[1788] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA ATENCIÓN A LAS AMENAZAS CONTRA LA VIDA Y LA FAMILIA DERIVADAS DE LA MENTALIDAD CONSUMISTA Y MATERIALISTA
Del Discurso It is a great joy, a los Obispos de Tailandia, en la visita ad limina, 30 agosto 1996
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4. Vuestras Iglesias locales han sido bendecidas con laicos profundamente fieles a la vida cristiana y a la celebración de la liturgia, con dignidad, fervor y solemnidad. Al mismo tiempo, los laicos necesitan vuestra ayuda para poder realizar su misión específica en el ámbito temporal, misión que implica a muchos de ellos en la ayuda a los emigrantes y a los refugiados, a los que carecen de vivienda, a los enfermos de SIDA, a las mujeres y niños gravemente heridos en su dignidad humana por una auténtica industria de la explotación sexual. Del mismo modo, la búsqueda incesante del sentido de la vida por parte de los jóvenes, su deseo de una profunda comunión con Dios y con la comunidad eclesial y su entusiasmo en las actividades de voluntariado al servicio de los necesitados constituyen un desafío para todos los agentes de pastoral. Es preciso animar a los jóvenes de Tailandia a ser “sujetos activos, protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social” (Christifideles laici, 46).
Con todo, mediante la familia, fundamento de la sociedad y primera célula de vida eclesial, los laicos deben responder a su vocación principal. Por este motivo, la familia exige vuestra atenta solicitud pastoral, en particular donde se halla amenazada por un creciente materialismo y por una actitud consumista ajenos a los valores tradicionales de la cultura tailandesa y con frecuencia promovidos por instituciones extranjeras. Como resultado de ello, se difunde una “mentalidad favorable a la anticoncepción” que, además de contradecir la plena verdad del amor conyugal, lleva también a una aceptación más fácil del terrible crimen del aborto (cf. Evangelium vitae, 13). Para evitar esta grave amenaza, toda diócesis debería llevar a cabo un programa en favor del apostolado familiar, que ayude a los padres y a los hijos a vivir su vocación según la voluntad de Cristo.
Un problema específico que afrontáis en vuestra solicitud en favor de las familias lo constituyen los matrimonios entre creyentes de diversas confesiones. Los cónyuges que se encuentran en esas condiciones a menudo necesitan una ayuda particular. La preparación para el matrimonio, que es “cometido sobre todo de la familia” (Carta a las familias, 16) pero que exige también la ayuda de sacerdotes y otros ministros, debería garantizar que la fe del cónyuge católico y su libre ejercicio sean tutelados de forma adecuada, sobre todo por lo que atañe al deber de hacer todo lo posible para lograr que los hijos nacidos de ese matrimonio reciban el bautismo y una educación católica (cf. Familiaris consortio, 8). La indiferencia hacia la religión no favorece el auténtico diálogo interreligioso y la comprensión en las familias; sí los favorecen, en cambio, el amor a la verdad y el sincero respeto mutuo.
[E 56 (1996), 1603]
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4. Your local Churches are blessed with lay men and women who are deeply faithful to Christian life and to the celebration of the Liturgy with dignity and prayerful solemnity. At the same time the laity require your help in order to carry out their specific mission in the temporal order, a mission which involves many of them in helping migrants and refugees, the homeless, those suffering from AIDS, and the women and children gravely offended in their human dignity by a veritable industry of sexual exploitation. Likewise, young people’s restless search for meaning in life, their desire for close communion with God and with the ecclesial community, and their enthusiasm in volunteer service to those in need is a challenge to all pastoral workers. Thai youth “ought to be encouraged to be active on behalf of the Church as leading characters in evangelization and participants in the renewal of society” (11).
It is however through the family, which is the foundation of society and the first cell of ecclesial life, that lay people fulfil their primary vocation. For this reason the family deserves your attentive pastoral care, especially where it is threatened by a growing materialism and a consumer attitude, foreign to the traditional values of Thai culture and often promoted by outside institutions. The result is the advance of a “contraceptive mentality” which not only contradicts the full truth of conjugal love but also leads to a more ready acceptance of the terrible crime of abortion (12). To offset this grave threat, every Diocese should develop a programme for the family apostolate which will help parents and children to live their vocation according to the mind of Christ.
A specific problem which you are facing in the care of families involves interfaith marriages. Couples in these situations often require special assistance. Preparation for marriage, which is “above all the task of the family” (13) but which also calls for the help of priests and other ministers, should ensure that there are proper pastoral safeguards for the faith of the Catholic partner and its free exercise, above all with regard to the duty to do everything to ensure the Catholic Baptism and education of the children of the marriage (14). Authentic interreligious dialogue and understanding within families is not furthered by religious indifferentism but by love for the truth and by sincere mutual respect.
[Insegnamenti GP II, 19/2, 255-256]
11. Ioannis Pauli PP. II Christifideles Laici, 46.
12. Cfr. Eiusdem Evangelium Vitae, 13 [1995 03 25b/ 13].
13. Eiusdem Epistola ad Familias, 16 [1994 02 02/ 16].
14. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Familiaris Consortio, 78 [1981 11 22/ 78].