[0325] • PÍO XI, 1922-1939 • DISPENSA EN EL MATRIMONIO RATO Y NO CONSUMADO
Del Decreto Catholica Doctrina –sobre los procesos en las causas de dispensa en el matrimonio rato y no consumado–, de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, 7 mayo 1923
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[4.–] De lo cual se siguen dos cosas de gran importancia: la primera es que estas causas, visto que no se promueven por acción judicial contenciosa o criminal, sino por benigna concesión de la Santa Sede que accede a las demandas del suplicante, no son verdaderamente judiciales, sino más bien de gracia o administrativas; sin embargo, dado que se espera que el Sumo Pontífice pueda usar legítimamente de Su potestad suprema de dispensar en el matrimonio rato y no consumado con pleno conocimiento de causa, es necesario que en estas causas se proceda en la investigación de la verdad con un cuidado e interés no menor que en las propiamente judiciales. Por ello son verdaderos mandatos que deben cumplirse, lo que decide u ordena el juez; y los que desobedecen, se hacen contumaces.
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[5.–] Se sigue también una segunda cosa, muy a tener en cuenta por los jueces y testigos y sobre todo por las partes que piden la dispensa; a saber, si las cosas son de manera distinta a como afirman los que elevan las preces, es decir, si el matrimonio rato ha sido efectivamente consumado, y en el proceso no se descubre la verdad por culpa o negligencia del tribunal, o por fraude o incuria de las partes y de los testigos, la dispensa pontificia que tal vez se obtenga, al carecer de fundamento, no tiene ningún valor; y como es verdadero el matrimonio que se considera dispensado, si las partes, por juzgarse libres del vínculo matrimonial, celebran otro matrimonio ante la Iglesia, éste es con toda certeza inválido, y, en consecuencia, los tenidos por cónyuges y los hijos, posiblemente engendrados, se encuentran en una situación gravísima de muy difícil solución. De ello, pues, debe solemnemente dar noticia el juez antes de prestarse juramento, y sobre ello deben reflexionar todos los que intervienen en estas causas, en especial a partir del momento en que las partes, los testigos y los peritos dan respectivamente respuestas, testimonios, y relaciones juradas.
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[1.–] La doctrina católica es que “el matrimonio no consumado entre bautizados o entre una parte bautizada y otra que no lo está, se disuelve tanto por disposición del derecho en virtud de la profesión religiosa solemne como por dispensa concedida por la Sede Apostólica con causa justa, a ruego de ambas partes, o de una de ellas, aunque la otra se oponga” (C. I. C., can. 1119)[1].
[1]. [1917 05 27/1119].
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[2.–] Pero para que la Sede Apostólica conceda la dispensa, es necesario que le consten dos cosas: que el matrimonio no ha sido consumado y que existe una causa justa para conceder la dispensa.
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[3.–] Aunque compete solamente al Romano Pontífice conceder la dispensa, sin embargo, en las investigaciones y pruebas de la declarada no consumación del matrimonio, o de la existencia de causa legítima de dispensa, la Santa Sede suele encomendar a los Ordinarios de lugar la instrucción del proceso con que llegar con seguridad a la verdad de los hechos.
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[4.–] Inde duo consequuntur magni ponderis: primo quod huiusmodi causae, utpote quae non promoventur ab actione iudiciali contentiosa aut criminali, sed ex benigna concessione Sanctae Sedis annuentis oratoris precibus, non sunt vere iudiciales, sed magis gratiosae seu administrativae; quae tamen cum eo spectent ut Summus Pontifex legitime uti valeat Sua suprema potestate dispensandi super matrimonio rato et non consummato cum plena rerum cognitione, in his veritas inquirenda est non minus religiose ac sedulo, quam in negotiis proprie iudicialibus. Quare quae iudex decernit aut ordinat, vera iussa faciunt quibus parere necesse est; ac inobedientes fiunt contumaces.
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[5.–] Alterum dein consequitur, quod alte usque insidere debet in animo iudicum et testium ac praesertim partium dispensationem efflagitantium; videlicet, si res aliter se habeant ac ab oratoribus asseruntur, id est si matrimonium ratum reapse fuerit consummatum, et veritas in processu non detegatur, vel ex culpa aut oscitantia tribunalis, vel ex fraude aut desidia partium et testium, pontificia dispensatio forte obtenta utpote suo fundamento destituta, nullius est valoris; et matrimonio, quod dispensatum ducitur, in suo valore permanente, si partes vinculo matrimoniali se solutas existiment, et aliud matrimonium in facie Ecclesiae ineant, hoc revera est invalidum, proindeque putati coniuges filiique forte progeniti, graviorum malorum vinculis pene inextricabilibus implicantur. Hoc proinde est solemniter praemonendum a iudice antequam iusiurandum praestetur, et animo reputandum ab omnibus qui in his causis partem habent, praecipue eo momento quo a partibus, a testibus, a peritis, respective, redduntur iuratae responsiones, attestationes, relationes.
[AAS 15 (1923), 389-390]
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[1.–] Catholica doctrina est “matrimonium non consummatum inter baptizatos vel inter partem baptizatam et partem nom baptizatam, dissolvi tum ipso iure per sollemnem professionem religiosam, tum per dispensationem a Sede Apostolica ex iusta causa concessam, utraque parte rogante vel alterutra, etsi altera sit invita” (C. I. C., can. 1119)[1].
[1]. [1917 05 27/1119].
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[2.–] Ut autem Apostolica Sedes dispensationem largiatur, duo sibi constare necesse est: matrimonium revera non fuisse consummatum et iustam exstare causam pro dispensatione concedenda.
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[3.–] Quamvis uni tantum Romano Pontifici competat dispensationem concedere, tamen pro indaganda et comprobanda tum asserta matrimonii non consummatione, tum existentia legitimae causae dispensationis, solet Sancta Sedes locorum Ordinariis committere processus instructionem, unde factorum ventas tuto eruatur.