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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1817] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LOS ESPOSOS, TESTIGOS PRIVILEGIADOS DE LA ALIANZA DE DIOS CON SU PUEBLO

Del Discurso Après les Évêques, a los Obispos de la región Oeste de Francia, en la vista ad limina,  1 febrero 1997

1997 02 01 0008

8. [...] Quienes viven en el matrimonio son testigos privilegiados de la alianza de Dios con su pueblo. Gracias al sacramento, su amor humano cobra un valor infinito, porque los cónyuges manifiestan, de manera particular, el amor del Padre y asumen una responsabilidad importante en el mundo: engendrar hijos llamados a convertirse en hijos de Dios, y ayudarlos en su crecimiento humano y sobrenatural. En el mundo actual, el amor humano es a menudo objeto de burla. Los pastores y las parejas comprometidas en la Iglesia deberán particularmente esmerarse por profundizar la teología del sacramento del matrimonio, para ayudar a los jóvenes esposos y a las familias en dificultad a reconocer mejor el valor de su compromiso y acoger la gracia de la alianza. Invito a los laicos casados a testimoniar la grandeza de la vida conyugal y familiar, fundada en el compromiso y en la fidelidad. Sólo la entrega total permite ser plenamente libres para amar de verdad, no sólo según la dimensión afectiva de su ser, sino con lo más profundo de sí mismos, para realizar la unión de los corazones y de los cuerpos, fuente de alegría profunda e imagen de la unión del hombre con Dios, a la que todos estamos llamados.

No me olvido de quienes no han tenido la posibilidad de realizar este proyecto de vida. Si no han elegido quedar célibes pueden, tal vez, sentir que su vida ha fracasado. ¡Que no se desalienten, porque Cristo no abandona jamás a quienes confían en él! Pueden consagrarse a los demás y desarrollar fecundas relaciones fraternas. Son un ejemplo para muchos. Tienen su lugar en la comunidad eclesial. En cualquier condición, una vida entregada es fuente de alegría.

[OR (e.c.) 14.II.1997, 7]