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[0338] • PÍO XI, 1922-1939 • LA SAGRADA FAMILIA, MODELO DE LAS FAMILIAS

De la Carta Encíclica Lux veritatis –sobre el XV centenario del Concilio de Éfeso–, 25 diciembre 1931

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[57.–] Consideramos además como un buen augurio el que Nos haya tocado celebrar este decimoquinto centenario; a Nos, que hemos defendido la dignidad y la santidad del casto matrimonio contra asaltos insidiosos de toda especie [1], que hemos reivindicado solemnemente para la Iglesia los sacrosantos derechos de la educación de la juventud, afirmando y exponiendo los métodos que debían usarse y los principios por los que debía regirse dicha educación [2]. Ya que estas Nuestras enseñanzas tienen un modelo excelente y que se puede proponer a todos, tanto en la divina maternidad como en la familia de Nazaret. “En efecto, para servirnos de las palabras de Nuestro predecesor León XIII, de feliz recordación, los padres de familia tienen en San José una norma excelente de paterna y vigilante providencia; en la Santísima Virgen, Madre de Dios, tienen las madres un insigne modelo de amor, de pudor, de espontánea sumisión y de perfecta fidelidad; en Jesús, que les estaba sujeto, encontrarán los hijos un modelo de obediencia que deben admirar, venerar e imitar” [3].

3[1]. Litt. Encycl. Casti connubii, die XXXI Decemb. MDCCCCXXX [1930 12 31/1-137].

1[2]. Litt. Encycl. Divini Illius Magistri, die XXXI Decemb. MDCCCCXXIX [1929 12 31/25-58].

2[3]. Litt. Apost. Neminem fugit, die XIV Iun. MDCCCLXXXXII [1892 06 14/1].

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[58.–] Pero es particularmente gozoso que, sobre todo, las madres de nuestro tiempo, que, hastiadas de los hijos y del vínculo conyugal, han despreciado y violado los deberes que se habían impuesto, eleven los ojos a María y consideren atentamente a qué grado de dignidad ha sido elevado por Ella el gravísimo oficio de la maternidad. Porque ahora podemos esperar que, con la gracia de la Reina celestial, se arrepientan de la ignominia causada al gran sacramento del matrimonio y se esfuercen saludablemente para conseguir los méritos admirables de sus virtudes.

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[59.–] Y si todo esto sucede según nuestros deseos, a saber, si la sociedad doméstica –principio fundamental de toda la humana convivencia–, es reconstruida según tan excelente modelo de probidad, sin duda podremos afrontar y poner un remedio a este espantoso cúmulo de males que nos asedia.

[EM, 403-404]