[2224] • BENEDICTO XVI (2005- • EL SERVICIO A LA VIDA, EXIGENCIA ÉTICA DE LA CIENCIA
Del Discurso Mi è particolarmente gradito, a los participantes en la Asamblea Ordinaria de la Academia Pontificia para la Vida, 21 de febrero de 2009
2009 02 21 0006
[6.] Así pues, cada ser humano es mucho más que una singular combinación de informaciones genéticas que le transmiten sus padres. La procreación de un hombre no podrá reducirse nunca a una mera reproducción de un nuevo individuo de la especie humana, como sucede con un animal cualquiera. Cada vez que aparece en el mundo una persona, se trata siempre de una nueva creación. Lo recuerdan con profunda sabiduría las palabras del Salmo: “Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. (...) No desconocías mis huesos cuando, en lo oculto, me iba formando” (Sal 139, 13.15). Por tanto, si se quiere entrar en el misterio de la vida humana, es necesario que ninguna ciencia se aísle, pretendiendo que posee la última palabra. Por el contrario, hay que compartir la vocación común para llegar a la verdad, aun con la diferencia de las metodologías y de los contenidos propios de cada ciencia. […]
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[8.] Es necesario reafirmar que toda discriminación ejercida por cualquier poder con respecto a personas, pueblos o etnias basándose en diferencias debidas a reales o presuntos factores genéticos, es un atentado contra la humanidad entera. Hay que reafirmar con fuerza que todo ser humano tiene igual dignidad por el hecho mismo de haber llegado a la vida. El desarrollo biológico, psíquico y cultural, o el estado de salud, no pueden convertirse nunca en un elemento de discriminación. Por el contrario, es preciso consolidar la cultura de la acogida y del amor, que testimonian concretamente la solidaridad con quien sufre, derribando las barreras que la sociedad levanta con frecuencia discriminando a quien tiene una discapacidad o sufre patologías, o peor aún, llegando a la selección y al rechazo de la vida en nombre de un ideal abstracto de salud y de perfección física. Si se reduce al hombre a objeto de manipulación experimental desde las primeras fases de su desarrollo, eso significa que las biotecnologías médicas se rinden al arbitrio del más fuerte. La confianza en la ciencia no puede hacer olvidar el primado de la ética cuando está en juego la vida humana.