[0513] • PÍO XII, 1939-1958 • PARTO SIN DOLOR
Alocución Nous avons reçu, a los Médicos Obstetras Católicos, 8 enero 1956
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[1.–] Nos han informado acerca de un nuevo adelanto de la ginecología y Nos han suplicado que adoptásemos una posición en relación a aquél desde el punto de vista moral y religioso. Se trata del parto natural, sin dolor, en el cual no se utiliza ningún medio artificial, sino que únicamente se ponen en juego las fuerzas naturales de la madre.
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[2.–] En Nuestra alocución a los miembros del IV Congreso Internacional de Médicos Católicos, del 29 de septiembre de 1949(1) decíamos que el médico se propone al menos mitigar los males y los sufrimientos que afligen al hombre. Mencionábamos entonces al cirujano, que se esfuerza por evitar lo más posible el dolor en las intervenciones necesarias; al ginecólogo, que procura disminuir los sufrimientos en el nacimiento, sin poner en peligro ni a la madre ni al niño y sin menoscabar los lazos del afecto maternal, que –según se afirma– se anudan ordinariamente en aquel momento. Esta última observación se refería a un procedimiento utilizado por entonces en la Casa de maternidad de una gran ciudad moderna: para evitar los dolores a la madre se le había provocado un estado de hipnosis profunda, pero se comprobó que este procedimiento llevaba consigo una indiferencia afectiva hacia el niño. Algunos, sin embargo, piensan que se puede explicar este hecho de otra manera.
1. Acta Apostolicae Sedis, a. 1949, p. 557 ss. [1949 09 29/7-20].
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[3.–] Aleccionados por esta experiencia, en ocasiones sucesivas tuvieron cuidado de despertar a la madre varias veces, durante algunos momentos a lo largo del desenvolvimiento del parto; así se consiguió evitar lo que se temía. Una comprobación análoga se pudo obtener con una narcosis prolongada.
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[4.–] El nuevo método, del cual queremos hablar ahora, no tiene ese peligro; deja a la parturienta su plena conciencia, desde el principio hasta el final, y el pleno uso de sus fuerzas psíquicas (inteligencia, voluntad, afectividad); no quita o, según otros, no disminuye más que el dolor.
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[5.–] ¿Qué posición es preciso adoptar con relación a este método desde el punto de vista moral y religioso?
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I. ESQUEMA DEL NUEVO MÉTODO
[1.–Sus relaciones con la experiencia del pasado]
[6.–] En primer lugar, el parto sin dolor, considerado como un hecho corriente, está en neto contraste con la común experiencia humana, la de hoy y también la del pasado y de los tiempos más remotos.
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[7.–] Las investigaciones más recientes indican que algunas madres dan a luz sin sentir ningún dolor, aunque no se haya utilizado analgésico o anestésico alguno. Demuestran también que el grado de intensidad de los sufrimientos es menor en los pueblos primitivos que en los civilizados; si es de intensidad media en muchos casos, resulta todavía elevado para la mayor parte de las madres, y hasta no es raro que sea insoportable. Tales son las observaciones actuales.
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[8.–] Lo mismo se debe decir de los tiempos pasados, en cuanto las fuentes históricas permiten comprobar el hecho. Los dolores de las mujeres en el parto eran proverbiales; se hacía referencia a ellos para expresar un sufrimiento muy vivo y angustioso, y la literatura, tanto profana como religiosa, nos ofrece las pruebas. Ese modo de hablar es corriente, en efecto, aun en los textos bíblicos del Antiguo y del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de los profetas. Nos citaremos aquí algunos ejemplos. Isaías compara a su pueblo con la mujer que, en el instante del alumbramiento, sufre y se queja (2). Jeremías, que ve delante el aproximarse del juicio de Dios, dice: Oigo gritos como de mujer en parto; alaridos como los de una mujer que da a luz por vez primera(3). En la tarde anterior a su muerte, el Señor compara la situación de sus Apóstoles a la de la madre que espera el momento del alumbramiento: La mujer cuando pare siente tristeza, porque llega su hora. Pero cuando ha dado a luz un hijo, ya no se acuerda de la tribulación por el gozo que tiene de haber venido al mundo un hombre(4).
2. Cfr. Is. 26, 17.
3. Ier. 4, 31.
4. Io. 16, 21.
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[9.–] Todo esto permite afirmar, como un hecho aceptado entre los hombres de ayer y de hoy, que la madre da a luz en el dolor. Y a esto se opone el nuevo método.
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[2.–El nuevo método considerado en sí mismo]
a) Consideraciones generales preliminares hechas por los partidarios del nuevo método
[10.–] Dos consideraciones generales, hechas por los partidarios de este método, guían y orientan al que quiere delinear sus rasgos principales: la primera se refiere a la diferencia entre la actividad indolora y la actividad dolorosa de los órganos y de los miembros; la otra, al origen del dolor y a su relación con la función orgánica.
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[11.–] Las funciones del organismo, se dice, cuando son normales y se realizan como deben, no van acompañadas de sensaciones dolorosas; éstas denotan la presencia de alguna complicación; de otra forma, la naturaleza estaría en contradicción consigo misma, dado que asocia el dolor a un proceso determinado, con el fin de provocar una reacción de defensa y de protección contra lo que le sería nocivo. El parto normal es una función natural y, por lo tanto, debería producirse sin dolor. ¿De dónde, pues, viene éste?
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[12.–] La sensación de dolor –se responde– viene de la corteza cerebral, y está regulada por ella, siendo allí donde llegan las excitaciones y señales de todo el organismo. Sobre éstas, el órgano central reacciona de manera muy distinta; algunas de estas reacciones (o reflejos), reciben de la naturaleza un carácter preciso y están asociadas por ella a procesos determinados (reflejos absolutos); para otras, por lo contrario, la naturaleza no ha fijado ni su carácter, ni sus conexiones, sino que están determinadas de otra manera (reflejos condicionados).
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[13.–] Las sensaciones de dolor están en el número de los reflejos (absolutos o condicionados), que tienen su origen en la corteza cerebral. La experiencia ha probado que, gracias a las asociaciones establecidas arbitrariamente, es posible provocar sensaciones de dolor aun cuando la excitación que las provoca sea de por sí totalmente incapaz de ello.
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[14.–] En las relaciones humanas, esos reflejos condicionados tienen por agentes más eficaces y más frecuentes el lenguaje, la palabra hablada o escrita o, si se quiere, la opinión que reina en un ambiente y que todos condividen y expresan por medio del lenguaje.
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b) Elementos del nuevo método
[15.–] Así se comprende el origen de las vivas sensaciones de dolor sentidas en el alumbramiento: éstas son consideradas por ciertos autores como debidas a reflejos condicionados –opuestos– desencadenados por erróneos complejos ideológicos y afectivos.
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[16.–] Los discípulos del ruso Pavlov (fisiólogos, psicólogos, ginecólogos), sacando partido de las investigaciones de su maestro sobre los reflejos condicionados, presentan en sustancia la cuestión de la manera siguiente:
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a) Fundamento
[17.–] El parto no ha sido siempre doloroso, pero se ha hecho tal en el curso de los tiempos a causa de los “reflejos condicionados”. Éstos han podido tener su origen en un primer parto doloroso; quizá la herencia tiene allí también su parte, pero éstos no son más que factores secundarios. El motivo principal de ello es el lenguaje y la opinión del ambiente que él manifiesta: el alumbramiento –dicen– es “la hora difícil de la madre”, es una tortura impuesta por la naturaleza que entrega a la madre, indefensa, a sufrimientos insoportables. Esta asociación, creada por el ambiente, provoca el temor del alumbramiento y el temor a los dolores terribles que lo acompañan. Así, cuando las contracciones musculares del útero se hacen sentir, al principio del parto, surge la reacción de defensa del dolor; este dolor provoca una contracción muscular y ésta, a su vez, un acrecentamiento de dolores. Los dolores, pues, son reales, pero se derivan de una causa falsamente interpretada. En el parto, son reales las contracciones normales del útero y las sensaciones orgánicas que lo acompañan; pero estas sensaciones no son interpretadas por los órganos centrales como lo que realmente son: simples funciones naturales; en virtud de los reflejos condicionados, y en particular del enorme temor, se convierten en sensaciones dolorosas.
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b) Finalidad
[18.–] Tal sería la génesis de los dolores puerperales.
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[19.–] De aquí se deduce cuál ha de ser el fin y la tarea de la obstetricia sin dolor. Aplicando los conocimientos científicos adquiridos, debe primero disociar las asociaciones que ya existen entre las sensaciones normales de las contracciones del útero y las reacciones de dolor de la corteza cerebral. De este modo se anulan los reflejos condicionados negativos. Al mismo tiempo hay que crear nuevos reflejos, positivos, que reemplazarán a los reflejos negativos.
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c) Aplicación práctica
[20.–] La aplicación práctica consiste en dar en primer lugar a las madres (mucho antes de la época del alumbramiento) una enseñanza profunda, adaptada a su capacidad intelectual, sobre los procesos naturales que se desarrollan en ellas, durante el embarazo, y de un modo particular durante el parto. Ellas conocían ya estos procesos naturales de alguna manera, pero las más de las veces sin percibir claramente su conexión. Así, muchas cosas quedaban todavía envueltas en una oscuridad misteriosa y se prestaban incluso a falsas interpretaciones. Los reflejos condicionados característicos adquirían también una fuerza de acción considerable, mientras la angustia y el temor encontraban en ellos un elemento constante. Todos estos elementos negativos serían eliminados por la enseñanza antedicha.
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[21.–] Al mismo tiempo se hace un insistente llamamiento a la voluntad y al sentimiento de la madre con el fin de que no permita surgir sentimientos de temor infundados o que como tales les han sido presentados; hay también que rechazar una impresión de dolor que quizá tendería a manifestarse, pero que en todo caso no está justificada y no se basa, como se les ha enseñado, más que en una falsa interpretación de las sensaciones orgánicas naturales del útero que se contrae. Sobre todo, se procura llevar a las madres a estimar la grandeza natural y la dignidad de lo que ellas cumplen en el momento de dar a luz. Se les dan también explicaciones técnicas detalladas de lo que es necesario hacer para asegurar el perfecto desarrollo del alumbramiento; se les enseña, por ejemplo, cómo han de poner exactamente en movimiento la musculatura, cómo han de respirar bien. Esa enseñanza se da bajo la forma de ejercicios prácticos para que la técnica haya llegado a serles familiar en el momento del parto. Se trata, pues, de guiar a las madres y de ponerlas en condiciones de que soporten el parto, no de un modo puramente pasivo, como si se tratase de un proceso fatal, sino adoptando una postura activa, influyendo en él con la inteligencia, la voluntad, la afectividad, de suerte que se realice en el sentido querido por la naturaleza y con ella.
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[22.–] Mientras dura el parto, la madre no está abandonada a sí misma; está asistida y con el control permanente de un personal formado según las nuevas técnicas y que le recuerda lo que ella ha aprendido, le indica en el momento oportuno lo que tiene que hacer, evitar o modificar, y que en caso necesario rectifica rápidamente sus errores y la ayuda a corregir las anomalías que se pudieran presentar.
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[23.–] Tal es en lo esencial, según los investigadores rusos, la teoría y la práctica del parto sin dolor. Por su parte, el inglés Grantly Dick Read ha presentado una teoría y una técnica análoga en un cierto número de puntos; sin embargo, en sus principios filosóficos y metafísicos se aleja sustancialmente de la misma, ya que no se apoya como aquéllos en una concepción materialista.
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d) Extensión y éxito
[24.–] Por lo que se refiere a la extensión y al éxito del nuevo método (llamado método psico-profiláctico), se afirma que en Rusia y China se ha utilizado ya en centenares de millares de casos. Se ha implantado también en diversos países de Occidente; varias maternidades municipales han puesto a su disposición particulares secciones. Las Casas de maternidad organizadas exclusivamente según estos principios, son poco numerosas hasta el día de hoy en Occidente; Francia, entre otras, tiene una (comunista) en París; también en Francia, dos instituciones católicas, en Jallieu y Cambrai, han adoptado completamente este método en sus salas, sin sacrificar lo que había resultado bueno anteriormente.
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[25.–] En cuanto al éxito, se afirma que es muy importante: de los alumbramientos acaecidos de esta manera, un 85 a un 90 por 100 lo han sido realmente sin dolor.
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II. VALORACIÓN DEL NUEVO MÉTODO
1.–Científica
[26.–] Después de haber trazado el esquema de este método, pasamos a su valoración. En la documentación que se nos ha enviado se encuentra esta nota característica: “Para el personal, la primera exigencia indispensable es la fe incondicional en el método”. ¿Será posible exigir una fe absoluta de este género, sobre la base de resultados científicos seguros?
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[27.–] El método contiene, sin duda, elementos que se deben considerar como científicamente probados; algunos tienen sólo una gran probabilidad; otros no son más (por lo menos en este momento) que de índole problemática. Está científicamente comprobado que existen reflejos condicionados en general; que determinadas representaciones o ciertos estados afectivos pueden asociarse con determinados acontecimientos, y que este caso puede verificarse para las sensaciones de dolor. Pero que esté ya probado (o por lo menos que se pueda probar) que los dolores del alumbramiento son debidos únicamente a esta causa, no es una verdad evidente para todos en la hora actual. También algunos críticos serios formulan reservas respecto al axioma que se afirma casi a priori: “Todos los actos fisiológicamente normales y, por lo tanto, el nacimiento normal, deben realizarse sin dolor, pues, en caso contrario, la naturaleza estaría en contradicción consigo misma”. Ellos no admiten que sea universalmente válido sin excepción, ni que la naturaleza estaría en contradicción consigo misma, si hubiera hecho del parto un acto intensamente doloroso. En efecto, dicen, sería perfectamente comprensible fisiológica y psicológicamente que la naturaleza, preocupada por la madre que engendra y por el niño engendrado, logre con ello que se tenga conciencia, de una manera ineluctable, de la importancia de este acto y quiera así obligar a que se tomen las medidas necesarias con relación a la madre y al niño.
1956 01 08 0028
[28.–] Dejemos a los especialistas competentes la comprobación científica de estos dos axiomas, que unos sostienen como ciertos y otros como discutibles; sin embargo, es necesario, para decidir acerca de la verdad o falsedad, atenerse a un criterio objetivo decisivo: “El carácter científico y el valor de un descubrimiento se deben apreciar exclusivamente en relación a su conformidad con la realidad objetiva”. Es importante no descuidar aquí la distinción entre “verdad” y “afirmación” (“interpretación”, “subsunción”, “sistematización”) de la verdad. Si la naturaleza ha hecho el parto sin dolor en la realidad de los hechos, si después ha llegado a ser doloroso a causa de los reflejos condicionados, si puede de nuevo llegar a ser sin dolor, si todo esto no es solamente afirmado, interpretado, construido sistemáticamente, sino que puede realmente demostrarse, se deduce que los resultados científicos son verdaderos. Si esto no es así, o no es, al menos por ahora, posible obtener una certeza completa a este respecto, es necesario abstenerse de toda afirmación absoluta y considerar las conclusiones obtenidas como “hipótesis” científicas.
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[29.–] Renunciando a dar un juicio definitivo sobre el grado de certeza científico del método psicoprofiláctico, pasamos a examinar el problema desde el punto de vista moral.
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2.–Ética
[30.–] Este método ¿es moralmente irreprensible? La contestación, que debe tener en cuenta el objeto, el fin y el motivo, se enuncia brevemente: “En sí mismo, no tiene nada de reprobable desde el punto de vista moral”.
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[31.–] La enseñanza dada sobre la obra de la naturaleza en el parto; la corrección de la interpretación falsa de las sensaciones orgánicas y la invitación a corregirla; la influencia ejercida para hacer desaparecer la angustia y el temor infundados; la ayuda concedida para que la parturienta colabore oportunamente con la naturaleza, conserve su calma y el dominio de sí misma; una conciencia acrecentada sobre la grandeza de la maternidad en general y, en particular, sobre la hora en que la madre da a luz al hijo; todos estos son valores positivos a los cuales no hay nada que reprochar; son beneficios para la parturienta y están plenamente conformes con la voluntad del Creador. Visto y entendido de esta manera, el método es una ascesis natural que protege a la madre contra la superficialidad y la ligereza, ejerce un influjo positivo sobre su personalidad, para que en una hora tan importante como es la del alumbramiento, manifieste la firmeza y la solidez de su carácter. Todavía bajo otros aspectos, el método puede dar resultados morales positivos. Si se logra eliminar el dolor y el temor al alumbramiento, se disminuye a menudo, por lo mismo, el incentivo a cometer acciones inmorales en el uso de los derechos del matrimonio.
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[32.–] En lo que se refiere a los motivos y a la finalidad de los auxilios prestados a la parturienta, la acción material, como tal, no lleva consigo ninguna justificación moral, ni positiva ni negativa; es asunto que corresponde a quien preste su ayuda. Puede y debe llevarse a cabo por motivos y fines irreprochables, tales como el interés presentado por un hecho puramente científico; el sentimiento natural y noble que hace estimar y amar en la madre a la persona humana, que quiere hacerle el bien y asistirla; una disposición profundamente religiosa y cristiana, que se inspira en ideales de un cristianismo vivo. Pero puede suceder que la asistencia busque un fin y obedezca a motivos inmorales; en este caso, es la actividad personal del que presta la ayuda la que sufre el perjuicio; el motivo inmoral no transforma la asistencia buena en una cosa mala, al menos en lo que se refiere a su estructura objetiva; e, inversamente, una asistencia buena en sí no puede justificar un motivo malo o dar la prueba de su bondad.
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3.–Apreciación teológica
[33.–] Falta decir una palabra acerca de la valoración teológica y religiosa, en cuanto se la distingue del valor moral en sentido estricto. El nuevo método se presenta a menudo como formando parte de una filosofía y de una cultura materialista y en oposición a la Sagrada Escritura y al cristianismo.
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[34.–] La ideología de un investigador y de un sabio no es en sí una prueba de la verdad y del valor de lo que ha descubierto y expuesto. El teorema de Pitágoras o (para no salir del campo de la Medicina) las observaciones de Hipócrates, que se han reconocido exactas, los descubrimientos de Pasteur, las leyes de la herencia de Mendel, no deben la verdad de su contenido a las ideas morales y religiosas de sus autores. No son ni “paganas” porque Pitágoras e Hipócrates eran paganos, ni “cristianas” porque Pasteur y Mendel eran cristianos. Estos adelantos científicos son verdaderos porque –y en la medida en que– responden a la realidad objetiva.
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[35.–] El cristiano convencido no encuentra nada en sus ideas filosóficas y en su cultura que le impida ocuparse seriamente, en teoría y en práctica, del método psicoprofiláctico; él sabe, como regla general, que la realidad y la verdad no se identifican con su interpretación, subsunción o sistematización, y que, por consiguiente, puede al mismo tiempo aceptar completamente lo uno y rechazar enteramente lo otro.
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4.–El nuevo método y la Sagrada Escritura
[36.–] Una crítica del nuevo método, desde el punto de vista teológico, debe, particularmente tener en cuenta la Sagrada Escritura, porque la propaganda materialista pretende encontrar una contradicción clarísima entre las verdades de la ciencia y las de la Escritura. En el Génesis (5) se lee: In dolore paries filios (“Darás a luz en el dolor”). Para entender bien estas palabras es necesario considerar la condena impuesta por Dios en el conjunto de su contexto. Inflingiendo este castigo a los primeros padres y a su descendencia, Dios no quiso impedir, ni ha impedido a los hombres, el investigar y utilizar todas las riquezas de la creación, hacer que la cultura progrese paso a paso; hacer la vida de este mundo más soportable y más hermosa; suavizar el trabajo y la fatiga, el dolor, la enfermedad y la muerte; en una palabra, someter a sí la tierra (6).
5. Gen. 3, 6.
6. Cfr. Gen. 1, 28.
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[37.–] La ciencia y la técnica pueden, pues, servirse de las conclusiones de la psicología experimental, de la fisiología y de la ginecología (como en el método psicoprofiláctico) con el fin de eliminar las fuentes de errores y los reflejos condicionados dolorosos, y de hacer que el alumbramiento sea lo menos doloroso posible; la Escritura no lo prohíbe.
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[38.–] Como conclusión, añadimos algunas observaciones sobre la obstetricia cristiana.
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[39.–] La caridad cristiana siempre se ha preocupado de las madres en el momento del parto. Se ha esforzado, e incluso hoy se esfuerza, por procurarles una asistencia eficaz psíquica y física, según el estado de progreso de la ciencia y de la técnica. Quizá sea éste el momento de los nuevos adelantos del método psicoprofiláctico, en la medida en que encuentren la aprobación de los estudios serios. La obstetricia cristiana puede aquí, incluir en sus principios y en sus métodos todo lo que es correcto y justificado.
1956 01 08 0040
[40.–] Sin embargo, es de desear que no se contente con esto sólo para las personas capaces de recibir más, y que no deje ninguno de los valores religiosos que ponía en juego hasta ahora. En Nuestra alocución al Congreso de la Asociación Italiana de Comadronas Católicas, del 29 de octubre de 1951(7), hemos hablado con detalle del apostolado que las comadronas católicas son capaces de prodigar y que están llamadas a realizar en el ejercicio de su profesión; por ejemplo, recordábamos el apostolado personal, es decir, el que ejercen por medio de su ciencia, de su arte, de la solidez de su fe cristiana (8); después, el apostolado de la maternidad, procurando recordar a las madres su dignidad, su seriedad y su grandeza. Aquí se aplica lo que hemos dicho hoy, ya que ellas asisten a la madre en la hora del alumbramiento. La madre cristiana recibe de su fe y de su vida de gracia la luz y la fuerza para poner en Dios una plena confianza, para sentirse bajo la protección de la Providencia y también para aceptar con gusto lo que Dios le mande sufrir; sería, pues, un dolor que la obstetricia cristiana se limitara a ofrecerle auxilios de orden puramente natural, psicoprofilácticos.
Dos puntos merecen aquí ser subrayados: el cristianismo no interpreta el sufrimiento o la cruz de un modo puramente negativo. Si la nueva técnica le evita los sufrimientos del parto o los atenúa, la madre puede aceptarla sin ningún escrúpulo de conciencia; pero no está obligada a ello. En caso de éxito parcial o de fracaso, sabe que el sufrimiento puede ser una fuente de bien si lo soporta con Dios y por obedecer a su voluntad. La vida y el sufrimiento del Señor, los dolores que tantos hombres grandes han soportado y hasta han buscado, gracias a los cuales se han perfeccionado y han subido hasta las cumbres del heroísmo cristiano; los ejemplos cotidianos de aceptación resignada de la cruz, que se ofrecen a Nuestra vista, todo esto revela la significación del sufrimiento, de la aceptación paciente del dolor en la economía actual de la salvación, durante el tiempo de esta vida terrenal.
Segunda observación: El pensamiento y la vida cristianos, y consiguientemente la obstetricia cristiana, no atribuyen un valor absoluto a los progresos de la ciencia y a los refinamientos de la técnica. Por lo contrario, un pensamiento y una concepción de la vida, según inspiración materialista, encuentran esta postura natural; les sirve de religión o de sucedáneo de religión. El cristiano, aunque aplauda los nuevos descubrimientos científicos y los utilice, rechaza todo lo que sea apoteosis materialista de la ciencia y de la cultura. Sabe que éstas ocupan un lugar en la escala objetiva de los valores; pero sin que este lugar sea el último, no es tampoco el primero. También, en cuanto a ellas, el cristiano repite hoy como ayer y como siempre: Buscad ante todo el reino de Dios y su justicia9. El más alto, el último valor del hombre, se encuentra no en su ciencia y en sus capacidades técnicas, sino en el amor de Dios y en la entrega a su servicio. Por estas razones, el cristiano, ante el descubrimiento científico del parto sin dolor, se guarda de admirarlo sin reserva o de utilizarlo con un entusiasmo exagerado; lo juzga de una manera positiva y con reflexión, a la luz de la recta razón natural, y de aquella otra luz más viva de la fe y del amor que emana de Dios y de la cruz de Cristo.
[EyD, 1773-1780]
7. Acta Apostilicae Sedis, a. 1951 p. 835 ss. [1951 10 29/1 ss].
8. l. c. p. 837 [1951 10 29/11].
9. Matth. 6, 33.
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[1.–] Nous avons reçu des informations sur une acquisition nouvelle de la gynécologie et l’on Nous a prié de prendre position à cet égard au point de vue moral et religieux. Il s’agit de l’accouchement naturel, sans douleur dans lequel on n’utilise aucun moyen artificiel, mais où l’on met uniquement en oeuvre les forces naturelles de la mère.
1956 01 08 0002
[2.–] Dans Notre allocution aux membres du IVe Congrès international des médicins catholiques, le 29 septembre 1949(1) Nous disions que le médecin se propose au moins d’adoucir les maux et les souffrances qui affligent les hommes. Nous évoquions alors le chirurgien, qui s’efforce dans les interventions nécessaires d’eviter au maximum la douleur; le gynécologue qui tente de diminuer les souffrances de la naissance, sans mettre en danger la mère ni l’enfant et sans nuire aux liens d’affection maternelle qui –affirme-t-on– se nouent d’habitude à ce moment. Cette dernière remarque se référait à un procédé utilisé à l’époque dans la maternité d’une grande ville moderne: pour lui éviter de souffrir, on avait plongé la mère dans une hypnose profonde, mais on constata que ce procédé entraînait une indifférence affective à l’égard de l’enfant. D’aucuns cependant estiment pouvoir expliquer autrement ce fait.
1. Acta Apostolicae Sedis, a. 1949, p. 557 ss. [1949 09 29/7-20].
1956 01 08 0003
[3.–] Instruit par cette expérience, on eut soin par la suite d’éveiller la mère plusieurs fois pour quelques moments au cours du travail; on réussit de la sorte à éviter ce que l’on craignait. Une constatation analogue put être fait lors d’une narcose prolongée.
1956 01 08 0004
[4.–] La nouvelle méthode, dont Nous voulons parler à présent, ne connaît pas ce danger; elle laisse à la parturiente sa pleine conscience, du début à la fin, et le plein usage de ses forces psychiques (intelligence, volonté, affectivité); elle ne supprime, ou, selon d’autres, ne diminue que la douleur.
1956 01 08 0005
[5.–] Quelle position faut-il adopter à son égard au point de vue moral et religieux?
1956 01 08 0006
I. ESQUISSE DE LA NOUVELLE MÉTHODE
1.–Ses rapports avec l’expérience du passé
[6.–] D’abord l’accouchement indolore considéré comme fait courant tranche nettement sur l’expérience humaine commune, celle d’aujourd’hui, mais aussi celle du passé et des temps les plus reculés.
1956 01 08 0007
[7.–] Les recherches les plus récentes indiquent que quelques mères mettent au monde sans ressentir aucune douleur, bien qu’on n’ait utilisé aucun analgésique ou anesthésique. Elles montrent aussi que le degré d’intensité des souffrances est moindre chez les peuples primitifs que chez les civilisés; s’il est moyen en beaucoup de cas, il reste élevé pour la plupart des mères, et même il n’est pas rare qui’il soit insupportable. Telles sont les observations actuelles.
1956 01 08 0008
[8.–] Il faut dire la même chose des âges passés, pour autant que les sources historiques permettent de contrôler le fait. Les douleurs des femmes en travail étaient proverbiales; on s’y référait pour exprimer une souffrance très vive et angoissante, et la littérature profane aussi bien que religieuse en fournit les preuves. Cette façon de parler est courante, en effet, même dans les textes bibliques de l’Ancien et du Nouveau Testament, surtout dans les écris des prophètes. Nous en citerons ici quelques exemples. Isaïe compare son peuple avec la femme qui, au moment de la naissance souffre et crie (2). Jérémie qui regarde en face l’approche du jugement de Dieu, dit: “J’entends des cris comme ceux d’une femme en travail; des cris d’angoisse, comme ceux d’une femme qui enfante pour la première fois” (3). Le soir qui précède sa mort, le Seigneur compare la situation de ses Apôtres à celle de la mère qui attend le moment de la naissance: “Une mère qui enfante est dans les douleurs, parce que son heure est venue. Mais lorsqu’elle a donné le jour à l’enfant, elle ne se souvient plus de sa tribulation, parce qu’elle se réjouit qu’un homme soit venu au monde” (4).
2. Cfr. Is. 26, 17.
3. Ier. 4, 31.
4. Io. 16, 21.
1956 01 08 0009
[9.–] Tout ceci permet d’affirmer, comme un fait reçu parmi les hommes de jadis et d’aujourd’hui, que la mère enfante dans la douleur. C’est à quoi s’oppose la nouvelle méthode.
1956 01 08 0010
2.–La nouvelle méthode considérée en elle-même
a) Considérations générales préliminaires faites par ses tenants
[10.–] Deux considérations générales, faites par ses tenants, guident et orientent celui qui veut esquisser ses traits principaux; la première concerne la différence entre l’activité indolore et l’activité douloureuse des organes et des membres; l’autre, l’origine de la douleur et son lien avec la fonction organique.
1956 01 08 0011
[11.–] Les fonctions de l’organisme, affirme-t-on, lorsqu’elles sont normales et accomplies comme il faut, ne s’accompagnent pas de sensations douloureuses; celles-ci dénotent la présence de quelque complication; sinon la nature se contredirait elle-méme, car elle associe la douleur à tel processus en vue de provoquer une réaction de défense et de protection contre ce qui lui serait nuisible. La naissance normale est une fonction naturelle et devrait par conséquent se passer sans douleur. D’où celle-ci provient-elle donc?
1956 01 08 0012
[12.–] La sensation de douleur, répond-on, est déclenchée et réglée par l’écorce cérébrale, où parviennent les excitations et les signaux de tout l’organisme. L’organe central réagit sur eux de manières très différentes; certaines de ces réactions (ou réflexes) reçoivent de la nature un caractère précis et son associées par elle à des processus déterminés (réflexes absolus); pour d’autres, par contre, la nature n’a fixé ni leur caractère ni leurs connexions, mais elles sont déterminées par ailleurs (réflexes conditionnés).
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[13.–] Les sensations de douleur sont au nombre des réflexes (absolus ou conditionnés) provenant de l’écorce cérébrale. L’expérience a prouvé qu’il est possible grâce à des associations établies arbitrairement, de provoquer des sensations de douleur, même quand l’excitation qui les déclenche en est par elle-même totalement incapable.
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[14.–] Dans les relations humaines, ces réflexes conditionnés ont comme agent des plus efficaces et des plus fréquents, le langage, la parole prononcée ou écrite, ou si l’on veut, l’opinion qui règne dans un milieu et que tout le monde partage et exprime par le langage.
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b) Éléments de la nouvelle méthode
[15.–] On comprend par là l’origine des sensations douloureuses vives ressenties à la naissance: elles sont considérées par certains auteurs comme dues à des réflexes conditionnés contrariants déclenchés par des complexes idéologiques et affectifs erronés.
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[16.–] Les disciples du Russe Pavlov (physiologistes, psychologues, gynécologues), mettant à profit les recherches de leur maître sur les réflexes conditionnés, présentent en substance la question comme suit:
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a) Son fondement
[17.–] L’accouchement n’a pas toujours été douloureux, mais il l’est devenu au cours des temps à cause des “réflexes conditionnés”. Ceux-ci ont pu avoir leur origine dans un premier accouchement douloureux; peut-être l’hérédité y joue-t-elle aussi un rôle, mais ce ne sont là que des facteurs secondaires. Le motif principal en est le langage et l’opinion du milleu qu’il manifeste: la naissance, dit-on, est “l’heure difficile de la mère”, elle est une torture imposée par la nature, qui livre la mère sans défense à des souffrances insupportables. Cette association, créée par le milieu, provoque la crainte de la naissance et la crainte des douleurs terribles qui l’accompagnent. Ainsi, quand les contractions musculaires de l’utérus se font sentir au début de l’accouchement, surgit la réaction de défense de la douleur; cette douleur provoque une crampe musculaire et celle-ci à son tour un accroissement des douleurs. Les douleurs sont donc réelles, mais elles découlent d’une cause faussement interprétée. À la naissance, ce qui est un fait, ce sont les contractions normales de l’utérus et les sensations organiques qui l’accompagnent; mais, ces sensations ne sont pas interprétées par les organes centraux pour ce qu’elles sont: de simples fonctions naturelles; en vertu des réflexes conditionnés, et en particulier de la “crainte” extrême, elles dérivent vers le domaine des sensations douloureuses.
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b) Son but
[18.–] Telle serait la genèse des douleurs puerpérales.
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[19.–] On voit par là quels seront le but et la tâche de l’obstétrique indolore. Appliquant les connaissances scientifiques acquises, elle doit d’abord dissocier les associations existant déjà entre les sensations normales des contractions de l’utérus et les réactions de douleur de l’écorce cérébrale. De cette manière on supprime les réflexes conditionnés négatifs. En même temps, il faut créer de nouveaux réflexes positifs qui remplaceront les réflexes négatifs.
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c) Son application pratique
[20.–] Quant à l’application pratique elle consiste à donner d’abord aux mères (longtemps avant l’époque de la naissance) un enseignement approfondi, adapté à leurs capacités intellectuelles, sur les processus naturels qui se déroulent en elles pendant la grossesse, et en particulier pendant l’accouchement. Ces processus naturels, elles les connaissaient déjà en quelque sorte, mais le plus souvent sans en percevoir clairement l’enchaînement. Aussi beaucoup de choses restaient-elles encore enveloppées dobscurité mystérieuse et prêtaient même à de fausses interprétations. Les réflexes conditionnés caractéristiques acquéraient aussi une force d’action considérable, tandis que l’angoisse et la crainte y trouvaient un aliment constant. Tous ces éléments négatifs seraient éliminés par l’enseignement susdit.
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[21.–] En même temps on adresse à la volonté et au sentiment des mères un appel répété pour ne pas laisser surgir des sentiments de crainte non-fondés et qu’on leur a montrés tels; il faut aussi rejeter une inpression de douleur, qui tendrait peu-être à se manifester, mais qui, en tout cas, n’est pas justifiée et ne repose, comme on le leur a enseigné, que sur une fausse interprétation des sensations organiques naturelles de l’utérus qui se contracte. Les mères sont surtout amenées à estimer la grandeur naturelle et la dignité de ce qu’elles accomplissent à l’heure de la parturition. On leur donne aussi des explications techniques détaillées sur ce qu’il importe de faire pour assurer le bon déroulement de la naissance; on leur apprend par exemple comment actionner exactement la musculature, comment bien respirer. Cet enseignement prend surtout la forme d’exercices pratiques pour que la technique leur soit devenue familière ou moment de la naissance. Il s’agit donc de guider les mères et de les mettre en état de ne pas subir l’accouchement de façon purement passive comme un processus fatal, mais d’adopter une attitude active, de l’influencer par l’intelligence, la volonté, l’affectivité, de le mener à terme dans le sens voulu par la nature et avec elle.
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[22.–] Pendant la durée du travail, la mère n’est pas laissée à elle-même; elle profite de l’assistance et du contrôle permanent d’un personnel formé selon les nouvelles techniques et qui lui rappelle ce qu’elle a appris, lui indique au moment voulu ce qu’elle doit faire, éviter, modifier et qui, éventuellement, redresse tout de suite ses erreurs, et l’aide à corriger les anomalies qui se présenteraient.
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[23.–] Telle est pour l’essentiel, selon les chercheurs russes, la théorie et la pratique de l’accouchement sans douleur. De son côté, l’anglais Grantly Dick Read a mis au point une théorie et une technique analogues sur un certain nombre de points; dans ses présupposés philosophiques et métaphysiques toutefois, il s’en écarte substantiellement, car il ne s’appuie pas comme eux sur la conception matérialiste.
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d) Extension et succés
[24.–] En ce qui concerne l’extension et le succès de la nouvelle méthode (appelée méthode psycho prophylactique), on prétend qu’en Russie et en Chine elle a déjà été utilisée pour des centaines de milliers de cas. Elle s’est implantée aussi en divers pays de l’Occident; plusieurs maternités municipales auraient mis à sa disposition des sections particulières. Les maternités organisées exclusivement selon ces principes seraient jusqu’à présent peu nombreuses en Occident; la France, entre autres, en a une (communiste) à Paris; en France également deux institutions catholiques, à Jallieu et Cambrai, ont adopté complètement la méthode dans leurs services, sans sacrifier ce qui avait fait ses preuves antérieurement.
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[25.–] Quant au succès, on affirme qu’il est très important: 85 % à 90 % des naissances survenues de la sorte auraient été réellement indolores.
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II. APPRÉCIATION DE LA NOUVELLE MÉTHODE
1.–Appréciation scientifique
[26.–] Après avoir ainsi tracé l’esquisse de cette méthode, Nous passons à son appréciation. Dans la documentation qui nous a été remise, on trouve cette note caractéristique: “Pour le personnel, la première exigence indispensable, c’est la foi inconditionnée à la méthode”. Peut-on sur la base de résultats scientifiques assurés exiger une foi absolue de ce genre?
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[27.–] La méthode contient sans doute des éléments, qu’il faut considérer comme scientifiquement établis; d’autres n’ont qu’une haute probabilité; d’autres restent encore (au moins pour le moment) de nature problématique. Il est établi scientifiquement qu’il existe des réflexes conditionnés en général; que des représentations déterminées ou des états affectifs peuvent être associés à certains événements, et que le cas peut se vérifier aussi pour les sensations de douleur. Mais qu’il soit déjà prouvé (ou du moins, qu’il puisse être prouvé par là) que les douleurs de la délivrance sont dues uniquement à cette cause, ce n’est pas évident pour tous à l’heure actuelle. Des juges sérieux formulent aussi des réserves au sujet de l’axiome affirmé quasi a priori: “Tous les actes physiologiques normaux, et donc aussi la naissance normale, doivent se passer sans douleur, sinon la nature se contredirait elle-même”. Ils n’admettent pas qu’il soit universellement valable sans exception, ni que la nature se contredirait, si elle avait fait de la parturition un acte intensément douloureux. En effet, disent-ils, il serait parfaitement compréhensible, physiologiquement et psychologiquement, que la nature, soucieuse de la mère qui engendre et de l’enfant engendré fasse par là prendre conscience d’une manière inéluctable de l’importance de cet acte et veuille forcer à prendre les mesures requises pour la mère et pour l’enfant.
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[28.–] La vérification scientifique de ces deux axiomes, que les uns prétendent certains et les autres discutables, laissons-la aux spécialistes compétents; mais il faut, pour décider du vrai et du faux, retenir le critère objectif décisif: “Le caractère scientifique et la valeur d’une découverte doivent s’apprécier exclusivement d’après son accord avec la réalité objective”. Il importe de ne pas négliger ici la distinction entre “vérité” et “affirmation” (“interprétation”, “subsomption”, “systématisation”) de la vérité. Si la nature a rendu l’accouchement indolore dans la réalité des faits, s’il est devenu douloureux par la suite à cause des réflexes conditionnés, s’il peut redevenir indolore, si tout cela n’est pas seulement affirmé, interprété, construit systématiquement, mais démontré réel, il s’ensuit que les résultats scientifiques sont vrais. S’il n’est pas, ou du moins pas encore possible d’obtenir à cet égard une certitude entière, il faut s’abstenir de toute affirmation absolue et considérer les conclusions obtenues comme des “hypothèses” scientifiques.
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[29.–] Mais, renonçant pour l’instant à porter un jugement définitif sur le degré de certitude scientifique de la méthode psychoprophylactique, Nous allons l’examiner au point de vue moral.
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2.–Appréciation éthique
[30.–] Cette méthode est-elle moralement irréprochable? La réponse, qui doit en considérer l’objet, le but et le motif, s’énonce brièvement: “Prise en soi, elle ne contient rien de critiquable au point de vue moral”.
1956 01 08 0031
[31.–] L’enseignement donné sur le travail de la nature dans l’accouchement; la correction de l’interprétation fausse des sensations organiques et l’invitation à la corriger; l’influence exercée pour écarter l’angoisse et la crainte non fondées; l’aide accordée pour que la parturiente collabore opportunément avec la nature, garde son calme et sa maîtrise; une conscience accrue de la grandeur de la maternité en général, et en particulier de l’heure où la mère met l’enfant au monde; tout cela ce sont des valeurs positives, auxquelles il n’y a rien à reprocher, des bienfaits pour la parturiente, et ils sont pleinement conformes à la volonté du Créateur. Ainsi vue et comprise, la méthode est une ascèse naturelle, qui garde la mère de la superficialité et de la légèreté; elle influence positivement sa personnalité pour qu’à l’heure si importante de l’enfantement, elle manifeste la fermeté et la solidité de son caractère. Sous d’autres aspects encore, la méthode peut conduire à des succés moraux positifs. Si on réussit à éliminer les douleurs et la crainte de la naissance, on diminue souvent par là-même une incitation a commettre des actions immorales dans l’utilisation des droits du mariage.
1956 01 08 0032
[32.–] En ce qui concerne les motifs et le but des secours accordés à la parturiente, l’action matérielle, comme telle, ne comporte aucune justification morale, ni positive ni négative; elle est l’affaire de celui qui prête son aide. Elle peut et doit spour des motifs et en vue d’un but irréprochable, tels que l’intérêt présenté par un fait purement scientifique; le sentiment naturel et noble qui fait estimer et aimer dans la mère la personne humaine, qui veut lui faire du bien et l’assiter; une disposition profondément religieuse et chrétienne, qui s’inspire des idéaux du christianisme vivant. Mais il peut arriver que l’assistance recherche un but et obéisse à des motif immoraux; en ce cas, c’est l’activité personnelle de celui qui prête son aide qui en subit le préjudice; le motif immoral ne transforme pas l’assistance bonne en une chose mauvaise, du moins en ce qui concerne sa structure objective et, inversement, une assistance bonne en soi ne peut pas justifier un motif mauvais ou fournir la preuve de sa bonté.
1956 01 08 0033
3.–Appréciation théologique
[33.–] Il reste à dire un mot d’appréciation théologique et religieuse, pour autant qu’on la distingue de la valeur morale au sens strict. La nouvelle méthode est souvent présentée dans le contexte d’une philosophie et d’une culture matérialistes et en opposition avec l’Écriture Sainte et le Christianisme.
1956 01 08 0034
[34.–] L’idéologie d’un chercheur et d’un savant n’est pas en soi une preuve de la vérité et de la valeur de ce qu’il a trouvé et exposé. Le théorème de Pythagore ou (pour rester dans le domaine de la médicine), les observations d’Hippocrate qu’on a reconnues exactes, les découvertes de Pasteur, les lois de l’hérédité de Mendel, ne doivent pas la vérité de leur contenu aux idées morales et religieuses de leurs auteurs. Elles ne sont ni “païennes”, parce que Pythagore et Hippocrate étaient païens, ni chrétiennes, parce que Pasteur et Mendel étaient chrétiens. Ces acquisitions scientifiques sont vraies, parce que et dans la mesure où elles répondent à la réalité objective.
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[35.–] Le chrétien convaincu ne trouve rien dans ses idées philosophiques et sa culture qui l’empêche de s’occuper sérieusement, en théorie et en pratique, de la méthode psycho-prophylactique; il sait en règle générale que la réalité et la vérité ne sont pas identiques à leur interprétation, subsomption ou systématisation et que, par conséquent, il peut en même temps accepter entièrement l’un et rejeter entièrement l’autre.
1956 01 08 0036
4.–La nouvelle méthode et l’Écriture Sainte
[36.–] Une critique de la nouvelle méthode au point de vue théologique doit en particuller rendre compte de l’Écriture Sainte, car la propagande matérialiste prétend trouver une contradiction éclatante entre la vérité de la science et celle de l’Écriture. Dans la Genèse (5) on lit: “In dolore paries filios” (“Tu enfanteras dans la douleur”). Pour bien comprendre cette parole, il faut considérer la condamnation portée par Dieu dans l’ensemble de son contexte. En infligeant cette punition aux premiers parents et à leur descendance, Dieu ne voulait pas défendre et n’a pas défendu aux hommes de rechercher et d’utiliser toutes les richesses de la création; de faire avancer pas à pas la culture; de rendre la vie de ce monde plus supportable et plus belle: d’alléger le travail et la fatigue, la douleur, la maladie et la mort, bref, de se soummettre la terre (6).
5. Gen. 3, 6.
6. Cfr. Gen. 1, 28.
1956 01 08 0037
[37.–] La science et la technique peuvent donc utiliser les conclusions de la psychologie expérimentale, de la physiologie et de la gynécologie (comme dans la méthode psycho-prophylactique), afin d’éliminer les sources d’erreurs et les réflexes conditionnés douloureux et de rendre la parturition aussi indolore que possibile; l’Écriture ne le défend pas.
1956 01 08 0037b
1956 01 08 0038
Considérations finales sur l’obstétrique chrétienne
[38.–] En guise de conclusion, ajoutons quelques remarques sur l’obstétrique chrétienne.
1956 01 08 0039
[39.–] La charité chrétienne s’est depuis toujours occupée des mères à l’heure de l’accouchement; elle s’est efforcée et s’efforce aujourd’hui encore de leur procurer une assistance efficace, psychique et physique, selon l’état d’avancement de la science et de la technique. Ce peut être le cas à présent pour les nouvelles acquisitions de la méthode psycho-prophylactique dans la mesure où elles recontrent l’approbation des savants sérieux. L’obstétrique chrétienne peut ici intégrer dans ses principes et ses méthodes tout ce qui est correct et justifié.
1956 01 08 0040
[40.–] Toutefois, qu’elle ne s’en contente pas pour les personnes susceptibles de recevoir davantage, et qu’elle n’abandonne rien des valeurs religieuses qu’elle mettait à profit jusqu’à présent. Dans Notre allocution au Congrès de l’Association italienne des sages-femmes catholiques, le 29 octobre 1951(7). Nous avons parlé en détail de l’apostolat, dont les sages-femmes catholiques sont capables et qu’elles sont appelées à pratiquer dans leur profession; entre autres, Nous mentionnions l’apostolat personnel, c’est-à-dire celui qu’elles exercent par le moyen de leur science et de leur art et par la solidité de leur foi chrétienne (8); puis l’apostolat de la maternité en s’efforçant de rappeler aux mères sa dignité, son sérieux et sa grandeur. Ici s’applique ce que Nous avons dit aujourd’hui, puisqu’elles assistent la mère à l’heure de la naissance. La mère chrétienne puise dans sa foi et sa vie de grâce la lumière et la force pour mettre en Dieu une pleine confiance, se sentir sous la protection de la Providence et aussi pour accepter volontiers ce que Dieu lui donne à supporter; il serait donc dommage que l’obstétrique chrétienne se borne à lui rendre des services d’ordre purement naturel, psycho-prophylactiques.
Deux points méritent ici d’être soulignés: le christianisme n’interprète pas la souffrance et la croix de façon purement négative. Si la nouvelle technique lui épargne les souffrances de l’accouchement ou les adoucit, la mère peut l’accepter sans aucun scrupule de conscience; mais elle n’y est pas obligée. En cas d’un succès partiel ou d’échec, elle sait que la souffrance peut devenir une source de bien, si on la supporte avec Dieu et par obéissance à sa volonté. La vie et la souffrance du Seigneur, les douleurs que tant de grands hommes ont supportées et même cherchées, grâce auxquelles ils ont mûri, grandi jusqu’aux sommets de l’héroïsme chrétien, les exemples quotidiens d’acceptation résignée de la croix que Nous avons sous les yeux, tout cela révèle la signification de la souffrance, de l’acceptation patiente de la douleur dans l’économie actuelle du salut, pendant le temps de cette vie terrestre.
Une deuxième remarque. La pensée et la vie chrétiennes, et donc l’obstétrique chrétienne, n’attribuent pas une valeur absolue aux progrès de la science et aux raffinements de la technique. Par contre une pensée et une conception de vie d’inspiration matérialiste trouvent cette position naturelle: elle leur sert de religion ou de succédané de la religion. Bien qu’il applaudisse aux nouvelles découvertes scientifiques et les utilise, le chrétien rejette toute apothéose matérialiste de la science et de la culture. Il sait que celles-ci occupent une place sur l’échelle objective des valeurs, mais que sans être la dernière, ce n’est pas non plus la première. Même à leur égard, il répète aujourd’hui, comme jadis et comme toujours: “Cherchez d’abord le Royaume de Dieu et sa justice” (9). La plus haute, l’ultime valeur de l’homme, elle se trouve, non dans sa science et ses capacités techniques, mais dans l’amour de Dieu et le dévouement à son service. Pour ces raisons, mis en face de la découverte scientifique de l’accouchement sans douleur, le chrétien se garde de l’admirer sans retenue et de l’utiliser avec un empressement exagéré; il la juge d’une façon positive et réfléchie, à la lumière de la saine raison naturelle, et à celle, plus vive, de la foi et de l’amour, qui émane de Dieu et de la croix du Christ.
[AAS 48 (1956), 82-93]
7. Acta Apostilicae Sedis, a. 1951 p. 835 ss. [1951 10 29/1 ss].
8. l. c. p. 837 [1951 10 29/11].
9. Matth. 6, 33.