[0760] • PAULO VI, 1963-1978 • LA ALEGRÍA DE LA VIDA Y CONVERSACIÓN FAMILIAR
Del Saludo en el rezo del Ángelus, 7 agosto 1977
1977 08 07 0002
[2.–] El primer campo es el de la familia, cuando ésta se aprovecha de este período excepcional, las vacaciones, para reconstruirse en su unidad natural y anhelada, que se hace evidente y posible por la presencia simultánea de todos sus miembros. El padre, de ordinario ausente, está ahora presente para gozar de la vida doméstica, de la que comúnmente lo apartan sus ocupaciones profesionales, su horario de trabajo, sus costumbres extrañas a la conversación familiar; él tiene, por fin, un momento tranquilo para gozar de su casa, para conversar e incluso jugar con sus hijos, también ellos ordinariamente ausentes a causa de las exigencias escolares.
Nada tan hermoso, tan humano, tan benéfico nos ofrece la sociedad como este cuadro de la familia humana reunida en virtud de los vínculos naturalísimos y sagrados que la constituyen, padre, madre e hijos, a quienes los compromisos de la vida moderna hacen casi extraños unos de otros y casi apurados por una insólita, tranquila y cordial convivencia. Ésta, en cambio, en esta circunstancia, cuando puede ser una realidad, vuelve a encontrar su auténtica nota, la nota del amor natural; vuelve a encontrar su funcionalidad disciplinada; vuelve a encontrar la virtud pedagógica.
1977 08 07 0003
[3.–] Un saludo, por ello, tomado de este instante de oración a la Virgen, enviamos con aplauso lleno de buenos augurios y bendiciones a todas las familias, a quienes las vacaciones estivales conceden horas serenas para reunirse, para gustar la alegría y la sabiduría de la conversación familiar, para gozar un rápido, pero indeleble momento de paz y de amor doméstico.
[E 37 (1977), 1105]
1977 08 07 0002
[2.–] Il primo campo è quello della famiglia, quando essa profitta di questo periodo singolare, le vacanze, per ricomporsi nella sua naturale e sospirata unità, resa evidente e possibile dalla presenza simultanea di tutti i suoi membri: il papà, il solito assente, è invece presente, per godere della vita domestica, a cui di solito lo sottraggono le sue occupazioni professionali, il suo orario di lavoro, le sue abitudini estranee alla conversazione familiare; egli ha finalmente un momento tranquillo per godere della sua casa, per conversare e anche giocare con i suoi figli, anch’essi di solito sempre assenti per le esigenze scolastiche. Niente di così bello, di così umano, di così benefico ci offre la società che questo quadro della famiglia riunita in virtù dei vincoli naturalissimi e sacri, che la constituiscono: papà, mamma, figlioli, che gli impegni della vita moderna rendono quasi estranei gli uni agli altri, e quasi imbarazzati da una insolita, tranquilla e cordiale convivenza. Questa invece, in questa circostanza, quando può verificarsi, ritrova la sua autentica nota, quella dell’amore naturale: ritrova la sua funzionalità disciplinata, ritrova la virtù pedagogica.
1977 08 07 0003
[3.–] Un saluto perciò, attinto da questo istante di preghiera alla Madonna, mandiamo con plauso beneaugurante e benedicente, a tutte le famiglie, a cui le vacanze estive concedono ore serene per riunirsi, per gustare la gioia e la sapienza della conversazione familiare, per godere un rapido, ma incancellabile momento di pace e di amore domestico.
[Insegnamenti P VI, 15, 753-754]