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[0289] • LEÓN XIII, 1878-1903 • MALES DEL DIVORCIO

De la Carta Longinqua oceani, a los Obispos de Estados Unidos (América del Norte), 6 enero 1895

1895 01 06 0014

[14.–][...] Una sola cosa, de la mayor importancia y saludable en sumo grado para todos, queremos recordar aquí, y que entre vosotros, por lo general, se conserva santamente en la fe y en las costumbres; nos referimos a la unidad y perpetuidad del matrimonio, en el cual se ofrece el vínculo de unión más estable no sólo para la sociedad doméstica, sino también para la civil. No pocos de vuestros conciudadanos, incluso entre aquellos mismos que están en desacuerdo con nosotros en todo lo demás, alarmados por el desenfreno de los divorcios, admiran y aprueban en esta materia la doctrina y la práctica de los católicos. Y, al pensar así, se dejan llevar no menos por el amor a la patria que por el consejo de la sabiduría. Porque apenas es posible pensar una más radical ruina para la sociedad como querer que pueda ser roto un vínculo por ley divina perpetuo e indivisible. “A causa de los divorcios, las alianzas matrimoniales se hacen inestables, se debilita el cariño mutuo, se proporcionan a la infidelidad incentivos perniciosos, se perjudican la tutela y la educación de los hijos, se da ocasión de disolver las sociedades domésticas, se siembra la semilla de la discordia entre las familias, se disminuye y rebaja la dignidad de la mujer, que corre el peligro de verse abandonada una vez satisfecho el apetito del hombre. Y, puesto que nada puede tanto como la corrupción de las costumbres para perder a las familias y quebrantar las fuerzas de las naciones, fácilmente se adivina que el divorcio es el mayor enemigo de la prosperidad de la familia y del Estado” [1].

[DPS, 338]

1. Enc. Arcanum [1880 02 10/17].