[0388] • PÍO XII, 1939-1958 • LA IMPORTANCIA DE LAS LECTURAS EN LA FORMACIÓN DOCTRINAL
De la Alocución L’estate, a unos recién casados, 31 julio 1940
1940 07 31 0001
[1.–] El verano es ordinariamente la estación de las vacaciones, cuyo nombre suena como una alegre campana en los oídos de muchos, porque anuncia, después de largos meses de trabajo, un período de reposo. [...] A algunas familias, las vacaciones les ofrecen la ocasión de un veraneo. [...] Para otras, menos afortunadas, que no pueden abandonar su casa, las vacaciones constituyen al menos el tiempo en que padres e hijos se encuentran más largamente unidos en la paz del santuario doméstico.
1940 07 31 0003
[3.–] [...] Reposar, para el hombre, no es únicamente distender muellemente los miembros desocupados y abandonarse a un sueño restaurador. El reposo humano lleva consigo sanas distracciones, y de ordinario también algunas lecturas. Y como actualmente casi no hay familias donde no entre el libro, el opúsculo, el diario, y durante los ocios de las vacaciones las ocasiones de lectura se multiplican, queremos hoy dirigiros alguna breve exhortación sobre este tema.
1940 07 31 0008
[8.–] Queridos hijos e hijas: recogeos un instante en vosotros mismos e inquirid con ánimo sincero, de dónde viene lo que hay de mejor en vosotros. ¿Por qué creéis en Dios, en su Hijo encarnado por la redención del mundo, en su Madre María, de la que hizo vuestra Madre? ¿Por qué obedecéis a sus mandamientos, amáis a vuestros padres, a vuestra patria, a vuestro prójimo? ¿Por qué estáis resueltos a fundar una casa en la que Jesús sea el Rey, y donde podáis transmitir a vuestros hijos el tesoro familiar de las virtudes cristianas? Ciertamente, porque la fe os ha sido infundida en el santo Bautismo; porque vuestros padres, vuestro párroco, vuestros maestros y maestras de escuela, os han enseñado de viva voz y con su ejemplo a hacer el bien y a huir del mal. Pero escrutad todavía más vuestros recuerdos: entre los mejores y más decisivos encontraréis probablemente el de algún libro bienhechor: el Catecismo, la Historia Sagrada, el santo Evangelio, el Misal romano, el Boletín parroquial, la Imitación de Cristo, la Vida de aquel santo o de aquella santa; volveréis a ver con los ojos de la mente, sobre todo uno de aquellos libros, tal vez ni el más hermoso, ni el más rico, ni el más docto, sobre cuyas hojas, cierta tarde, vuestra lectura se detuvo en un punto, vuestro corazón palpitó más fuerte, vuestros ojos se bañaron de lágrimas; y entonces se grabó en vuestra alma, bajo el invisible impulso del Espíritu Santo, un surco profundo que, a pesar de los años transcurridos y las más o menos largas desviaciones, puede serviros todavía de guía en vuestro camino hacia Dios.
[FC, 115-118]
1940 07 31 0001
[1.–] L’estate è ordinariamente la estagione delle vacanze, il cui nome suona come una campana gioiosa alle orecchie di molti, perchè annunzia, dopo lunghi mesi di lavoro, un periodo di riposo. [...] Ad alcune famiglie le vacanze offrono la occasione di una villeggiatura. [...] Per altre, meno fortunate, che non possono abbandonare la loro dimora, le ferie costituiscono almeno il tempo, in cui genitori e figli si ritrovano più lungamente uniti nella pace del santuario domestico.
1940 07 31 0003
[3.–] [...] Riposarsi per l’uomo non è soltanto un distendere mollemente le membra stanche e abbandonarsi a un sonno ristoratore. Il riposo umano importa sane distrazioni e di ordinario anche letture. E poichè attualmente non vi è quasi famiglia ove non entrino il libro, l’opuscolo, il giornale e durante gli ozî delle vacanze le occasioni di lettura si moltiplicano, Noi vorremmo oggi rivolgervi qualche breve esortazione su tale argomento.
1940 07 31 0008
[8.–] Diletti figli e figlie, raccoglietevi un istante in voi stessi e ricercate con animo sincero donde viene ciò che vi è di meglio in voi. Perchè credete in Dio, nel suo Figlio incarnato per la redenzione del mondo, nella sua Madre Maria, di cui ha fatto la Madre vostra? Perchè obbedite ai suoi comandamenti, amate i vostri genitori, la vostra patria, il vostro prossimo? Perchè siete risoluti a fondare una casa, di cui Gesù sia il Re, e dove voi possiate trasmettere ai vostri figli il tesoro familiare delle virtù cristiane? Certamente perchè la fede vi è stata infusa nel santo battesimo; perchè i vostri genitori, il vostro parroco, i vostri maestri e maestre di scuola vi hanno insegnato di viva voce e col loro esempio a fare il bene e a fuggire il male. Ma scrutate ancor meglio i vostri ricordi: fra i migliori e più decisivi voi troverete probabilmente quello di qualche libro benefico: il Catechismo, la Storia sacra, íl santo Vangelo, il Messale Romano, il Bollettino parrocchiale, la Imitazione di Cristo, la Vita di quel Santo o di quella Santa; voi rivedrete cogli occhi della mente soprattutto uno di quei libri, forse nè il più bello, nè il più ricco, nè il più dotto, ma sui cui fogli, una sera, la vostra lettura si è ad un tratto arrestata, il vostro cuore ha battuto più forte, i vostri occhi si sono bagnati di lacrime; e allora si è inciso nell’anima vostra, sotto l’invisibile impulso dello Spirito Santo, un solco profondo che, nonostante gli anni trascorsi e le più o meno diuturne deviazioni, può servirvi ancora di guida nel vostro cammino verso Dio.
[DR 2, 195-196, 198]