[0319] • BENEDICTO XV, 1914-1922 • LA DEVOCIÓN A LA SAGRADA FAMILIA Y LA RENOVACIÓN DE LA FAMILIA Y DE LA SOCIEDAD
Del Motu proprio Bonum sane –en el cincuentenario de la proclamación de san José como Patrono de la Iglesia Universal–, 25 julio 1920
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[3.–] Sumóse a eso que por la guerra en muchísimos hombres había sufrido no poco detrimento la santidad de la fidelidad conyugal y el respeto a la patria potestad, por cuanto la larga separación de los cónyuges relajó los lazos de sus mutuas obligaciones y la ausencia del que las había de custodiar empujó, especialmente a los jóvenes, a la temeridad de lanzarse a una conducta más licenciosa. Por lo tanto, hemos de deplorar mucho más que antes que las costumbres sean más libres y depravadas y que, por la misma razón, se agrave cada día más lo que llaman causa social, de modo que debemos temer males de gravedad extrema.
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[6.–] Con el aumento de nuestra devoción a San José es fácil de lograr que al mismo tiempo vaya a más la devoción a la Sagrada Familia de Nazaret de la que aquél fue augusta cabeza; la una, en efecto, florece espontáneamente con la otra. Pues por José somos llevados derechamente a María, y por María a la fuente de toda santidad, Jesús, que, por su obediencia a José y a María, consagró las virtudes domésticas. Con tan grandes dechados de virtudes deseamos, pues, que las familias cristianas se renueven y conformen del todo.
De esta manera, puesto que todo el género humano tiene como fundamento a la familia, si la sociedad doméstica se hace más estable al protegerse con una santidad mayor por la castidad, la concordia y la fe, por ello mismo se difundirá por todos los miembros de la sociedad humana como un nuevo vigor y una nueva savia con la influencia en todas partes de la virtud de Cristo; y no se logrará tan sólo la reforma de las vidas privadas, sino también de la vida pública y de la disciplina civil.
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[3.–] Accedit eo in cumulum, ni coniugalis fidei sanctitas patriaeque potestatis verecundia non parum detrimenti apud plurimos bello ceperint, propterea quod el alterius coniugis longinquitas officiorum vincula in altero relaxaret, et custodis absentia temeritatem maxime puellarum ad indulgendum sibi licentius impelleret.–Itaque dolendum est multo esse magis, quam antea, corruptos depravatosque mores, eaque re ipsam causam socialem quae dicitur, ingravescere in dies adeo ut extrema iam sint malorum extimescenda.
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[6.–] Crescente autem nostrorum religione erga Sanctum Ioseph, simul proclive factu est, ni eorum religio in Sacram Familiam Nazarethanam, cuius augustum Caput is fuit, capiat incrementum: alterum enim ex altero sua sponte efflorescit. Namque ab loseph ad Mariam recta deducimur, per Mariam autem ad omnis sanctitatis fontem, lesum, qui domesticas virtutes suo ipsius in loseph et in Mariam obsequio consecravit. Ad haec vero tanta virtutum specimina omnino se christianae familiae renovent cupimus atque conforment. Ita, quoniam familiae fundamento communitas humani generis constituta est, cum societati domesticae plus firmitatis accesserit, eius nimirum munita sanctius et castimonia et concordia et fide, eo ipso novum quoddam robur et novus quasi sanguis per omnia societatis humanae membra diffundetur, influente usque quaque virtute Christi; nec solum privatorum morum sequetur emendatio, sed etiam communis vitae civilisque disciplinae.
[AAS 12 (1920), 314, 316]