1868 06 22 0001

1.–[...] Pues el mismo Gobierno [1], el día 25 de mayo del presente año, promulgó otra ley que obliga a todos los pueblos del Imperio –también a los católicos– y manda que los hijos nacidos de matrimonios mixtos deben seguir la religión del padre si son varones, y si son mujeres la religión de la madre, y que los menores de siete años deben seguir a los padres en la apostasía de la fe. Por otro lado, con esa ley se quita vigencia a las promesas que con toda justicia y derecho exige siempre y prescribe la Iglesia Católica antes de que se contraigan los matrimonios mixtos; se reconoce como ley civil la misma apostasía tanto de la religión católica, como de la cristiana; se priva a la Iglesia de toda autoridad sobre los cementerios sagrados; y se obliga a los católicos a enterrar en sus cementerios los cadáveres de los herejes, cuando éstos carezcan de ellos.

El mismo Gobierno además no dudó promulgar, el mismo día 25 de mayo de este año, una nueva ley sobre el matrimonio que abolió de plano las leyes promulgadas según la norma de la Convención nuestra, citada, y volvió a dar su valor primero a las antiguas leyes austríacas, tan contrarias a la disciplina de la Iglesia; y hasta defendió y confirmó el así llamado matrimonio civil –que debe ser absolutamente reprobado–, en el caso de que la autoridad religiosa deniegue la celebración del matrimonio por una causa, que la autoridad civil no estima como válida ni como legal.

[1]. [Austriacum Gubernium].