[1264] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LAS FUENTES DEL VERDADERO AMOR CONYUGAL Y EL SERVICIO A LA VIDA
Del Discurso Sono lieto, al Congreso Internacional sobre la Familia de África y Europa, 31 mayo 1986
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2. Este Congreso merece atención, sea por la actualidad de los diversos temas específicos que habéis anunciado, sea por las motivaciones espirituales que os mueven, en consonancia con las enseñanzas de la Iglesia, la cual no cesa de dedicar toda clase de esfuerzos a la defensa y la promoción de la vida. En mi visita pastoral a Kinshasa en 1980, tuve la oportunidad de reafirmar la necesidad de intensificar “la preparación de los jóvenes a la vida conyugal, preparación que les revelará el sentido de la identidad cristiana de la pareja, y los hará madurar en orden a sus relaciones interpersonales y sus responsabilidades familiares y sociales” (cfr. L’Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 11 de mayo de 1980, p. 5). Es hermoso contemplar estas iniciativas vuestras, que continúan las del año 1984 centradas entonces en el grave problema de la procreación responsable, como respuesta efectiva a las preocupaciones de la Iglesia en una materia que toca de forma tan íntima las conciencias de las personas.
Que estos encuentros os sirvan, por consiguiente, para un útil intercambio de ideas y de experiencias en orden a reemprender mejor vuestra actividad en el campo de la formación y animación cristiana de las parejas jóvenes. La Iglesia está empeñada en iluminar las mentes y abrir los corazones al plan primordial de Dios sobre la naturaleza y los fines de la familia. Se preocupa de que las familias cristianas vuelvan a encontrar en las fuentes puras del amor cristiano la fuerza y la alegría de servir a las leyes divinas y humanas de la vida, sin compromisos y sin cálculos egoístas; se preocupa de que la ciencia del verdadero amor conyugal les llegue a las familias desde Cristo, que dio la vida por la Iglesia, su Esposa.
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3. Puesto que buen número de entre vosotros habla inglés, deseo dirigirme a vosotros en esta lengua.
En mi Exhortación Apostólica sobre el papel de la familia cristiana en el mundo de hoy, la Familiaris consortio, yo subrayaba la necesidad de “un esfuerzo más amplio, decisivo y sistemático por hacer conocer, estimar y aplicar los métodos naturales de regulación de la fertilidad” (n. 35). El Congreso en el que estáis participando y el trabajo que realizáis en vuestros respectivos países al enseñar métodos naturales de planificación familiar constituyen respuestas muy meritorias a esta necesidad. Mediante éstas y otras iniciativas, la Iglesia logra servir y enriquecer la vida de los esposos y de las familias.
En los Salmos del Antiguo Testamento, encontramos esta hermosa plegaria al Señor: “Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia” (Sal 16, 11). El trabajo que estáis realizando es un servicio a la vida humana. Ayuda a las parejas a vivir de acuerdo con la voluntad y el plan de Dios. Confío en que, a vosotros, que enseñáis a otras personas métodos naturales de planificación familiar, el Señor os mostrará el camino de la vida y colmará vuestros corazones de alegría. Que Él os conceda la abundancia de sus bendiciones a vosotros y a vuestras familias.
[OR (ed. esp.) 5-X-1986, 22]
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2. Questo vostro Congresso merita apprezzamento sia per l’attualità dei vari temi specifici da voi annunciati, sia anche per le motivazioni spirituali che vi muovono, in consonanza con gli insegnamenti della Chiesa, la quale non cessa di dedicare ogni sforzo per la difesa e la promozione della vita. Nella mia visita pastorale a Kinshasa nel 1980, ebbi occasione di ribadire la necessità di intensificare “la preparazione dei giovani alla vita coniugale, che rivelerà loro il senso dell’identità cristiana della coppia, e li renderà maturi per i loro rapporti interpersonali e per le loro responsabilità familiari e sociali” (1). È bello considerare queste vostre iniziative, che fanno seguito a quelle del 1984 incentrate sulla grave questione della procreazione responsabile, come una risposta fattiva alle preoccupazioni della Chiesa su una materia che tocca così intimamente le coscienze degli uomini.
Vi servano perciò questi incontri per un utile scambio di idee ed esperienze per meglio riprendere la vostra attività nel campo della formazione ed animazione cristiana delle giovani coppie. L’impegno della Chiesa è di illuminare le menti e di aprire i cuori al disegno primordiale di Dio circa la natura e i fini della famiglia. Essa si preoccupa perchè le famiglie cristiane ritrovino nelle pure sorgenti dell’amore cristiano la forza e la gioia di servire le leggi divine ed umane della vita, senza compromessi, e senza calcoli egoistici; perchè la scienza del vero amore coniugale derivi loro da Cristo, che ha dato la sua vita per la Chiesa, sua sposa.
1. Insegnamenti di Giovanni Paolo II, III, 1 (1980) 1080 [1980 05 03a/8].
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3. Since a large number of you speak English, I now wish to address you in that language.
In my Apostolic Exhortation regarding the Role of the Christian Family in the Modern World, “Familiaris Consortio”, I pointed out the need for “a broader, more decisive and more systematic effort to make the natural methods of regulating fertility known, respected and applied” (2). This Congress in which you are taking part and the work you do in your respective countries to teach natural family planning are indeed praiseworthy responses to this need. Through these and similar initiatives the Church is enabled to serve and to enrich the lives of married couples and families.
In the Psalms of the Old Testament we find this beautiful prayer to the Lord: “You will show me the path of life, the fullness of joy in your presence” (3). The work you are doing serves human life. It helps couples to live according to God’s will and design. I am confident that, as you teach others about natural family planning, the Lord will show you the path of life and fill your hearts with joy. May he grant abundant blessing to you and your families.
[Insegnamenti GP II, 9/1, 1726-1728]
2. IOANNIS PAULI PP. II, Familiaris consortio, 35 [1981 11 22/35].
3. Ps. 16 (15), 11.