[1921] • JUAN PABLO II (1978-2005) • PRIORIDAD DE LA ATENCIÓN A LA FAMILIA EN LA PASTORAL
Del Discurso It is a great joy, a los Obispos de Zambia, en la visita ad limina, 3 septiembre 1999
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3. Por eso, con razón, la familia ha sido objeto de una especial solicitud pastoral por vuestra parte. En Zambia, como en otros países, las familias están afrontando ahora una serie de presio nes, cuyas causas son políticas, sociales, económicas e incluso culturales. El desempleo, la falta de oportunidades educativas, las influencias culturales externas y las prácticas tradicionales, como la poligamia, son una amenaza para la unidad y la estabilidad de las familias de Zambia. Lo mismo se puede decir del divorcio, del aborto, de una mentalidad cada vez más favorable a la anticoncepción y de una actividad sexual irresponsable, que está agravando la epidemia del sida. Todos estos factores humillan la dignidad humana de un modo que dificulta cada vez más el compromiso del matrimonio, el cual, por su misma naturaleza, se funda en un profundo sentido del valor de la vida y de la dignidad humanas. Por este motivo, ha sido muy oportuna vuestra reciente carta pastoral sobre la santidad de la vida humana. Espero que fortalezca el testimonio cristiano en Zambia y despierte la conciencia nacional sobre esta cuestión tan importante.
Dado que ninguna sociedad puede florecer si no florece la familia, es preciso movilizar todos los recursos y las instituciones de la Iglesia para ayudar a las familias de Zambia a vivir con fidelidad y generosidad como verdaderas “iglesias domésticas” (cf. Lumen gentium, 11)[1]. Esto vale para las escuelas católicas, que, desde el principio hasta el fin, deben enseñar los valores que dan significado a la sexualidad cristiana. Vale también para los programas para la juventud, que se han de consolidar y construir sobre estos cimientos, poniendo énfasis particular en el papel y la dignidad de la mujer. Y vale, por último, para los programas de preparación para el matrimonio, que deben presentar a los novios el significado cristiano y la belleza del amor conyugal. Esto implica que hay que brindar siempre ayuda pastoral a las familias que se encuentran en dificultades. El futuro de Zambia es el futuro de las familias de Zambia.
En general, el apoyo a la familia como unidad fundamental de la sociedad exige notables esfuerzos para responder a las dificultades que afrontan los matrimonios, incluyendo las presiones culturales y las políticas contrarias a la familia. Es necesario reactivar ahora las energías de toda la Iglesia, para asegurar que las familias de Zambia sean fuertes, como las quiere Dios, a fin de que el futuro de la nación sea próspero, de acuerdo con la voluntad divina.
[OR (e.c.) 10.IX.1999, 5]
[1]. [1964 11 21a/ 11]
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3. Rightly, then, the family has been the object of your special pastoral concern. In Zambia, as elsewhere, families are now facing an array of pressures, the roots of which are political, social, economic and even cultural. Unemployment, lack of educational opportunities, external cultural influences, and traditional practices such as polygamy are a threat to the unity and stability of Zambian families. This must also be said of divorce, abortion, a growing contraceptive mentality and the kind of irresponsible sexual activity which is aggravating the AIDS crisis. All these factors demean human dignity in a way that makes the commitment of marriage increasingly difficult, since it is the nature of marriage to be grounded upon a deep sense of the value of human life and human dignity. That is why your recent Pastoral Letter on the sanctity of human life was so timely. I trust that it will strengthen Christian witness in Zambia and raise national awareness on this most crucial of issues.
Because no society can flourish unless the family flourishes, all the Church’s resources and institutions must be mobilized to help Zambian families live faithfully and generously as true “domestic churches” (cf. Lumen gentium, n. 11)[1]. This applies to Catholic schools, which from beginning to end must teach the values which give meaning to Christian sexuality. It applies to youth programmes which must consolidate and build upon that foundation, emphasizing especially the role and dignity of women. It applies to marriage preparation programmes, which must set before engaged couples the Christian significance and beauty of married love. It also means that pastoral help must always be available to families who are in difficulty. The future of Zambia is the future of Zambia’s families.
More broadly, the support of the family as the fundamental unit of society calls for resolute efforts to respond to the difficulties which married couples face, including the cultural pressures and policies which work against the family. The energies of the whole Church must be galvanized now to ensure that Zambian families are as strong as God wants them to be so that the nation’s future will be as rich as God wants it to be.
[OR 4.IX.1999, 4]
[1]. [1964 11 21a/ 11]