[0260] • LEÓN XIII, 1878-1903 • LA FAMILIA, FUNDAMENTO DE LA SOCIEDAD
De la Carta Encíclica Quod Apostolici muneris, 28 diciembre 1878
1878 12 28 0001
[1.–][...] Deshonran [1] la unión natural del hombre y de la mujer, que aun las naciones bárbaras respetan; y debilitan y hasta entregan a la liviandad este vínculo, con el cual se mantiene principalmente la sociedad doméstica.
[1]. [Socialistae, comunistae aut nihilistae].
1878 12 28 0008
[8.–] Por lo tanto, la virtud saludable de la Iglesia que redunda en el régimen más ordenado y en la conservación de la sociedad civil, la siente y experimenta necesariamente también la misma sociedad doméstica, que es el principio de toda sociedad y de todo reino. Porque sabéis, Venerables Hermanos, que la recta forma de esta sociedad, según la misma necesidad del derecho natural, se apoya primariamente en la unión indisoluble del varón y de la mujer, y se complementa en las obligaciones y mutuos derechos entre padres e hijos, amos y criados. Sabéis también que por los principios del socialismo esta sociedad casi se disuelve, puesto que, perdida la firmeza que obtiene del matrimonio religioso, es preciso que se relaje la potestad del padre hacia la prole, y los deberes de la prole hacia los padres.
Por lo contrario, el matrimonio digno de ser por todo tan honroso[2], y que en el mismo principio del mundo instituyó el mismo Dios para propagar y conservar la especie humana, y decretó fuese inseparable, enseña la Iglesia que resultó más firme y más sagrado por medio de Cristo, que le confirió la dignidad de sacramento y quiso que representase la forma de su unión con la Iglesia.
Por lo tanto, según advertencia del Apóstol [3], como Cristo es Cabeza de la Iglesia, así el varón es cabeza de la mujer; y como la Iglesia está sujeta a Cristo, que la estrecha con castísimo y perpetuo amor, así enseña que las mujeres estén sujetas a sus maridos y que éstos a su vez las deban amar con afecto fiel y constante.
De la misma manera la Iglesia establece la naturaleza de la potestad paterna y dominical, de suerte que pueda contener a los hijos y a los criados en su deber, pero sin por ello salirse de sus justos límites. Porque, según las enseñanzas católicas, la autoridad del Padre y Señor celestial se extiende a los padres y a los amos; y por ello dicha autoridad toma de Él necesariamente, no sólo su origen y su eficacia, sino también su naturaleza y su carácter. Y así el Apóstol exhorta a los hijos a obedecer a sus padres en el Señor y honrar a su padre y a su madre, que es el primer mandamiento en la promesa[4]. Y también manda a los padres: Y vosotros no queráis provocar a ira a vuestros hijos, sino educadlos en la ciencia y conocimiento del Señor[5].
También a los siervos y señores se les propone por medio del mismo Apóstol, el precepto divino de que aquéllos obedezcan a sus señores carnales como a Cristo, sirviéndoles con buena voluntad como al Señor; mas a éstos, que omitan las amenazas, sabiendo que el Señor de todos está en los cielos y que no hay acepción de personas ante Dios[6].
Todas las cuales cosas, si se guardasen con todo cuidado, según el beneplácito de la voluntad divina, por todos aquéllos a quienes tocan, seguramente cada familia representaría la imagen del cielo, y los preclaros beneficios que de aquí se seguirían, no estarían encerrados entre las paredes domésticas, sino que emanarían abundantemente a las mismas repúblicas.
[EyD, 12, 16]
[2]. Hebr XIII [4].
[3]. Ad Eph. V [23].
[4]. Ad Eph. VI, 1, 2.
[5]. Ibid., v. 4.
[6]. Ibid., vv. 5, 6, 7.
1878 12 28 0001
[1.–][...] Naturalem viri ac mulieris unionem, gentibus vel barbaris sacram, dehonestant [1], eiusque vinculum, quo domestica societas principaliter continetur, infirmant aut etiam libidini permittunt.
[1]. [Socialistae, comunistae aut nihilistae].
1878 12 28 0008
[8.–] Salutarem porro Ecclesiae virtutem, quae in civilis societatis ordinatissimun regimen et conservationem redundat, ipsa etiam domestica societas, quae omnis civitatis et regni principium est, necessario sentit et experitur. Nostis enim, Venerabiles Fratres, rectam huius societatis rationem, secundum naturalis iuris necessitatem, in indissolubili viri ac mulieris unione primo inniti, el mutuis parentes inter et fillos, dominos ac servos officiis iuribusque compleri. Nostis etiam per Socialismi placita eam pene dissolvi; siquidem firmitate amissa, quae ex religioso coniugio in ipsam refunditur, necesse est ipsam patris in prolem potestatem, et prolis erga genitores officia maxime relaxari. Contra vero honorabile in omnibus connubium3[2], quod in ipso mundi exordio ad humanam speciem propagandam et conservandam Deus ipse instituit et inseparabile decrevit, firmius etiam et sanctius Ecclesia docet evasisse per Christum, qui Sacramenti ei contulit dignitatem, et suae cum Ecclesia unionis formam voluit referre. Quapropter, Apostolo monente (4)[3] sicut Christus caput est Ecclesiae, ita vir caput est mulieris; et quemadmodum Ecclesia subiecta est Christo, qui eam castissimo perpetuoque amore complectitur, ita et mulieres viris suis docet esse subiectas, ab ipsis vicissim fideli constantique affectu diligendas.
Similiter patriae atque herilis potestatis ita Ecclesia rationem moderatur, ut ad filios ac famulos in officio continendos valeat, nec tamen praeter modum excrescat. Secundum namque catholica documenta, in parentes et dominos coelestis Patris ac Domini dimanat auctoritas; quae idcirco ab ipso non solum originem ac vim sumit, sed etiam naturam et indolem necesse est mutuetur. Hinc liberos Apostolus hortatur obedire parentibus suis in Domino et honorare patrem suum et matrem suam, quod est mandatum primum in promissione5[4]. Parentibus autem mandat: Et vos, patres nolite ad iracundiam provocare filios vestros, sed educate illos in disciplina et correptione Domini1[5]. Rursus autem servis ac dominis per eumdem Apostolum divinum praeceptum proponitur, ut illi quidem obediant dominis carnalibus sicut Cbristo... cum bona voluntate servientes sicut Domino: isti autem remittant minas scientes quia omnium Dominus est in coelis et personarum acceptio non est apud Deum2[6]. Quae quidem omnia si secundum divinae voluntatis placitum diligenter a singulis, ad quos pertinet, servarentur, quaelibet profecto familia coelestis domus imaginem quamdam praeseferret, et prae clara exinde beneficia parta, non intra domesticos tantum parietes sese continerent, sed in ipsas respublicas uberrime dimanarent.
[ASS 11 (1878), 372-373, 376-377]
[2]. Hebr XIII [4].
[3]. Ad Eph. V [23].
[4]. Ad Eph. VI, 1, 2.
[5]. Ibid., v. 4.
[6]. Ibid., vv. 5, 6, 7.