[1261] • JUAN PABLO II (1978-2005) • PRIORIDAD DE LA PASTORAL DE LA FAMILIA
Del Discurso Ao saudar-vos, a los Obispos de Angola, en la visita ad limina, 23 mayo 1986
1986 05 23 0009
9. Conozco vuestro esfuerzo primoroso y eficaz, también en la “función de embajadores de Jesucristo como si Dios exhortase por vuestra boca”, en los dos campos a los que voy a referirme:
–La problemática de la familia, con las insidias –de orden social, moral, religioso y civil– que la amenazan. Sé que la consideráis prioridad pastoral, como se refleja en la carta que publicasteis hace dos años; me limito, pues, a estimular ese programa y esfuerzo en pro de las familias según Dios: el futuro del hombre en el mundo, en la Iglesia y, en concreto, en vuestros países, pasa por la familia.
–Los jóvenes, promesa de un mañana mejor. También en este aspecto me habéis confiado vuestras justificadas preocupaciones pastorales. He visto con tristeza confirmada en vuestros relatos cuán marcada está la juventud, principalmente en Angola, por el momento histórico que allí se vive. Haced ver a los queridos jóvenes de vuestra tierra la gran simpatía y afecto con que el Papa y toda la Iglesia, en general, os acompañan y se interesan por ellos. Decidles también: que no se dejen instrumentalizar ni rebajar; insistid “con ocasión o sin ella... con bondad y doctrina” para que sepan reaccionar ante los contra-valores; que cultiven su capacidad y generosidad para abrazar ideales nobles; que vivan la certeza de que no se puede edificar sobre otro fundamento que no sea Jesucristo, Redentor del hombre; hacedles ver, finalmente, que a sus expectativas en relación con la Iglesia corresponde la gran esperanza que la Iglesia misma deposita en ellos, que es voto y al mismo tiempo plegaria al gran Amigo de los jóvenes, Jesucristo: para que nunca se dejen enredar por ideologías o sistemas que pregonan el odio y la violencia, pues solamente el amor puede construir la civilización del amor.
[OR (ed. esp.) 12-X-1986, 16]
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9. Sei do vosso empenho aprimorado e efectivo, ainda na “função de embaixadores de Jesus Cristo, como se Deus exortasse pela vossa boca”, nos dois campos a que passo a referir-me:
–A problemática da família, com as insídias –de ordem social, moral, religiosa e civil– que a ameaçam. Sei que a considerais prioridade pastoral, como se reflecte na Carta que publicastes há dois anos; limito-me, pois, a estimular esse programa e empenho, em prol de famílias segundo Deus; o futuro do homem no mundo, na Igreja e, en concreto, nos vossos países, passa pela família.
–Os jovens, promessa de um amanhã melhor. Também neste aspecto me confidenciastes as vossas justificadas preocupações pastorais. Foi com mágoa que vi confirmado, pelos vossos relatos, quanto a juventude, principalmente em Angola, está marcada pelo momento histórico que aí se vive. Dizei aos queridos jovens da vossa terra a grande simpatia e afecto com que o Papa e toda a Igreja em geral os acompanham e se interessam por eles. Dizei-lhes, ainda: que não se deixem instrumentalizar, nem rebaixar; insisti, “oportuna e inoportunamente... com bondade e doutrina”, para que saibam reagir aos contra-valores; que cultivem a sua capacidade e generosidade para abraçar ideais nobres; que vivam a certeza de não poderem edificar sobre outro fundamento que não seja Jesus Cristo, Redentor do homem; fazei-lhes ver, enfim, que às suas expectativas, em relação à Igreja, corresponde a grande esperança que a mesma Igreja deposita neles, que é voto e, ao mesmo tempo, prece ao grande Amigo dos jovens, Jesus Cristo: para que nunca se deixem enredar por ideologias ou sistemas que apregoam o ódio e a violência, pois somente o amor pode construir a civilização do amor.
[AAS 78 (1986), 1268]