[0074] • ESTEBAN V (VI), 855-891 • ABORTO E INFANTICIDIO
De la Carta Consulisti de infantibus, a Ludberto, Arzobispo de Mainz (Alemania), entre los años 887 y 888
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[1.–] Nos preguntaste sobre los niños que aparecen muertos, durmiendo con sus padres en el mismo lecho: si los padres tienen que demostrar –con la prueba del hierro candente o del agua hirviendo o de cualquier otro modo– que ellos no los han ahogado. Porque se debe advertir y avisar a los padres que no introduzcan en su mismo lecho a niños tan pequeños, no sea que –en cualquier descuido– los sofoquen y ahoguen, con lo que vengan a ser reos de homicidio. Porque los sagrados cánones no permiten que se consiga la confesión de nadie con la prueba del hierro candente y del agua hirviendo; y lo que los santos padres no sancionan, no hay que inventarlo con superstición alguna. A nosotros nos toca tan sólo juzgar –teniendo siempre delante el temor de Dios– los delitos hechos públicos por la espontánea confesión o por la prueba de los testigos; al juicio de Aquél, “el único que conoce los corazones de los hijos de los hombres”, hay que dejar los que son ocultos y desconocidos.
A aquéllos a quienes se les prueba, o que confiesan que son culpables de tal crimen [haber sofocado a los hijos durmiendo en el mismo lecho que ellos], castíguelos tu moderación, porque si es homicida el que por el aborto destruye en el útero lo concebido, ¿cómo podrá ser excusado de ser homicida el que matare un niño de un solo día?
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[1.–] Consuluisti de infantibus, qui in uno lecto cum parentibus dormientes mortui reperiuntur, utrum ferro candente an [aut] aqua fervente seu alio quolibet examine parentes se purificare debeant eos non oppressisse. Monendi namque sunt et protestandi parentes, ne tam tenellos secum in uno collocent lecto, ne [nec] negligentia qualibet proveniente suffocentur vet opprimantur, unde ipsi homicidi rei inveniantur. Nam ferri candentis vel aquae ferventis examinatione confessionem extorqueri a quolibet sacri non censent canones; et quod sanctorum Patrum documento sancitum non est, superstitiosa adinventione non est praesumendum. Spontanea enim confessione vel testium approbatione publicata delicta, habita prae oculis Dei timore, commissa sunt regimini nostro iudicare; occulta vero et incognita illius sunt iudicio relinquenda, “qui solus novit corda filiorum hominum” [cf. 3 Reg 8, 39]. Hi autem qui probantur vel confitentur talis reatus se noxios, tua eos castiget moderatio, quia si conceptum in utero qui per aborsum [abortum] deleverit, homicida est, quanto magis qui unius saltem diei puerulum peremerit, homicidam se esse excusare nequibit?
[DS, 670]