[1621] • JUAN PABLO II (1978-2005) • PROTEGER EL VÍNCULO FAMILIAR, MEDIO PARA DEFENDER LA DIGNIDAD PERSONAL
Discurso I am happy, a los participantes en el Coloquio Interreligioso sobre “Matrimonio y Familia en el mundo de hoy”, 23 septiembre 1994
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[1.–] Me siento feliz de recibir a los participantes en el “Coloquio Interreligioso: Matrimonio y Familia en el Mundo de Hoy”, organizado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso en colaboración con el Pontificio Consejo para la Familia.
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[2.–] Vuestro Coloquio os ha reunido para un intercambio de ideas sobre un tema que interesa a la sociedad humana en todas las partes del globo. Dentro del contexto del Año Internacional de la Familia el tema de vuestra discusión ha merecido ya amplia atención.
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[3.–] La Iglesia ha tenido muchas ocasiones de hablar sobre la familia durante este año, incluyendo mi propio Mensaje con motivo del Día Mundial de la Paz en torno al tema: “La familia crea la paz de la familia humana”. La doctrina de la Iglesia subraya que la familia es la célula básica de la sociedad, el primer lugar en el que son transmitidos y asimilados los valores culturales, sociales y religiosos. Es normal el hecho de que, en el seno de la familia, la persona experimente por vez primera el amor y la compasión y aprenda a enseñárselos a los demás. La familia es el lugar en que cada individuo recibe ayuda para llegar a la plena madurez y, por ello, para construir una sociedad de armonía, solidaridad y paz.
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[4.–] Al mismo tiempo, debemos reconocer que la familia, en la actualidad, se encuentra amenazada en muchos aspectos. Donde imperan una visión materialista y un enfoque individualista de la vida se desarrolla una tendencia a cuestionar las verdades y valores fundamentales en los que están basados el matrimonio y la familia. Por otra parte, son las duras condiciones materiales, concretamente la pobreza, o la dispersión, originadas por el conflicto armado, lo que impide a la familia el cumplimiento de su misión con dignidad.
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[5.–] Como miembros de una estirpe humana, cada vez más conscientes de nuestra interdependencia, y unidos como creyentes, aunque pertenecientes a diferentes tradiciones religiosas, debemos trabajar juntos a fin de que la sociedad civil pueda reconocer y salvaguardar la inviolabilidad de la vida humana en todas sus etapas y promover la familia como el único medio para defender la dignidad humana.
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[6.–] Quiera Dios, de quien proceden todos los bienes, ayudaros a llevar a cabo vuestro compromiso común. Y que sus bendiciones desciendan sobre cada uno de vosotros.
[E 54 (1994), 1508]
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[1.–] I am happy to meet the participants in the Interreligious Col loquium: Marriage and the Family in Today’s World organized by the Pontifical Council for Interreligious Dialogue in collaboration with the Pontifical Council for the Family.
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[2.–] Your Colloquium has brought you together for an exchange of ideas on a theme which concerns human society in every part of the globe. Within the context of the International Year of the Family the object of your discussion has already received widespread attention.
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[3.–] The Church has had many occasions to speak out about the Family during this year, including my own World Day of Peace Message on the theme: The Family creates the Peace of the Human Family. Church doctrine stresses that the Family is the basic cell of society, the first place in which cultural, social and religious values are transmitted and assimilated. It is normally within a family that a person first experiences love and compassion, and learns to show them to others. The family is the place in which each individual is helped to come to full maturity and so to build up a society of harmony, solidarity and peace.
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[4.–] At the same time, we must recognize that the family is today under threat in many ways. Where a materialistic vision and an individualistic approach to life reign, there develops a tendency to question the fundamental truths and values on which marriage and the family are based. Elsewhere it is harsh material conditions, outright poverty, or the dispersion brought about by armed conflict, which prevents the family from fulfilling its mission with dignity.
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[5.–] As members of the one human race, ever more conscious of our interdependence, and united as believers, though belonging to different religious traditions, we must work together so that civil society may recognize and safeguard the sacredness of human life at every stage and promote the family as the one way to defend human dignity.
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[6.–] May God, from whom all good things come, assist us in carrying out this common commitment. And may his blessings be upon each one of you.
[Insegnamenti GP II, 17/2, 376-377]