[0327] • PÍO XI, 1922-1939 • OBEDIENCIA EN LAS FAMILIAS CRISTIANAS
De la Carta Encíclica Quas primas –sobre la fiesta de Cristo Rey–, 11 diciembre 1925
1925 12 11 0009
[9.–][...] La regia dignidad de Nuestro Señor, así como hace sagrada en cierto modo la autoridad humana de los jefes y gobernantes del Estado, así también ennoblece los deberes y la obediencia de los súbditos. Por eso el apóstol San Pablo, aunque ordenó a las casadas y a los siervos que reverenciasen a Cristo en la persona de sus maridos y señores, también les advirtió que no obedeciesen a éstos como simples hombres, sino sólo como a representantes de Cristo, pues es indigno de hombres redimidos por Cristo el servir a otros hombres: Rescatados habéis sido a gran costa; no queráis haceros siervos de los hombres[1] [...] ¡Oh, qué felicidad podríamos gozar si los individuos, las familias y las sociedades se dejaran gobernar por Cristo!
[]1. I Cor. VII, 23.
1925 12 11 0012
[12.–][...] Los amarguísimos frutos que este alejarse de Cristo por parte de los individuos y de las naciones ha producido con tanta frecuencia y durante tanto tiempo, lo hemos lamentado ya en Nuestra encíclica Ubi arcano[2], y los volvemos hoy a lamentar, al ver el germen de la discordia sembrado por todas partes; [...] destruida de raíz la paz doméstica por el olvido y la relajación de los deberes familiares; rota la unión y la estabilidad de las familias; y, en fin, sacudida y empujada a la muerte la humana sociedad.
[2]. [1922 12 23/10-11, 23, 33-34].
1925 12 11 0014
[14.–][...] Nadie ignora cuán sabia y elocuentemente fue defendido este culto en numerosos libros publicados en gran variedad de lenguas y por todas partes del mundo; y asimismo que el imperio y soberanía de Cristo fue reconocido con la piadosa práctica de dedicar y consagrar casi innumerables familias al Sacratísimo Corazón de Jesús. Y no solamente se consagraron las familias, sino también ciudades y naciones. Más aún [...] todo el género humano.
[EyD, 115-118]
1925 12 11 0009
[9.–][...] Regia enim Domini nostri dignitas, quemadmodum humanam principum ac moderatorum auctoritatem religione quadam imbuit, sic civium officia atque obtemperationem nobilitat. Quamobrem Apostolus Paulus, licet uxoribus et servis praeciperet, ut in viro suo, ut in suo domino Christum vererentur, monuit tamen, ut non iis tamquam hominibus obedirent, sed unice quia Christi gererent vicem, cum homines a Christo redemptos dedeceret hominibus servire: Pretio empti estis, nolite fieri servi hominum1 [...]. O qua frui liceret beatitate, si a Christo et singuli homines et familiae et civitates se gubernari sinerent.
[]1. I Cor. VII, 23.
1925 12 11 0012
[12.–][...] Acerbissimos sane, quos eiusmodi a Christo et singulorum civium et civitatum defectio tulit tam frequenter tamque diu, fructus in Litteris Encyclicis Ubi arcano[2] conquesti equidem sumus iterumque hodie conquerimur: [...] eversam funditus officiorum oblivione ac neglegentia domesticam pacem: familiae communionem stabilitatemque labefactatam; concussam denique atque in interitum actam hominum societatem.
[2]. [1922 12 23/10-11, 23, 33-34].
1925 12 11 0014
[14.–][...] Nemo enim ignorat, quam sapienter luculenterque is vindicatus sit cultus plurimis, qua late orbis terrarum patet, editis magna linguarum varietate libris; itemque Christi principatum et imperium pia illa agnitum esse consuetudine inducta, ut paene innumerabiles familiae se Sacratissimo Cordi Iesu dedicarent ac dederent. Verum non modo familiae id prestitere, sed civitates quoque et regna: immo ipsa universitas generis humani [...] consecrata auspicato est.
[AAS 17 (1925), 601-602, 605-606]