[1298] • JUAN PABLO II (1978-2005) • DEFENSA DE LA VIDA, EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
De la Homilía en la Misa en el “Victorian Racing Club”, Melbourne (Australia), 28 noviembre 1986
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9. ¿Y qué decir sobre tantas formas de pobreza espiritual, esa plaga de nuestra sociedad contemporánea? ¿Permanecerá firme la comunidad cristiana en la defensa del matrimonio y de la familia? La verdadera supervivencia y bienestar de nuestra sociedad depende de ello.
¿Defenderá la comunidad cristiana el don de la vida, desde su concepción hasta el momento de la muerte? No es la cualidad de la vida –por muy importante que sea– la que la hace sagrada, sino el hecho real de nuestra existencia. La vida es un don de Dios. El hombre es simplemente su administrador dentro de los límites del plan del Creador. Si no se salva lo vulnerable y lo indefenso, nada se salva ya. No pueden salvarse los derechos humanos en un mundo sin firmes principios morales, en un mundo en que todo es relativo y solamente depende de un particular punto de vista o de una opinión. Dios nos ha dado la inteligencia y su doctrina revelada, para ayudarnos a reconocer esas verdades y defender los valores fundamentales. Si los explicamos mal o ignoramos sus consecuencias en la vida pública, habremos traicionado nuestra herencia cristiana.
Mi visita quiere ser una invitación a la comunidad eclesial en Australia, y especialmente a los laicos, a que tomen una postura firme a favor de la vida y del amor, de la verdad y de la justicia, así como de la dignidad de todo ser humano. ¡Finalmente os pido que toméis postura a favor de Dios! Quiero decir con esto que sepáis “que el Señor es Dios. Él nos hizo y somos suyos” (Sal 100/99, 3). Ésta es la gran tarea del sacerdocio del Pueblo de Dios.
[OR (ed. esp.) 14-XII-1986, 14]
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9. And what about the many forms of spiritual poverty that plague contemporary society? Will the Christian community stand firm in the defence of marriage and the family? The very survival and well-being of our society depends on it.
Will the Christian community defend the gift of life, from conception to the moment of death? It is not the quality of life –however important this may be– which makes life sacred, but the very fact of our existence. Life is a gift of God. Man is merely its administrator within the limits of the Creator’s design. If the vulnerable and defenceless are not safe, no one is safe for long. No human rights are safe in a world without firm moral principles, in a world where everything is relative and depends merely on a particular opinion or point of view. God has given us our reason and his revealed teaching, in order to help us recognize these truths and defend fundamental values. If we explain them badly or ignore their consequences in public life, we will have betrayed our Christian heritage.
My visit is meant to be an invitation to the ecclesial community in Australia, and especially to the laity, to take a firm stand on the side of life and love, truth and justice, and the dignity of every human being. Ultimately I am asking you to take a stand for God! What I am saying is this: “Know that he, the Lord, is God. He made us, we belong to him”16. This is the great task of the priestly People of God.
[Insegnamenti GP II, 9/2, 1728-1729]
16. Ps. 100 (99), 3.