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[1355] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, PRESENTADA INADECUADAMENTE

Del Discurso It is a pleasure a la Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, 24 febrero 1989

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2. En primer lugar, sabemos que los medios de comunicación ejercen una gran influencia en la formación de las conciencias, y consecuentemente de las actitudes morales. Por tanto, deberíamos procurar con el mayor interés posible que estos medios ayuden a la gente a formar sus conciencias y sus actitudes morales, de manera que no sólo apoyen la ley de Dios, sino que también defiendan la verdadera naturaleza del ser humano como creado a imagen de Dios y dotado de una dignidad innata e inalienable que debe ser respetada en toda circunstancia.

Un área en la que estos medios ejercen una influencia casi irresistible en la sociedad es el área de la vida familiar. El apoyo que podrán prestar a la familia y a su papel en la sociedad determinará en gran manera la fuerza y estabilidad de esta institución esencial en las próximas décadas. Muy frecuentemente, por desgracia, se presenta inadecuadamente a la familia en los medios de comunicación social. Se presentan sin ninguna crítica la infidelidad, la experimentación sexual fuera del matrimonio y la falta de una visión moral y espiritual del contrato matrimonial. La Iglesia está comprometida en que los medios de comunicación social, por medio de las películas, los programas de televisión, artículos de periódicos y revistas, desempeñen un papel más constructivo en el fortalecimiento del valor del compromiso de amor permanente en la vida familiar para el bien de los individuos y de la sociedad.

La presentación e interpretación que los medios de comunicación social dan de los acontecimientos de nuestro tiempo, es necesario que se haga de una manera equilibrada. La sensibilidad de los medios de comunicación social mundiales hacia los derechos humanos básicos es un ejemplo. Merece que se reconozca la dedicación que mucha gente tiene a la causa de mejorar la situación de los derechos humanos en todo el mundo. Pero no es suficiente defender ciertos derechos mientras se descuidan otros aún más importantes, como, por ejemplo, el mismo derecho a la vida, un derecho que existe desde el momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural. En este contexto también deberíamos reflexionar acerca del modo cómo los medios de comunicación social tratan el tema de la libertad religiosa: la libertad de dar culto a Dios y de comunicar a otros aquel mensaje religioso que creemos es la verdad revelada por Dios.

[E 49 (1989), 421-422]