[0136] • GREGORIO XIII, 1572-1585 • PRIVILEGIO PAULINO
De la Constitución Populis ac nationibus, 25 enero 1585
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[1.–] Con los pueblos y naciones convertidos recientemente de la infidelidad a la fe católica conviene ser indulgentes en lo tocante a la libertad de contraer matrimonio, no vaya a ser que los hombres, nada acostumbrados a guardar continencia, persistan por esto en la fe de mal grado y, con su ejemplo, alejen a otros de su conversión. Porque sucede con frecuencia que muchos infieles de Angola, Etiopía, Brasil y otras regiones de las Indias, de ambos sexos, pero sobre todo varones, después de haber contraído matrimonio según los ritos gentiles, son capturados por sus enemigos, y desterrados a regiones muy distantes de los confines patrios y de sus propios cónyuges; de tal manera que, éstos y lo mismo los cautivos que permanecen en su patria, si se convierten posteriormente a la fe, y separados por tan gran distancia, no pueden interpelar –como conviene– a los cónyuges infieles, sobre si quieren cohabitar con ellos sin ofensa del Creador, o porque a veces no existe posibilidad de acceso a mensajero alguno hasta esas provincias bárbaras y enemigas, o porque ignoran totalmente a qué regiones han sido trasladados, o porque la distancia supone una gran dificultad. Por esta razón Nos, atendiendo a que estos matrimonios contraídos entre infieles son ciertamente verdaderos, pero no hasta tal punto firmes que, aconsejándolo la necesidad, no puedan ser disueltos, y compadeciéndonos con piedad paterna de la debilidad de tales gentes, con la autoridad Apostólica y a tenor de la presente, concedemos a todos y cada uno de los Ordinarios y párrocos de los citados lugares, y a los presbíteros de la Compañía de Jesús aprobados por sus superiores para oír confesiones, y por el tiempo en que son enviados o admitidos en las mencionadas regiones, plena facultad de dispensar a cualesquiera fieles que, habitando en las citadas regiones, y convertidos más tarde a la fe, contrajeron matrimonio antes de recibir el bautismo, para que cualquiera de ellos, viviendo el cónyuge infiel y sin requerir su consentimiento o sin esperarse respuesta, pueda contraer matrimonio con cualquier fiel, incluso de otro rito, y solemnizarlo ante la Iglesia, y permanecer lícitamente en él mientras vivan, consumándolo después por medio de la cópula carnal: con tal de que conste, aunque sea sumaria y extrajudicialmente, que –como se ha dicho– el cónyuge ausente no puede ser legítimamente interpelado, o que, habiendo sido interpelado, no manifestó su voluntad dentro del plazo fijado en la misma interpelación. Decretamos pues, que estos matrimonios nunca deben rescindirse, sino que serán válidos y firmes, y, por esto, legítima la prole que de ellos se tenga, aunque después se averigüe que los primeros cónyuges infieles no pudieron declarar su voluntad por un impedimento justo y que además se habían convertido a la fe para el tiempo en que se celebró el segundo matrimonio.
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[1.–] Populis ac nationibus nuper ex gentilitatis errore ad fidem catholicam conversis expedit indulgere circa libertatem contrahendi matrimonia, ne homines, continentiae servandae minime assueti, propterca minus libenter in fide persistant, et alios illorum exemplo ab eius perceptione deterreant. Quoniam igitur saepe contingit multos utriusque sed praecipue virilis sexus infideles, post contracta gentili ritu matrimonia, ex Angola, Aethiopia, Brasilia, et aliis Indicis regionibus, ab hostibus captos, a patriis finibus et propriis coniugibus in remotissimas regiones exterminari, adeo ut tam ipsi, captivique qui in patria remanent, si postea ad fidem convertantur, coniuges infideles tam longo locorum intervallo disiunctos, an sine contumelia Creatoris secum cohabitare velint, ut par est, monere nequeant, vel quia interdum ad hostiles et barbaras provincias ne nuntiis quidem accessus pateat, vel quia ignorent prorsus in quas regiones fuerint transvecti, vel quia itineris longitudo magnam afferat difficultatem: idcirco Nos, attendentes huiusmodi connubia inter infideles contracta, vera quidem, non tamen adeo rata censeri, ut necessitate suadente dissolvi non possint, talium gentium infirmitatem paterna pietate miserati, universis et singulis dictorum locorum Ordinariis et parochis, et presbyteris Societatis Iesu ad confessiones audiendas ab eiusdem Societatis Superioribus approbatis et ad dictas regiones pro tempore missis vel in illis admissis, plenam auctoritate Apostolica, tenore prae sentium, concedimus facultatem dispensandi cum quibuscumque utriusque sexus Christifidelibus incolis dictarum regionum et serius ad fidem conversis qui ante baptisma susceptum matrimonium contraxerunt, ut eorum quilibet, superstite coniuge infideli, et eius consensu minime requisito, aut responso non expectato, matrimonia cum quovis fideli alterius etiam ritus contrahere et in facie Ecclesiae solemnizare, et in eis postea carnali copula consummatis quoad vixerint remanere licite valeant: dummodo constet etiam summarie et extraiudicialiter, coniugem, ut praefertur, absentem moneri legitime non posse, aut monitum intra tempus in eadem monitione praefixum suam volumtatem non significasse; quae quidem matrimonia, etiamsi postea innotuerit coniuges priores infideles suam voluntatem iuste impeditos declarare non potuisse, et ad fidem etiam tempore transacti secundi matrimonii conversos fuisse, nihilominus rescindi nunquam debere, sed valida et firma, prolemque inde suscipiendam legitimam fore decernimus.
[CICD 8, 714]