[0258] • LEÓN XIII, 1878-1903 • EDUCACIÓN RELIGIOSA EN LA FAMILIA
De la Carta Encíclica Inscrutabili, 21 abril 1878
1878 04 21 0014
[14.–] Pero para que la buena educación de la juventud sirva de amparo a la fe, a la religión y a la integridad de la moral, debe empezar desde los más tiernos años en el seno de la familia; ésta, sin embargo, perturbada como está hoy día por desgracia, no puede recuperar en modo alguno su dignidad perdida, si no se somete a las leyes con que fue instituida en la Iglesia por su divino Autor. Porque Jesucristo, después de elevar el matrimonio, símbolo de su unión con la Iglesia, a la dignidad de sacramento, no sólo santificó la unión matrimonial, sino que proporcionó también eficacísimos auxilios a los padres y a los hijos para conseguir fácilmente, con el cumplimiento de sus mutuos deberes, el bienestar temporal y la felicidad eterna.
Pero desde que unas legislaciones impías, despreciando el carácter sagrado de este gran sacramento, han reducido el matrimonio a la condición de un contrato meramente civil, han sobrevenido varias lamentables consecuencias. Porque a la profanación de la dignidad del matrimonio cristiano se han seguido la consideración civil como matrimonio de lo que en realidad es un mero concubinato legal; el incumplimiento de las obligaciones de fidelidad, a que los cónyuges mutuamente se obligaron; la desobediencia y la falta de respeto de los hijos para con sus padres; el debilitamiento de los vínculos del amor doméstico; y el escándalo lamentable del divorcio, secuela frecuente de amores inconsiderados, con grave daño de la moral privada y pública. Tan deplorables y tristes desórdenes, venerables hermanos, deben excitar y mover vuestro celo a amonestar con perseverante insistencia a los fieles confiados a vuestro cuidado, para que presten dócil oído a las enseñanzas referentes a la santidad del matrimonio cristiano y para que obedezcan las leyes con que la Iglesia regula las obligaciones de los cónyuges y de su prole.
1878 04 21 0015
[15.–] De esta manera conseguiremos otro excelente resultado, la reforma personal de la vida y las costumbres. Porque así como de un tronco corrompido brotan ramas entecas y frutos escasos, así la enfermedad maligna que contamina hoy a la familia viene a dañar con doloroso contagio a cada uno de los ciudadanos. Por el contrario, ordenada la familia de acuerdo con los principios de la moral cristiana, poco a poco se irá acostumbrando cada uno de los miembros al amor de la religión y al culto de la piedad, al aborrecimiento de las doctrinas falsas y perniciosas, a la práctica de la virtud, al respeto a los mayores y al vencimiento de ese estéril egoísmo, que tanto enerva y degrada al hombre. En orden a estos fines es muy conveniente la creación y fomento de las asociaciones piadosas, que, con extraordinaria ventaja de los intereses católicos, han sido fundadas modernamente.
[DPP, 54-55]
1878 04 21 0014
[14.–] Optima porro iuventutis disciplina ad verae fidei et religionis munimen atque ad morum integritatem a teneris annis exordium habeat necesse est in ipsa domestica societate; quae nostris hisce temporibus misere perturbata, in suam dignitatem restitui nullo modo potest nisi iis legibus, quibus in Ecclesia ab ipsomet divino Auctore est instituta. Qui cum matrimonii foedus, in quo suam cum Ecclesia coniunctionem significatam voluit, ad Sacramenti dignitatem evexerit, non modo maritalem unionem sanctiorem effecit, sed etiam efficacissima tum parentibus tum proli paravit auxilia, quibus, per mutuorum officiorum observantiam, temporalem ac aeternam felicitatem facilius assequerentur. At vero postquam impiae leges, Sacramenti huius magni religionem nil pensi habentes, illud eodem ordine cum contractibus mere civilibus habuerunt, id misere consecutum est, ut, violata christiani coniugii dignitate, cives legali concubinatu pro nuptiis uterentur, coniuges fidei mutuae officia negligerent, obedientiam et obsequium nati parentibus detrectarent, domesticae charitatis vincula laxarentur, et, quod deterrimi exempli est publicisque moribus infensissimum, persaepe malesano amori perniciosae ac funestae discessiones succederent. Haec sane misera et luctuosa non possunt, Venerabiles Fratres, vestrum zelum non excitare ac movere ad fideles vigilantiae Vestrae concreditos sedulo instanterque monendos, ut dociles aures doctrinis adhibeant quae christiani coniugii sanctitatem respiciunt, ac pareant legibus quibus Ecclesia coniugum natorumque officia moderatur.
1878 04 21 0015
[15.–] Tum vero illud optatissimum consequetur, quod singulorum etiam hominum mores et vitae ratio reformentur: nam veluti ex corrupto stipite deteriores rami et fructus infelices germinant, sic mala labes, quae familias depravat, in singulorum civium noxam et vitium tristi contagione redundat. Contra vero, domestica societate ad christianae vitae formam composita, singula membra sensim assuescent religionem pietatemque diligere, a falsis perniciosisque doctrinis abhorrere, sectari virtutem, maioribus obsequi, atque inexhaustum illud privatae dumtaxat utilitatis studium coercere, quod humanam naturam tantopere deprimit ac enervat. In quem finem non parum profecto conferet pias illas consociationes moderari et provehere, quae magno rei catholicae bono nostra maxime hac aetate constitutae sunt.
[ASS 10 (1877), 590-591]