[0060] • SAN ZACARÍAS, 741-752 • INDISOLUBILIDAD. MATRIMONIOS INCESTUOSOS
De la Carta Gaudio magno, a Pipino y los Obispos de Francia, hacia el 5 enero 747
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3(VIII)[1].–Cap. 7.–Del canon 48 de los Cánones Apostólicos [2]: Si un laico, repudiando a la propia mujer, se casare con otra, o con la repudiada por otro, sea privado de la comunión.
[1]. [Epist. lib. VIII, Epist. III].
[2]. [Cf. 0459 0? 0?b/48].
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Cap. 12.–Del Concilio XI de Cartago; en el capítulo 69[3] se lee: Nos pareció bien que, según la disciplina evangélica y apostólica, ni el abandonado por la mujer ni la que lo ha sido por el marido se casen con otro, sino que continúen en esa situación o se reconcilien; y si no siguen esta disposición, sométanse a penitencia.
[3]. [Cf. 0407 06 13/102].
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Cap. 22.–En el capítulo II del Concilio de Neocesarea [4] se contiene: La mujer que se casare con dos hermanos debe ser excomulgada hasta el día de la muerte; pero, usando de benignidad, se le concederán los sacramentos en su última hora, a condición de que si se restableciese, sea admitida a la comunión, disuelto el matrimonio. Pero si la mujer muriese, subsistiendo este matrimonio, será difícil la penitencia al cónyuge sobreviviente: cuya sentencia obligará con la misma igualdad a los hombres que a las mujeres. Nos, pues, con la ayuda de la gracia de Dios y de conformidad con los decretos de nuestros antecesores los pontífices que nos han precedido –confirmándolos todavía más– decimos que no se celebren matrimonios según el rito y la norma de la religión cristiana y romana, hasta tanto no se conozca el parentesco. Y –lo que no suceda– que tampoco se atreva ninguno a tomar por mujer a la comadre o hija espiritual; es, en efecto, algo ilícito y pecaminoso delante de Dios y de sus ángeles. Es un pecado tan grande que nada se ha dicho al respecto ni por los santos padres ni en las disposiciones de los sagrados concilios o en las leyes imperiales; prefirieron callar, por temor al juicio de Dios.
[4]. [Cf. 0325 0? 0?/2].
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3(VIII)[1].–Cap. VII.–Ex canone sanctorum apostolorum XLVIII. Si quís laicus [2], uxorem propriam pellens, alteram vel ab alio dimissam duxerit, communione privetur.
[1]. [Epist. lib. VIII, Epist. III].
[2]. [Cf. 0459 0? 0?b/48].
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Cap. XII.–Ex concilio supra scripto Africano; capitulo LXVIIII [3] ita continetur: Placuit, ut secundum evvangelicam et apostolicam disciplinam neque dimissus ab uxore neque dimissa a marito alteri coiungantur; sed ita mancant, aut sibi invicem reconcilientur. Quod si contempserint, ad penitentiam redigantur.
[3]. [Cf. 0407 06 13/102].
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Cap. XXII.–In concilio Neocesariense [4] capitulo II continetur: Mulier, si duobus fratribus nupserit, abiciatur usque ad mortem; verumtamen in exitu propter misericordiam, si promiserit, quod, facta incolumis, huius coniunccionis vincla dissolvat, fructum poenitentiae consequatur. Quod si defecerit mulier aut vir in tallibus nubtiis, difficilis erit poenitentia in vita permanenti. Nos autem, gracia divina suffragante, iuxta praedecessorum et antecessorum pontificum decreta multo amplius confirmantes dicimus, ut, dum usquae sese generacio cognoverit, iuxta ritum et normam christianitatis et religionem Romanorum non copulentur coniugiis. Sed nec spiritalem cummatrem aut filiam, quod absit, quis ducat temerario ausu uxorem; est namque nefas et perneciosum peccatum coram Deo et angelis eius. In tantum enim grave est, ut nullus sanctorum patrum atque sacrarum sinodorum adsertiones vel etiam in imperialibus legibus quippiam iudicatum sit; sed, terribile Dei iudicium metuentes, siluerunt sententiam dare.
[MGH Epist 3, 482-485]
[4]. [Cf. 0325 0? 0?/2].