[1763] • JUAN PABLO II (1978-2005) • UNA “TEOLOGÍA DE LA VIDA” PARA DEFENDER LA DIGNIDAD HUMANA
Discurso It gives me, al Instituto Ecuménico de Bossey, del Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra (Suiza), 15 febrero 1996
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[1.–] Me da mucha alegría recibiros a vosotros, estudiantes y personal del Instituto ecuménico de Bossey, durante vuestra peregrinación a Roma.
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[2.–] En los pasados cuatro meses habéis estado reflexionando juntos sobre el tema: Una teología de la vida. Para nosotros, los cristianos, esta reflexión y esta teología deben comenzar con nuestro Señor Jesucristo y referirse constantemente a Él, que “vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia” (cf. Jn 10, 10). En efecto, Jesús es la plenitud de vida a la que todo hombre y toda mujer están llamados, una plenitud que consiste en compartir la vida misma de Dios (cf. Evangelium vitae, 2). La misión de la Iglesia consiste siempre y en todo lugar en proclamar esta verdad, este “evangelio de la vida”, especialmente en nuestros días, en que peligros cada vez más grandes amenazan la vida de personas y pueblos, particularmente cuando son débiles y están indefensos (cf. ib., 3).
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[3.–] En efecto, la Iglesia es consciente de que esta proclamación del Evangelio no sólo incluye la defensa de la vida humana como tal, sino también la obligación de promover todo lo que favorece el desarrollo de la vida humana y su dignidad. Existe una relación esencial entre la proclamación de la buena nueva de la salvación en Jesucristo y el compromiso en favor de la paz, la justicia y el progreso de los derechos humanos. Una auténtica teología de la vida no debe dejar de reconocer esta relación y exponer claramente sus consecuencias prácticas.
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[4.–] Queridos hermanos, pronto volveréis a vuestros países y a vuestras Iglesias y comunidades. Espero y oro para que, con la ayuda del Espíritu Santo, seáis testigos del evangelio de la vida en su plenitud, tal como lo reveló Jesucristo, que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6).
[O.R. (e. c.) 1.III.1996, 11]
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[1.–] It gives me great pleasure to greet you, students and staff of the Ecumenical Institute of Bossey, on your pilgrimage to Rome.
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[2.–] For the past four months, you have been reflecting together on the theme “A Theology of Life”. For us Christians, such a reflection and such a theology must start with and make constant reference to our Lord Jesus Christ, who “came that we may have life and have it abundantly”.(1) Jesus in fact is the fullness of life to which every man and woman is called, a fullness which consists in sharing the very life of God himself.(29 It is the Church’s mission always and everywhere to proclaim this truth, this “Gospel of life”, especially in our own day when ever greater dangers threaten the life of individuals and peoples, particularly where it is weak and defenceless.(3)
1. Cfr. Io. 10, 10.
2. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Evangelium Vitae, 2 [1995 03 25b/ 2].
3. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Evangelium Vitae, 3 [1995 03 25b/ 3].
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[3.–] Indeed, the Church is aware that this proclamation of the Gospel includes not only the defence of human life as such, but also the obligation to promote everything that favours the development of human life and dignity. There is an essential relationship between proclaiming the Good News of salvation in Jesus Christ and being committed to peace, justice, and the advancement of human rights. An authentic “theology of life” must not fail to recognize this relationship and clearly state its practical consequences.
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[4.–] Dear friends, you will soon go back to your own countries and your own Churches and communities. It is my hope and prayer that, with the help of the Holy Spirit, you will be witnesses to the “Gospel of life” in its fullness as revealed by Jesus Christ, who is “the Way, and the Truth, and the Life” (4).
[Insegnamenti GP II, 19/1, 334-335]
4. Io. 14, 6.