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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1206] • JUAN PABLO II (1978-2005) • DIMENSIÓN FAMILIAR DEL TRABAJO HUMANO

De la Homilía en la Misa en la Catedral de Avezzano (Italia), 24 marzo 1985

1985 03 24 0006

6. La alianza entre trabajo y familia, que se realizó en la vida de San José, encuentra su reflejo en la vida de toda la familia y en las vicisitudes humanas de todo trabajador. Efectivamente, en el plan de Dios, el hombre tiene el derecho natural de formarse una familia propia y ésta, para sustentarse, debe poder contar con la aportación del trabajo humano. Sobre estos dos círculos de valores, uno vinculado al trabajo, otro consecuente con el carácter familiar de la vida humana, me he detenido a hablar en la Encíclica Laborem exercens (n. 10).

Es necesario que los dos ámbitos de valores se vinculen entre sí correctamente, y correctamente se compenetren. Efectivamente, si es verdad que el trabajo hace posible la fundación de la vida de una nueva familia, también es verdad que en la familia se nos educa al trabajo y mediante el trabajo se nos madura como seres humanos. Es necesario, pues, afirmar con claridad que “la familia es, al mismo tiempo, una comunidad hecha posible gracias al trabajo y la primera escuela interior del trabajo para todo hombre” (Laborem exercens, 10).

Así, pues, queridísimos hermanos y hermanas, vosotros veis la consecuencia inmediata que se deriva de cuanto he afirmado ahora. La consecuencia es que “la familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano” (ib. 10). Esta dimensión familiar del trabajo constituye uno de los puntos clave de la doctrina social de la Iglesia.

Es un punto confirmado por la trayectoria de San José y de la Sagrada Familia: allí los dos ámbitos de valores se han encontrado y unido admirablemente. No carece de significado el hecho de que el Hijo de Dios haya querido nacer en una familia y cargarse con la fatiga de un trabajo pesado como el del carpintero. En cierto sentido puede decirse verdaderamente que el misterio de la Encarnación “pasa” a través de estas dos realidades humanas: la realidad de la familia y la del trabajo. De este misterio San José se convierte en el fiduciario más íntimo y el siervo más fiel, él que la Providencia había destinado a desempeñar los papeles de padre de familia y de hombre del trabajo. Al honrar la figura de San José, rendimos homenaje a la santidad de la familia y del trabajo, estas dos dimensiones humanas fundamentales, que en él encuentran actuación tan alta y singular.

[DP (1985), 87]