[1765] • JUAN PABLO II (1978-2005) • ATENCIÓN PASTORAL A LAS FAMILIAS, PROTAGONISTAS DE SU PROPIA MISIÓN
Del Discurso Vi saluto, al Clero de la Diócesis de Roma (Italia), con motivo de la Cuaresma, 22 febrero 1996
1996 02 22 0007
7. [...] En el programa de la Asamblea diocesana, celebrada la semana pasada, se propone que en el año 1997 se preste particular atención a la pastoral juvenil, y en 1998, a la pastoral de la familia. Son elecciones muy oportunas, en sintonía con el camino pastoral que nuestra diócesis está recorriendo. A este respecto deseo destacar que nuestra atención debe dirigirse lo más posible a todos los jóvenes y a todas las familias, no sólo a los que ya están más cerca de nosotros. Al mismo tiempo, hay que trabajar con los que están más dispuestos, para que se conviertan en protagonistas, y no sólo en objeto, de la misión. Sé que no es un trabajo fácil, que hay que superar muchas resistencias, a veces incluso en nuestros ambientes, pero es un trabajo necesario, al que no podemos renunciar. Además, para que los jóvenes y las familias nos escuchen, tenemos que ser los primeros en estar preparados y dispuestos a escucharlos y a establecer con ellos una relación personal. Como decía, siempre como sacerdotes y con espíritu de sacerdotes.
Evidentemente, también aquí hay que mencionar el espacio y la tarea de la confesión sacramental y de la dirección espiritual.
[DP-33 (1996), 56]
1996 02 22 0007
7. [...] Nel programma del Convegno diocesano celebrato la settimana scorsa viene proposto che nell’anno 1997 sia data particolare attenzione alla pastorale giovanile e nel 1998 alla pastorale della famiglia. Sono scelte molto opportune, in sintonia con il cammino pastorale che la nostra diocesi sta percorrendo. Al riguardo mi preme sottoli neare che la nostra attenzione deve rivolgersi il più possibile a tutti i giovani e a tutte le famiglie, non soltanto a quelli che ci sono già più vicini. Nello stesso tempo, con coloro che sono più disponibili, occorre lavorare perchè diventino essi stessi protagonisti, e non soltanto oggetto, della missione: so che non è un lavoro facile, che molte resistenze sono da superare, talvolta anche all’interno dei nostri ambienti, ma è un lavoro necessario, al quale non possiamo rinunciare. E ancora, per poter essere ascoltati dai giovani e dalle famiglie dobbiamo noi per primi essere pronti e disponibili ad ascoltarli, a stabilire con loro un rapporto personale: come dicevo, sempre come sacerdoti e con animo di sacerdoti.
Evidentemente rientra qui anche lo spazio e il compito della confessione sacramentale e della direzione spirituale.
[Insegnamenti GP II, 19/1, 403-404]