[1050] • JUAN PABLO II (1978-2005) • MISIÓN EDUCADORA DE LOS PADRES
Del Discurso It is a great joy, a los profesores y estudiantes en el Saint Andrew’s College, de Bearsden, Glasgow (Gran Bretaña), 1 junio 1982
1982 06 01 0004
4. [...] Ante todo, tenemos que mencionar la creciente implicación de los padres, especialmente en los sectores primario y secundario, aunque también, si bien en un grado menor, en el terciario. Se han abierto ciertas vías para llevar a cabo todo esto: las estructuras de Asociaciones de padres y profesores, o cuerpos semejantes; el concepto de escuelas comunitarias; el facilitar a los padres el acceso a las bibliotecas escolares; y, a través de esto, la admirable oportunidad brindada a los adultos de una educación permanente, orientada al pleno desarrollo de la persona y de las cualidades que Dios le ha otorgado.
Es cierto que los padres se deberían ver más implicados en las estructuras educativas. Pues, a los ojos de Dios, ¿no son los padres los principales educadores de sus hijos? Tal principio básico fue diseñado por el Concilio Vaticano II, en particular en la Declaración sobre la educación cristiana: “Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la prole, y por tanto ellos son los primeros y obligados educadores” (Gravissimum educationis, 3). [...]
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5. Los puntos que acabamos de desarrollar, especialmente la consideración de toda la persona en el proceso educativo, la dimensión espiritual de la educación y la participación de los padres, han sido siempre elementos centrales del ethos de la enseñanza católica. Podemos afirmar esto particularmente de la escuela primaria, con su estrecha unión entre familia, escuela, parroquia y comunidad local. [...]
[DP (1982), 170]
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4. [...] First and foremost must surely be the increasing involvement of parents, especially in the Primary and Secondary sectors, and also, if to a lesser extent, in the Tertiary sector. In some ways, this has been realized through the structures of Parent/Teacher Associations or similar bodies; the concept of community schools; the opening of school library and leisure facilities to parents; and through this, the wonderful opportunity for Adult or Continuing Education –towards the full development of the person and his or her God-given potential.
It is only right that parents should be more involved in educational structures. For are not parents, in the sight of God, the primary educators of their children? Such a basic principle was underscored by the Second Vatican Council, in particular in the Declaration on Christian Education: “Since it is the parents who have given life to their children, it is they who have the serious obligation of educating their offspring. Hence parents must be recognized as the first and foremost educators of their children” (3). [...]
3. Gravissimum educationis, 3.
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5. The issues focused on above, especially the development of the whole person, the spiritual dimension of education, and the involvement of parents, have always been central to the ethos of the Catholic school. This has been particularly true of the Primary school, with the close bond between the family, school, parish and local community. [...]
[Insegnamenti GP II, 5/2, 2053-2054]