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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1581] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, ANTERIOR AL ESTADO

Saludo en el rezo del Regina Coeli, 17 abril 1994

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1. He tenido ya la oportunidad, incluso escribiendo a los jefes de Estado de todo el mundo, de expresar una dolorosa sorpresa a causa de algunas orientaciones aparecidas en la preparación de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, convocada por la ONU en El Cairo para el próximo mes de septiembre.

A nadie escapa la importancia de dicha reunión, que se enfrenta con algunos de los mayores desafíos que hoy interpelan a la Humanidad. Los temas que figuran en el orden del día no son, en efecto, cuestiones de pura organización “técnica” de la vida social, para dejar exclusivamente en manos de economistas, sociólogos y políticos: conciernen, en efecto, a una esfera vital en la que todos estamos directamente implicados. Se cuestiona la forma de concebir la vida humana en los sectores decisivos de la sexualidad y de la familia. Ante problemáticas tan complejas nadie puede permanecer al margen, como si éstas no le afectasen.

Ésta es la razón por la que quiero que tenga un ulterior eco esta mi sentida preocupación, dirigiendo un llamamiento a todas las conciencias, a los espíritus libres que no se dejan engañar por lógicas de encasillamiento o por intereses económicos y políticos. Me dirijo a todos los que saben oponerse a los modelos, ampliamente difundidos, de una fatua libertad y de un falso progresismo que, vistos en profundidad, constituyen, en cambio, formas de esclavitud y de retroceso, porque debilitan al hombre, el carácter sagrado de la vida y la capacidad de un verdadero amor. Lo que viola la norma moral jamás es una victoria, sino una derrota para el hombre que lo hace víctima de sí mismo.

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2. En este Año Internacional de la Familia deberíamos esperar un redescubrimiento y un relanzamiento del principio afirmado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, según la cual la familia es “el elemento natural y fundamental de la sociedad” (art. 16, 3). Por ese su carácter, la familia no es una institución que se puede modificar a capricho: la familia pertenece al patrimonio más original y sagrado de la humanidad. Incluso es anterior al Estado, que tiene la obligación de reconocerla y tiene el deber de defenderla sobre la base de evidencias ético-sociales fácilmente comprensibles y que jamás deben menospreciarse.

Lo que amenaza a la familia, en realidad, amenaza al hombre. Esto es todavía más cierto cuando se habla de un presunto “derecho al aborto”. Hoy es más urgente que nunca reaccionar contra modelos de comportamiento que son fruto de una cultura hedonista y permisiva, mediante la cual la entrega desinteresada de sí, el control de los instintos, el sentido de la responsabilidad parecen nociones relacionadas con una época ya superada. Me pregunto: ¿a qué sociedad conducirá este permisivismo ético? ¿No existen ya síntomas preocupantes que hacen temer por el futuro de la Humanidad?

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3. Confío al corazón maternal de María estos interrogantes, al tiempo que los propongo a la reflexión de los que se preocupan seriamente por el verdadero bien del hombre y de todo hombre. No es mi intención ceder al pesimismo y al alarmismo; sin embargo, considero un preciso deber, por mi parte, elevar fuertemente la voz de la Iglesia a propósito de una causa tan importante. Que la Virgen Santísima hable a los corazones, haga que estas palabras mías lleguen más allá de las barreras ideológicas y políticas, para que sobre estos temas fundamentales se busque y se encuentre un renovado consenso entre todos los hombres de verdaderamente buena voluntad.

[E 54 (1994), 809]