrantar con tan peligrosa audacia el vínculo sagrado del matrimonio, que el primer padre del género humano anunciaba que tenía que ser perpetuo e indisoluble, cuando decía: “Esto sí que es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne” [2]. Y el texto añade: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre; y se adherirá a su mujer; y vendrán a ser los dos una sola carne” [3].
[EM, 3]
[1]. [Mt. 19, 6].
[2]. [Gen. 2, 23].
[3]. [Mt. 19, 5; Gen. 2, 24].
1741 11 03 0001
§ 1.–Siquidem Matrimonii foedus a Deo institutum, quod, et quatenus naturae officium est, pro educandae prolis studio, aliisque Matrimonii bonis servandis, perpetuum, et indissolubile esse convenit; et quatenus est Catholicae Ecclesiae Sacramentum, humana praesumptione dissolvi non posse, Salvator ipse ore suo pronuntiavit, dicens: Quod Deus coniunxit, homo non separet[1], ad aures Apostolatus nostri, pervenit, in quibusdam Ecclesiasticis Curiis inconsulta nimis Iudicum facilitate infringi, et temere, atque inconsiderate de eorumdem Matrimoniorum nullitate latis sententiis, potestatem Coniugibus fieri transeundi ad alia vota. Quos sane improvidos Iudices humanae naturae conditione, et voce ipsa quodammodo admoneri oportebat, ne tam praecipiti audacia Sanctum Matrimonii nexum frangerent, quem perpetuum, atque indissolubilem primus humani generis Parens praemonuit, inquiens: Hoc nunc os ex ossibus meis, et caro de carne mea[2]. Et illud additum est: Quamobrem relinquet homo Patrem suum, et Matrem, et adhaerebit uxori suae, et erunt duo in carne una[3].
[ASS 4 (1868), 346]
[1]. [Mt. 19, 6].
[2]. [Gen. 2, 23].
[3]. [Mt. 19, 5; Gen. 2, 24].