[1418] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA EN LA BASE DE LA EVANGELIZACIÓN
Del Discurso Herzlich GrüBe, a las Madres de Familia del Movimiento Apostólico de Schönstatt, 2 mayo 1991
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[2.–] Habéis venido, todas, para dar gracias a Dios, dispensador de todo bien, por vuestra vocación en esta familia espiritual, que tiene como finalidad formar mujeres que, libremente y por amor, se dediquen plenamente al servicio de Dios y del prójimo. Queréis desempeñar el compromiso que os ha sido confiado y deseáis cumplirlo con todas vuestras fuerzas. Por tanto, como María, Reina y Señora de Schönstatt, tratad de ser, para la Iglesia y el mundo, y sobre todo para la familia, las “portadoras de Cristo, introductoras de Cristo y siervas de Cristo”.
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[3.–] El mundo será cristiano sólo si nosotros estamos dispuestos a formar a la sociedad y a la familia desde dentro. Y la evangelización de la sociedad en que vivís y trabajáis puede tener lugar sólo cuando la palabra de Dios se comunica y vive en el pequeño recinto de los padres.
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[4.–] Vuestra vocación ha de hacerse visible de manera concreta en la evangelización de vuestras familias. Por ello, empeñaos cada día por ser, para vuestros maridos y vuestros hijos, como María, portadoras de Cristo, conscientes de realizar una responsabilidad particular en el bien de los hombres, de todo hombre, como he señalado en la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem. De manera especial, esforzaos en favorecer la vida naciente, lo que adquiere significación sobre todo en vuestras novenas mensuales por las futuras madres.
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[2.–] Ihr seid zusammengekommen, um Gott, dem Geber alles Guten, für Eure Berufung in diese geistliche Familie zu danken, deren Anliegen es ist, Frauen zu formen, die sich in der Freiheit der Liebe ganz in den Dienst Gottes und der Menschen geben. Ihr wollt den an Euch ergangenen Auftrag bejahen um mit allen Kräften zu erfüllen trachten, nämlich, wie Maria, Königin und Siegerin von Schönstatt, in Kirche und Welt, besonders aber in der eigenen Familie “Christus-Trägerinnen, Christus-Bringerinnen und Christus-Dienerinnen” zu sein.
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[3.–] Die Welt kann nur so weit christlich sein, als wir bereit sind, Gesellschaft und Familie von innen her mitzuprägen. Und eine Evangelisierung der Gesellschaft, in der Ihr lebt und arbeitet, kann nur erfolgen, wenn das Wort Gottes auch im kleinen Kreis der Angehörigen verkündet und gelebt wird.
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[4.–] Eure Berufung wird vor allem konkret sichtbar in der Evangelisierung der eigenen Familie. Täglich bemüht Ihr Euch darum, Euren Gatten und Kindern, wie Maria, Christus-Bringerin zu sein, in dem Bewußtsein, eine besondere Verantwortung für das Heil der Menschen, ja, eines jeden Menschen zu tragen, auf die das Apostolische Schreiben “Mulieris Dignitatem” hinweist. So setzt Ihr Euch bewußt auch für das ungeborene Leben ein, was nicht zuletzt in Eurer monatlichen Novene für werdende Mütter zum Tragen kommt.
[Insegnamenti GP II, 14/1, (110)2-1103]