1946 01 17 0001

[1.–] [...] Nuestro temor está, desde ahora, justificado y fundado; de hecho se ha publicado entre vosotros una nueva ley que pone en peligro la santidad e indisolubilidad del matrimonio. En conformidad con las obligaciones de vuestro ministerio, habéis hecho cuanto os ha sido posible para conservar incontaminada a la familia, la cual –como fundamento de la sociedad humana y vivero de la ciudad– constituye por sí misma, y con toda naturalidad, el hogar en que la persona humana crece y se desarrolla como es debido. Pero vuestra voz, a pesar de haber resonado, no ha sido escuchada todavía. Afanaos por tanto, según lo exige vuestro celo pastoral, por advertir a los fieles que los decretos contrarios, dados por hombres, no han abolido ni atenuado las leyes divinas; por ello, aunque la ley lo permita, los fieles no deben apelar a las disposiciones contrarias a los mandamientos de Dios, para romper el vínculo matrimonial.

[EM 349-350]