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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1881] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LEYES AL SERVICIO DE LA VIDA

Del Discurso Sinto-me feliz, a  un grupo de parlamentarios de Brasil, 16 mayo 1998

1998 05 16 0003

3. Entre vuestras misiones, una de las más importantes es, sin duda, el perfeccionamiento permanente del cuerpo legislativo, para que las leyes estén al servicio de la vida y de todas las personas. Una legislación positiva no puede promulgarse prescindiendo del respeto a la ley natural y a los valores morales fundamentales. En nombre del principio democrático, no se puede poner en tela de juicio la dignidad inalienable de todo ser humano. En la encíclica Centesimus annus, quise recordar que “una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto” (n. 46). Por eso, una de las tareas más urgentes del político cristiano consiste en llevar el Evangelio “a todos los caminos del mundo” (Christifideles laici, 44), en particular, a los medios de comunicación social, cuyo poder no se debe subestimar. El político no se representa en primer lugar a sí mismo, sino a la verdad, a la que se siente obligado.

Conozco vuestros esfuerzos por defender los principios que tienen su origen en el evangelio de la vida. Sé bien que no os resulta fácil ponerlos en práctica dentro de la Asamblea legislativa, en el marco del pluralismo parlamentario. El derecho a la vida; el de la dignidad de la familia y el de la enseñanza religiosa en las escuelas; la defensa de las prerrogativas esenciales, que exigen el más fino y delicado respeto a la mujer brasileña y a la infancia; el deber de garantizar el derecho al trabajo y su justa paga; la lucha contra la sequía; el compromiso de garantizar una reforma agraria efectiva, justa y eficiente (cf. Consejo pontificio Justicia y paz, Para una mejor distribución de la tierra. El reto de la reforma agraria, 23 de noviembre de 1997, n. 35); y, para no citar otros, la preocupación por la aplicación correcta de las leyes vigentes para amparar tanto a los inmigrantes como a las poblaciones indígenas. Que Dios siga bendiciendo ese esfuerzo conjunto, impregnado de caridad cristiana, especialmente cuando está dedicado a la familia brasileña.

[OR (e.c.) 29.V.1998, 9]