INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

[0352] • PÍO XII, 1939-1958 • MARÍA, PATRONA DE LAS FAMILIAS CRISTIANAS

De la Alocución Diamo il Nostro, a unos recién casados, 10 mayo 1939

1939 05 10 0002

[2.–] Vosotros, amados hijos, llamados a constituir nuevas familias, queréis sin duda dar a éstas un carácter esencialmente cristiano y una sólida base de bienestar y de felicidad. Pues os garantizamos la consecución de todo esto en la devoción a María. Tantos títulos tiene María para ser considerada como la patrona de las familias cristianas y tantos tienen éstas para esperar de Ella una particular asistencia.

1939 05 10 0003

[3.–] María conoció las alegrías y las penas de la familia, los sucesos alegres y los tristes: la fatiga del trabajo diario, las incomodidades y las tristezas de la pobreza, el dolor de las separaciones. Pero también todos los goces inefables de la convivencia doméstica, que alegraban el más puro amor de un esposo castísimo y la sonrisa y las ternezas de un hijo que era al propio tiempo el Hijo de Dios.

1939 05 10 0004

[4.–] María Santísima participará por eso con su corazón misericordioso en las necesidades de vuestras familias, y traerá a éstas el consuelo de que se sientan necesitadas en medio de los inevitables dolores de la vida presente: así como bajo su mirada materna les hará más puras y serenas las dulzuras del hogar doméstico.

1939 05 10 0006

[6.–] Felices y benditos de veras aquellos esposos que inician su nuevo estado con estos propósitos de filial y confiada devoción a la Madre de Dios, con el santo programa de establecer su nueva familia sobre este indestructible cimiento de piedad, que lo penetrará todo para transmitirse luego, como preciosa herencia, a los hijos queridos que Dios les quiera conceder.

1939 05 10 0008

[8.–] [...] En María tenéis el amor más puro y fiel hacia el castísimo esposo, amor hecho de sacrificios y delicadas atenciones: en Ella la entrega completa y continua a los cuidados de la familia y de la casa, de su esposo y sobre todo del querido Jesús: en Ella la humildad que se manifestaba en la amorosa sumisión a San José, en la paciente resignación a las disposiciones ¡cuántas veces arduas y penosas!, de la Divina Providencia, en la amabilidad y en la caridad con cuantos vivían cerca de la casita de Nazaret.

[FC, 3-4]