[0281] • LEÓN XIII, 1878-1903 • DEBERES DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
De la Carta Encíclica Sapientiae christianae –sobre las obligaciones de los cristianos en la sociedad–, 10 enero 1890
1890 01 10 0022
[22.–] Oportuna ocasión es ésta para exhortar en especial a los padres de familia para que traten, no sólo de gobernar sus casas, sino también de educar a tiempo a sus hijos según estas máximas. Fundamento de la sociedad civil es la familia, y, en gran parte, es en el lugar doméstico donde se prepara el porvenir de los Estados. Por eso los que desean divorciar la sociedad del Cristianismo, poniendo la segur en la raíz, se apresuran a corromper la sociedad doméstica; ni les arredra en tan malvado intento el pensar que no lo podrán llevar a cabo sin grave injuria de los padres, a quienes la misma naturaleza da el derecho de educar a sus hijos, imponiéndoles al mismo tiempo el deber de que la educación y enseñanza de la niñez corresponda y diga bien con el fin para el cual el Cielo les dio los hijos. A los padres toca, por lo tanto, tratar con todas sus fuerzas de rechazar todo atentado en ese particular, y de conseguir a toda costa que en su mano quede el educar cristianamente, cual conviene, a sus hijos, y apartarlos cuanto más lejos puedan de las escuelas donde corren peligro de que se les propine el veneno de la impiedad. Cuando se trata de amoldar al bien el corazón de los jóvenes, cualquier cuidado y trabajo que se tome será poco para lo que la cosa se merece [...]
Conveniente es emular ejemplo tan saludable donde quiera que lo exijan los tiempos que corren; pero téngase ante todo por indudable que es mucho lo que puede en los ánimos de los niños la educación doméstica. Si los jóvenes encontraren en sus casas una moralidad en el vivir y una como palestra de las virtudes cristianas, quedará en parte asegurada la salvación de las naciones.
[EyD, 93-94]
1890 01 10 0022
[22.–] Locus admonet hortari nominatim patresfamilias, ut his praeceptis et domos gubernare studeant, et liberos mature instituere. Initia reipublicae familia complectitur, magnamque partem alitur intra domesticos parietes fortuna civitatum. Idcirco qui has divellere ab institutis christianis volunt, consilia a stirpe exorsi, corrumpere societatem domesticam maturant. A quo eos scelere nec cogitatio deterret, id quidem nequaquam fieri sine summa parentum iniuria posse: natura enim parentes habent ius suum instituendi, quos procrearint, hoc adiuncto officio, ut cum fine, cuius gratia sobolem Dei beneficio susceperunt, ipsa educatio conveniat et doctrina puerilis. Igitur parentibus est necessarium eniti et contendere, ut omnem in hoc genere propulsent iniuriam, omninoque pervincant ut sua in potestate sit educere liberos, uti par est, more christiano, maximeque prohibere scholis iis, a quibus periculum est ne malum venenum imbibant impietatis. Cum de fingenda probe adolescentia agitur, nulla opera potest nec labor suscipi tantus, quin etiam sint sucipienda maiora. [...]
Aemulari salutare exemplum, ubicumque postulare videantur tempora, decet: sed positum sit imprimis, omnino in puerorum animis plurimum institutionem domesticam posse. Si adolescens aetas disciplinam vitae probam, virtutumque christianarum tamquam palaestram domi repererit, magnum praesidium habitura salus est civitatum.
[ASS 22 (1889/90), 403]