[1880] • JUAN PABLO II (1978-2005) • CONDICIONES DE TRABAJO CONFORMES CON LA DIGNIDAD DE LA PERSONA Y DE LA FAMILIA
Del Discurso Sono lieto, a los Consejos Nacionales de los Consultores del Trabajo de Italia, España y Polonia, 30 abril 1998
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2. Desde el punto de vista de la ética social, el interés principal de vuestra profesión nace del hecho de que se ocupa del trabajo mismo, o mejor, de las relaciones de trabajo, para garantizar la corrección y la seguridad en sus diferentes fases, a fin de salvaguardar la dignidad de la persona y de la familia, respetando las legítimas razones de la empresa.
He querido dedicar el Mensaje para la Jornada mundial de la paz de este año, en que se celebra el 50º aniversario de la Declaración universal de derechos del hombre, al tema de la justicia. No cabe duda de que promover relaciones de trabajo realmente dignas de la persona humana significa trabajar para consolidar la justicia, poniendo así las premisas para una paz auténtica y duradera.
En esta perspectiva, las exigencias a las que debéis responder son múltiples. Evidentemente, la primera de todas es la de favorecer el empleo y combatir el desempleo. Este último es, en todo caso, un mal y, cuando alcanza determinados niveles, puede transformarse en una verdadera calamidad social, más dolorosa aún si se consideran las consecuencias nefastas que conlleva para las familias y los jóvenes.
La alta tasa de desempleo trae consigo serios riesgos de explotación. Por eso, es necesario velar atentamente por la equidad del salario y las condiciones de trabajo, para que se garanticen los derechos a la salud, al descanso y a la seguridad social.
¿Y qué decir, además, del trabajo que la madre realiza en la familia? ¿No se debería actuar con mayor atención en favor de una legítima revalorización social de las tareas maternas? Deseo de corazón que consideréis estas exigencias manifestadas en muchos ámbitos, valorando concretamente la fatiga que implican los quehaceres domésticos y la necesidad de atención, amor y afecto que tienen los hijos de parte de sus padres y, especialmente, de su madre.
[OR (e.c.) 8.V.1998, 7]
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2. Dal punto di vista dell’etica sociale, l’interesse saliente della vostra professione è dato dal fatto che essa si occupa del lavoro stesso, o meglio dei rapporti di lavoro, per titelarne la correttezza e la sicurezza nelle loro varie fasi, a salvaguardia della dignità della persona e della famiglia en el rispetto delle legittime ragioni dell’impresa.
Ho voluto dedicare il Messaggio per la Giornata Mondiale della Pace di quest’anno, cinquantesimo anniversario della Dichiarazione Universale dei Diritti dell’Uomo, al tema della giustizia. Non c’è dubbio che promuovere rapporti di lavoro realmente degni della persona umana significa operare per consolidare la giustizia, ponendo così le premesse per una pace autentica e duratura.
In tale prospettiva, le esigenze cui siete chiamati a rispondere sono molteplici. Prima tra tutte, evidentemente, quella di favorire l’occupazione e combattere la disoccupazione. Quest’ultima è in ogni caso un male e, quando raggiunge taluni livelli, può diventare una vera calamità sociale, ancor più dolorosa se si considerano le nefaste conseguenze che comporta per le famiglie e per i giovani. Ltasso di disoccupati porta con sè seri rischi di sfruttamento. È perciò necessario vigilare attentamente sull’equità del salario e sulle condizioni di lavoro, perchè siano garantiti i diritti alla salute, al riposo, alla previdenza.
E che dire, poi, del lavoro che la madre svolge in famiglia? Non si dovrebbe forse con più attenzione operare per una legittima rivalutazione sociale dei compiti materni? Auspico di cuore che ci si soffermi a considerare queste esigenze da più parti manifestate, valutando concretamente la fatica unita alle occupazioni domestiche ed il bisogno che i figli hanno di cura, di amore e di affetto da parte dei genitori e specialmente della madre.
[OR 1.V.1998, 5]