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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[0652] • PAULO VI, 1963-1978 • APOSTOLADO DE LAS FAMILIAS

De la Alocución Siamo lietissimi, a los Delegados del Instituto Pro Familia, en el Cincuentenario de su fundación, 15 septiembre 1968

1968 09 15 0003

[3.–] [...] Nos place abrigar la confianza de que las familias que vosotros preparáis desde las primeras fases de la Juventud y del noviazgo sean la respuesta concreta e inmediata a la consigna que Nos hemos dado recientemente a las parejas de esposos cristianos en Nuestra Encíclica “Humanae vitae”, como una de las más oportunas fórmulas de apostolado del tiempo presente: el apostolado de los mismos esposos que se hacen apóstoles y guías de otros esposos, comunicando a otros su experiencia (Cfr. “Humanae vitae”, 26)[1]. A ello animamos a las familias que están al frente de las Secciones de “Apóstoles del Hogar”: en el peligro de egoísmo, de desconfianza, de crisis, que parece paralizar como un hielo a tantas parejas de esposos, describiendo con tintas oscuras el peso de la honestidad conyugal y los peligros que implica tener hijos; sed con vuestro ejemplo, con vuestra fuerza, con vuestra entrega amorosa la prueba elocuente de que sólo el cumplimiento de la ley divina, inscrita en el corazón del hombre con las preciosas e inequívocas leyes de la naturaleza, puede, por una parte, asegurar a las personas la ideal maduración afectiva, la plenitud de su propia vocación humana y cristiana, la alegría profunda e incomparable del deber cumplido, como colaboradores directos de Dios en su misma obra creadora, y asegurar, por otra, a las familias la entera gama de una rica experiencia humana, la seguridad de la estabilidad afectiva, los medios necesarios para afrontar las dificultades de la vida, tanto por los hijos que se preparan para el mañana como para los mismos esposos, cuya vejez no conocerá la soledad o la monotonía, o el vacío de los afectos y del alma, la tristeza de un ocaso árido sin amor.

[E 28 (1968), 1443]

[1]. [1968 07 25/26].