[1445] • JUAN PABLO II (1978-2005) • SANTIDAD DE LA VIDA DESDE EL MOMENTO DE LA CONCEPCIÓN
Del Discurso In these days, a los Obispos del África Meridional, en la visita ad limina, 29 mayo 1992
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4. Los cambios sociales en África del Sur modifican notablemente el marco en el que los miembros del Cuerpo de Cristo viven la vida de gracia y se esfuerzan por ser levadura en la sociedad. Se necesita una acción en muchos frentes para alcanzar un orden civil digno de la persona humana y que esté en armonía con la ley moral natural establecida por el Creador. La verdad sobre la dignidad humana, que lleva a aborrecer toda discriminación e injusticia, es la razón por la que la Iglesia debe defender la inviolabilidad de la vida desde el momento de su concepción, oponerse al aborto y a la eutanasia, promover una sólida vida familiar, que tenga como base el matrimonio monógamo e indisoluble, y subrayar el estado de igualdad y complementariedad del hombre y la mujer en la sociedad. La Iglesia, asimismo, defiende la verdad sobre el hombre cuando exige que el desarrollo sea auténticamente humano. El objetivo esencial de ese desarrollo es un orden económico en el que todos los hombres y mujeres tengan la oportunidad de usar sus dones y talentos en un trabajo que contribuya al bien común y de la que obtengan una recompensa justa, a fin de mantenerse a sí mismos y a sus familias.
La Iglesia tiene la tarea de recurrir a toda su autoridad espiritual con miras a informar y confirmar las conciencias individuales y la conciencia moral de cada una de las naciones de África del Sur acerca de las exigencias de la justicia y la libertad. Tal como habéis puesto de relieve claramente en vuestra carta pastoral “Una llamada a construir una nueva África del Sur”, dado que la Iglesia Católica trasciende todo sistema político, económico y social (cfr. Gaudium et spes, 42), sus pastores quieren seguir elevando una voz imparcial sobre las cuestiones éticas y morales objeto del debate público y sobre las costumbres de vida de la nación. En muchos casos, tanto para la sociedad como para la Iglesia, el proceso de construcción de un futuro mejor será mucho más arduo que los esfuerzos del pasado: requerirá nuevos recursos de inteligencia, sabiduría y rectitud moral.
[OR (e. c.), 3.VII.1992, 7]
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4. Social changes in Southern Africa greatly alter the context in which the members of Christ’s Body live the life of grace and strive to be a leaven in society. Action on many fronts is needed so as to achieve a civic order worthy of the human person and in harmony with the natural moral law established by the Creator. The truth about human dignity, which makes all racial discrimination and injustice so abhorrent is the reason why the Church must defend the sanctity of life from the moment of conception, oppose abortion and euthanasia, promote sound family life with permanent and monogamous marriage as its basis, and emphasize the equal yet complementary status of men and women in society. The Church likewise champions the truth about man when she calls for authentic human development. An essential goal of such development is an economic order in which all men and women have the opportunity to use their gifts and talents in work which contributes to the common good and from which they obtain a just recompense in order to support themselves and their families.
The Church remains committed to using all her spiritual authority to inform and confirm individual consciences and the moral conscience of each nation in Southern Africa concerning the implications of justice and freedom. As you so clearly emphasize in your Pastoral Letter, “A Call to Build a New South Africa”, because the Catholic Church transcends every political, economic or social system (5), her pastors will continue to raise an impartial voice on ethical or moral issues of public debate and on trends in the nation’s life. In many ways, both for society and the Church, the process of building a better future will be even more demanding than the struggles of the past. It will require fresh resources of intelligence, wisdom and moral rectitude.
[AAS 85 (1993), 673]
5. Gaudium et spes, 42.