[1858] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL APOSTOLADO DE LAS FAMILIAS CON LAS FAMILIAS
De la Homilía de la Misa en la parroquia de los Santos Isabel y Zacarías, Roma (Italia), 26 octubre 1997
1997 10 26b 0004
4. Amadísimos hermanos y hermanas, en el ámbito de la misión ciudadana, el próximo domingo 30 de noviembre tendré la alegría de entregar el crucifijo y confiar el mandato misionero a más de trece mil fieles, que están preparándose para esta em presa apostólica. Lo haré, si Dios quiere, durante la celebración eucarística que inaugurará el segundo año de preparación inmediata para el gran jubileo del año 2000. Con vistas a un desarrollo eficaz de esta importante acción eclesial, que implica a toda la comunidad diocesana, cuento con la generosa contribución de todos y particularmente, con la de los jóvenes, llamados a ser los apóstoles de Cristo entre sus coetáneos. La visita pastoral de los obispos auxiliares a las comunidades juveniles, que ya están realizando desde hace algunas semanas, tiene precisamente como objetivo manifestar la importancia de su contribución y su testimonio.
Es necesario que al lado de los jóvenes se comprometan también las familias cristianas. Por eso, durante este año, la diócesis de Roma dedica gran atención a la pastoral familiar. Desgraciadamente, son numerosas las familias que tienen dificultades, pero es consolador ver cómo esta institución sigue ocupando en Roma y en Italia el primer lugar en la escala de valores. Por tanto, la familia cristiana puede y debe desempeñar un papel importante para ayudar a las familias que por diversos motivos, atraviesan momentos difíciles. Para realizar dicha tarea, está llamada a tomar cada vez mayor conciencia de su vocación y de su misión: como Iglesia doméstica, la familia es el lugar desde donde se irradia el Evangelio. La familia que vive el Evangelio, como recordaba mi venerado predecesor el Papa Pablo VI, se convierte en evangelizadora de muchas familias y del ambiente en el que se encuentra insertada. En otras palabras, se transforma automáticamente en misionera (cf. Evangelii nuntiandi, 71)[1].
Queridos jóvenes, queridas familias, sed apóstoles de nuestra ciudad. Sed sembradores de la verdad y del amor de Cristo con vuestro coherente testimonio evangélico y vuestra activa participación en la misión ciudadana.
[OR (e.c.) 31.X.1997, 2]
[1]. [1975 12 08/ 71]
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4. Carissimi Fratelli e Sorelle, nell’ambito della missione cittadina, domenica 30 novembre prossimo avrò la gioia di consegnare il crocifisso ed affidare il mandato missionario ad oltre tredicimila fedeli, che si stanno preparando per questa impresa apostolica. Lo farò, a Dio piacendo, nel corso della celebrazione eucaristica che aprirà il secondo anno di immediata preparazione al Grande Giubileo dell’Anno Duemila. Per un efficace svolgimento di questa importante azione ecclesiale che coinvolge l’intera Comunità diocesana, conto sul generoso contributo di tutti e, particolarmente, su quello dei giovani, chiamati ad essere gli apostoli di Cristo tra i loro coetanei. La Visita pastorale dei Vescovi Ausiliari alle comunità giovanili, che già da alcune settimane è in corso, ha precisamente lo scopo di porre in evidenza quanto sia importante il loro apporto e la loro testimonianza.
Accanto ai giovani è necessario che operino anche le famiglie cristiane. Per questo la Diocesi di Roma dedica, durante quest’anno, grande attenzione alla pastorale familiare. Le famiglie in difficoltà sono, purtroppo, tante, ma è confortante vedere come a Roma ed in Italia tale istituzione rimane al primo posto nella scala dei valori. La famiglia cristiana, quindi, può e deve sostenere un ruolo importante per aiutare le famiglie che, per vari motivi, attraversano momenti difficili. Per svolgere tale compito, essa è chiamata a prendere sempre più coscienza della sua vocazione e della sua missione: come Chiesa domestica, la famiglia è il luogo da cui si irradia il Vangelo. La famiglia che vive il Vangelo, come ricordava il mio venerato Predecessore il Papa Paolo VI, diventa evangelizzatrice di molte famiglie e dell’ambiente nel quale si trova inserita. In altre parole, diviene autenticamente missionaria (cfr. Esort. ap. Evangelii nuntiandi, 71)[1].
Cari giovani, care famiglie, siate apostoli di questa nostra Città. Siate seminatori della verità e dell’amore di Cristo con la vostra coerente testimonianza evangelica e con l’attiva partecipazione alla missione cittadina.
[OR 27-28.X.1997, 4]
[1]. [1975 12 08/ 71]