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[0713] • PAULO VI, 1963-1978 • DERECHO A UNA VIDA VERDADERAMENTE HUMANA DESDE EL COMIENZO DE LA EXISTENCIA
Del Saludo a un grupo de científicos, 27 febrero 1974
1974 02 27 0002
[2.–] [...] La Iglesia católica profesa un concepto del hombre totalmente englobante, que establece sus tomas de posición relativas a los actuales problemas. Se alegra del dominio que el hombre adquiere sobre su propia vida, no para transformarla a su arbitrio, sino para desarrollarla, de acuerdo con todas las posibilidades inscritas en su naturaleza. Está preocupada por la calidad de la vida, a todos sus niveles, porque todos ellos están ordenados a la vocación espiritual del hombre. Reconoce a cada persona un carácter sagrado, garantizado por Aquél que ha creado al hombre a su imagen, la envuelve con su amor y la llama a vivir con Él. Ella reconoce, pues, su derecho inalienable a vivir, desde el primer comienzo de su existencia –un derecho del que ningún humano puede disponer jamás– y un derecho también a encontrar entre sus semejantes y, en primer lugar, en la familia, las condiciones de una vida verdaderamente humana.
1974 02 27 0003
[3.–] De este modo, frente a los problemas de la vida, la Iglesia se sitúa en la luz de una fe que le revela el sentido pleno del hombre, y en las huellas de una larga experiencia de aceptación de la vida.
[E 34 (1974), 381]
1974 02 27 0002
[2.–] [...] L’Église catholique professe une conception de l’homme totalement englobante, qui fonde ses prises de position relatives aux problèmes actuels. Elle se réjouit de la maîtrise que l’homme acquiert sur sa propre vie, non pour la transformer à son gré, mais pour l’épanouir selon toutes les possibilités inscrites dans sa nature. Elle est soucieuse de la qualité de la vie, à tous ses niveaux, car ils sont tous ordonnés à la vocation spirituelle de l’homme. Elle reconnaît à chaque personne un caractère sacré, garanti par Celui qui a créé l’homme à son image, l’enveloppe de son amour et l’appelle à vivre avec Lui; elle reconnaît donc son droit inaliénable à vivre, dès le premier commencement de son existence –un droit dont nul humain ne peut jamais disposer– et un droit aussi à trouver chez ses semblables et d’abord dans la famille, les conditions d’une vie vraiment humaine.
1974 02 27 0003
[3.–] Ainsi, face aux problèmes de la vie, l’Église se situe dans la lumière d’une foi qui lui révèle le sens plénier de l’homme, et dans le sillage d’une longue expérience d’accueil à la vie.
[Insegnamenti P VI, 12, 207-208]