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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[2128] • BENEDICTO XVI (2005- • LA FAMILIA, LUGAR DE RECONCILIACIÓN ENTRE GENERACIONES Y DE ENCUENTRO ENTRE CULTURAS

De la Entrevista Ja, das auf jeden Fall, concedida a Radio Vaticano y a cuatro cadenas de televisión alemanas con motivo del Viaje Apostólico a Alemania, Palacio Apostólico de Castelgandolfo, 5 agosto 2006

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[19] Representante de RV: Tema: la familia. Hace un mes usted estuvo en Valencia para celebrar el Encuentro mundial de las familias. Quien ha escuchado con atención –como hemos intentado hacerlo desde Radio Vaticano– se ha dado cuenta de que usted no ha pronunciado la palabra “matrimonio homosexual”, no ha hablado de aborto, ni de anticoncepción. Algunos observadores atentos han dicho: “¡Interesante! Evidentemente su intención es anunciar la fe y no dar la vuelta al mundo como ‘apóstol de la moral’”. ¿Nos puede hacer un comentario al respecto?

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[20] Benedicto XVI: Claro que sí. Ante todo debo decir que tuve solamente dos ocasiones de veinte minutos para hablar. Teniendo tan poco tiempo no se puede comenzar inmediatamente con lo negativo. Lo primero es saber qué es lo que queremos decir, ¿no es así? Y el cristianismo, el catolicismo no es un cúmulo de prohibiciones, sino una opción positiva. Y es muy importante que esto se vea nuevamente, ya que hoy esta conciencia ha desaparecido casi completamente. Se ha hablado mucho de lo que no está permitido, y ahora hay que decir: Pero nosotros tenemos una idea positiva que proponer: el hombre y la mujer están hechos el uno para el otro; existe una escala, por decirlo de algún modo: sexualidad, eros, agapé, que son las dimensiones del amor; así se forma en primer lugar el matrimonio como encuentro, lleno de felicidad, entre un hombre y una mujer y después la familia, que garantiza la continuidad entre las generaciones; en ella se reconcilian las generaciones entre sí y también las culturas se pueden encontrar. Por tanto, sobre todo es importante poner de relieve lo que queremos.

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[21] En segundo lugar, se puede ver después también por qué no queremos algunas cosas. Y yo creo que es necesario reconocer que el hecho de que un hombre y una mujer estén hechos el uno para el otro para que la humanidad siga viviendo no es una invención católica: en el fondo lo saben todas las culturas. Con respecto al aborto, no pertenece al sexto mandamiento, sino al quinto:”No matarás”. Y esto deberíamos considerarlo obvio, reafirmando siempre de nuevo que la persona humana comienza en el seno materno y sigue siendo persona humana hasta su último respiro. Es necesario respetar siempre al hombre como persona humana. Pero todo esto resulta más claro si antes hemos explicado lo positivo.

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[22] Representante de DW: Santo Padre, mi pregunta se relaciona en cierto modo con la del padre von Gemmingen. En todo el mundo los creyentes esperan de la Iglesia católica respuestas a los problemas globales más urgentes, como el sida y la superpoblación. ¿Por qué la Iglesia católica insiste tanto en la moral en lugar de intentar soluciones concretas para estos problemas cruciales de la humanidad, por ejemplo en el continente africano?

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[23] Benedicto XVI: Sí, el problema es: ¿insistimos realmente demasiado en la moral? Después de mis conversaciones con los obispos africanos, estoy cada vez más convencido de que, si queremos avanzar en este campo, la cuestión fundamental es la educación, la formación. El progreso sólo puede ser progreso real si sirve a la persona humana y si la persona humana crece; no sólo debe crecer su poder técnico, sino también su capacidad moral. Y creo que el verdadero problema de nuestra situación histórica es el desequilibrio entre el crecimiento increíblemente rápido de nuestro poder técnico y el de nuestra capacidad moral, que no crece de forma proporcional.

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[24] Por eso la formación de la persona humana es la verdadera receta, la clave de todo; y este es también nuestro camino. En pocas palabras, esta formación tiene dos dimensiones. Ante todo, naturalmente, tenemos que aprender, adquirir conocimientos, capacidad, know-how, como se suele decir. En esta dirección Europa, y en los últimos decenios América, han hecho mucho, y se trata de algo importante. Pero si sólo se difunde el know-how, si sólo se enseña cómo se construyen y se usan las máquinas, y cómo se emplean los métodos de anticoncepción, entonces no debe sorprendernos que al final nos encontremos con guerras y con epidemias de sida.

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[25] Necesitamos dos dimensiones: hace falta al mismo tiempo la formación del corazón –si me puedo expresar de este modo– con la que la persona humana adquiere referencias y así aprende también a usar correctamente la técnica, que es asimismo necesaria. Y esto es lo que estamos intentando hacer. En toda África, y también en muchos países de Asia, tenemos una gran red de escuelas de todos los grados, donde ante todo se puede aprender, adquirir verdadero conocimiento, capacidad profesional, y con ello alcanzar autonomía y libertad. Pero en estas escuelas nosotros no sólo tratamos de enseñar el know-how, sino también formar a personas que quieran reconciliarse, que sepan que tenemos que construir y no destruir, y que tengan las referencias necesarias para saber convivir.

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[26] En gran parte de África, las relaciones entre musulmanes y cristianos son ejemplares. Los obispos han formado comités comunes junto con los musulmanes para ver cómo crear paz en las situaciones de conflicto. Y esta red de escuelas, de aprendizaje y formación humana, que es muy importante, se completa con una red de hospitales y de centros de asistencia, que llegan de forma capilar incluso a las aldeas más remotas. Y en muchos lugares, a pesar de las destrucciones de la guerra, la Iglesia es la única realidad que ha permanecido intacta. No una fuerza, sino una realidad donde se cura, también a los enfermos de sida, y por otro lado se ofrece una educación que ayuda a entablar buenas relaciones con los demás. Por eso creo que se debería corregir la imagen según la cual sólo sembramos en nuestro entorno rígidos “no”. Precisamente en África se trabaja mucho para que se puedan integrar las diferentes dimensiones de la formación y así sea posible superar la violencia y también las epidemias, entre las que están también la malaria y la tuberculosis.

[http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2006/august/documents/hf_ben-xvi_spe_20060805_intervista_sp.html]