[1559] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA PROTECCIÓN Y DEFENSA DE LA FAMILIA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Del Discurso It is always, a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, 4 marzo 1994
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4. La presencia católica en los medios de comunicación es una forma de cumplir la misión de la Iglesia de proclamar el reino de Dios e invitar a todos a entrar en él (cf. Mc 1, 15). Es una expresión del amor evangélico y de la solicitud pastoral. En especial, en este Año de la familia, habría que invitar a los artistas y a los profesionales de los medios de comunicación a crear obras que se inspiren en una vida familiar más rica, profunda y fructuosa. El amor humano ha sido uno de los temas más tratados en el campo de la literatura y el drama a lo largo de la historia, y la belleza sublime del amor humano en la vida familiar ofrece una fuente inagotable de inspiración para la imaginación creativa. Los sacrificios generosos que los esposos realizan el uno por el otro y por sus hijos, y la respuesta amorosa de éstos, pueden inspirar la creatividad de los artistas en los medios de comunicación, y hacer que los oyentes se abran a los mensajes que sostienen la esperanza, elevan el espíritu.
En mi mensaje para la Jornada mundial de las comunicaciones sociales de este año afronté el influjo que esos medios, especialmente la televisión, pueden ejercer sobre las familias. Ese mensaje quería ofrecer una guía para el uso de la televisión, a fin de enriquecer la vida individual y familiar, y evitar lo que pueda dañar el entramado moral de la familia y la sociedad. Además, los medios de comunicación pueden hacernos comprender que todos somos miembros de una única familia humana. Y pueden ser promotores poderosos de comprensión y unidad entre los pueblos; pueden suscitar expresiones de solidaridad con quienes sufren a causa de desastres naturales o conflictos violentos; pueden ayudar a que hagamos nuestras las alegrías y los dolores de nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo. Tanto los programas informativos como los de entretenimiento pueden ser nuestros ojos y nuestros oídos, abrirnos al mundo, y permitirnos captar los anhelos y las aspiraciones, así como las dificultades y las frustraciones de toda la familia humana.
[DP-27 (1994), 65]
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4. The Catholic presence in the media is a way of fulfilling the Church’s mission of proclaiming the Kingdom of God and inviting all to enter (1). It is an expression of evangelical love and pastoral concern. Especially in this “Year of the Family”, artists and media personnel should be challenged to create works which will inspire a richer, deeper and more fruitful family life. Human love has been one of the most powerful themes in literature and drama throughout history, and the pre-eminent beauty of human love in family life offers an inexhaustible source of inspiration for the creative imagination. The unselfish sacrifices which husbands and wives make for one another and for their children, and the loving response of those children, can provide inspiration to creative artists in the media, as well as to audiences open to messages which sustain hope and elevate the spirit.
In my Message for this year’s “World Communications Day” I discussed the impact which the means of social communications, especially television, can have on families. That Message sought to offer guidance in the use of television to enrich individual and family life, and in the avoidance of what can damage the moral fabric of the family and of society itself. Likewise, the communications media have the potential to make us realize that we are all members of the one human family. The media can be powerful promoters of understanding and unity among peoples; they can elicit expressions of solidarity with those who suffer through natural disasters or violent conflicts; they can help make the joys and sufferings of our brothers and sisters around the world our own joys and sufferings. Both the news and entertainment media can be our eyes and ears, open to the world, and can offer insight into the longings and aspirations, as well as the difficulties and frustrations of the entire human family.
[AAS 87 (1995), 66-67]
1. Mc. 1, 15.