[0727] • PAULO VI, 1963-1978 • PRESERVAR EL CARÁCTER HUMANO Y CRISTIANO DE LA FAMILIA
De la Homilía en la Misa de la Solemnidad de San José, 19 marzo 1975
1975 03 19 0001
[1.–] Nos, lo honraremos hoy como aquél que Dios escogió para dar al Verbo Divino que se hace hombre, el nido, la genealogía histórica, la casa, el ambiente social, la profesión, el custodio, el parentesco, en una palabra, la familia, célula primaria de la sociedad, comunidad de amor, libremente constituida, indivisible, exclusiva, perpetua, mediante la cual el hombre y la mujer se revelan recíprocamente complementarios y destinados a transmitir el don natural y divino de la vida a otros seres humanos, sus hijos. Jesús, Hijo de Dios, tuvo su familia humana por la cual apareció y fue también Hijo del hombre; y con esta lección suya ratificó, canonizó, santificó la común institución, generadora de la existencia humana. [...]
1975 03 19 0005
[5.–] [...] El amor doméstico, el más completo, el más hermoso, según la naturaleza, irradia de la humilde escena evangélica y se expande en seguida en una luz nueva y deslumbrante; el amor cobra esplendor sobrenatural. La escena se transforma; en ella domina Cristo; las figuras humanas que están próximas a Él asumen la representación de la nueva Humanidad, la Iglesia; Cristo es el Esposo; la Esposa es la Iglesia; el cuadro temporal se abre al misterio del más allá del tiempo; la historia del mundo se hace apocalíptica, escatológica; dichoso quien ya ahora sabe entrever su luz vivificante; la vida presente se transfigura en la futura y eterna; nuestra casa, nuestra familia, se convertirá en paraíso.
1975 03 19 0006
[6.–] Aceptar como programa la vida cotidiana resulta hoy un ejercicio duro. Los hábitos tradicionales de nuestras casas, ordenadas, sencillas y austeras, buenas y felices, no rigen ya por sí mismos. Las costumbres públicas, que son defensa de las virtudes domésticas y sociales, están en vías de transformación y, en ciertos aspectos, en vías de disolución. La legalidad parece suficiente para satisfacer las exigencias de la moralidad, pero no siempre lo es. Están en tela de juicio las leyes fundamentales de la familia; su unidad, su exclusividad, su perennidad.
1975 03 19 0007
[7.–] Os corresponde a vosotros, esposos cristianos; a vosotros, familias bendecidas con el carisma sacramental; a vosotros, fieles de una religión que tiene en el amor, en el verdadero amor evangélico, su expresión más alta y más sagrada, más generosa y más feliz; a vosotros os corresponde redescubrir vuestra vocación y vuestra fortuna; a vosotros corresponde preservar el carácter incomparablemente humano y espontáneamente religioso de la familia cristiana; a vosotros corresponde igualmente regenerar, en vuestros hijos y en la sociedad, el sentido del espíritu que eleva la carne a su nivel. Que San José os enseñe cómo. Nos, lo invocaremos hoy también con este fin.
[E 35 (1975), 439-440]
1975 03 19 0001
[1.–] Noi oggi lo onoremo come colui che Iddio scelse per dare al Verbo di Dio, che si fa uomo, il nido, la genealogia storica, la casa, l’ambiente sociale, la professione, il custode, la parentela, in una parola, la famiglia, questa cellula primaria della società, comunità d’amore, liberamente costituita, indivisibile, esclusiva, perpetua, mediante la quale l’uomo e la donna si rivelano reciprocamente complementari, e destinati a trasmettere il dono naturale e divino della vita ad altri esseri umani, i loro figli. Gesù, Figlio di Dio, ha avuto una sua famiglia umana, per cui apparve e fu insieme Figlio dell’uomo; e con questa sua scelta ratificò, canonizzò, santificò questo nostro comune istituto generatore dell’esistenza umana. [...]
1975 03 19 0005
[5.–] [...] L’amore domestico, il più completo, il più bello secondo natura, irradia dall’umile scena evangelica, e subito si effonde in una luce nuova ed abbagliante: l’amore acquista splendore soprannaturale. La scena si trasforma: Cristo vi ha il sopravvento: le figure umane che gli sono vicine assumono la rappresentanza dell’umanità nuova, la Chiesa; Cristo è lo Sposo; Sposa è la Chiesa; il quadro del tempo se apre sul mistero dell’oltretempo; la storia del mondo si fa apocalittica, escatologica; beato chi ne sa fin d’ora intravedere la luce vivificante; la vita presente si trasfigura in quella futura ed eterna; la nostra casa, la nostra famiglia si farà paradiso.
1975 03 19 0006
[6.–] Accogliere come programma la vita cristiana diventa oggi un esercizio forte. L’abitudine tradizionale delle nostre case, ordinate, semplici ed austere, buone e felici, non regge più da se stessa. Il costume pubblico presidio delle virtù domestiche e sociali, è in via di mutamento, e, sotto certi aspetti, in via di dissoluzione. La legalità sembra, e non sempre è sufficiente alle esigenze della moralità. La famiglia è messa in discussione nelle sue leggi fondamentali: l’unità, l’esclusività, la perennità.
1975 03 19 0007
[7.–] Tocca a voi, Sposi cristiani; a voi, Famiglie benedette dal carisma sacramentale; a voi, fedeli d’una religione che ha nell’amore, nel vero amore evangelico la sua espressione più alta e più sacra, più generosa e più felice, a voi riscoprire la vostra vocazione e la vostra fortuna; a voi preservare il carattere incomparabilmente umano e spontaneamente religioso della famiglia cristiana; a voi rigenerare nei vostri figli e nella società il senso dello spirito che solleva al suo livello la carne. San Giuseppe vi insegni come. Noi oggi a tal fine insieme lo invocheremo.
[Insegnamenti P VI, 13, 233-235]