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[0394] • PÍO XII, 1939-1958 • FORTALEZA Y ALEGRÍA EN LAS CONTRARIEDADES DE LA VIDA

De la Alocución Voi avete, a unos recién casados, 8 enero 1941

1941 01 08 0005

[5.–] Para vosotros, queridos recién casados, la hora presente es como la hora alegre de la siembra hecha en un campo preparado con amor; pero, por mucho que en vosotros brille ingenua la juventud, ya habéis aprendido en la escuela de la experiencia y de la visión del mundo que el porvenir abierto ante vosotros, y que os auguramos colmado de cristiana felicidad, no os proporcionará solamente placeres y alegrías, y que, sobre todo en estos tiempos agitados, no se cumplirá para vosotros sin dolor la sublime misión que se os ha confiado de dar la vida a cándidos pequeños, regalo del cielo, que hay que educar e instruir en la piedad religiosa con la palabra y con el ejemplo, y que están destinados a ser el sostén vuestro y de la patria, y a acompañaros un día en la gloria y en la felicidad eterna. [...] También vosotros sabéis que el Señor no permitirá que seáis tentados más allá de vuestras fuerzas (1) y que la paciencia hace la obra perfecta (2). No dudáis, por lo tanto, que Él, infinitamente bueno, nivelará las pruebas con vuestras fuerzas, o mejor, con las fuerzas y los auxilios que Él mismo os dará con su gracia; y que esta fe en Él, que hoy es fuente de confianza para vuestros corazones, será también sostén de vuestro trabajo el día de mañana.

1. I Cor. X, 13.

2. Iac. I, 2.

1941 01 08 0007

[7.–] Para vosotros, queridos hijos e hijas, en los momentos más difíciles que hayan de esperaros, será el cielo generoso en fortaleza y consuelos. No temáis. Si vosotros, como cristianos confiados y fuertes, tomáis hasta las aflicciones como de las manos de Dios, que las dispone para perfeccionar nuestra virtud, las pruebas, en lugar de ser, como ocurre con excesiva frecuencia, estímulos de recriminaciones y de lamentos, de desarmonías y de disgustos, acercarán todavía más vuestros corazones, y en la pena se estrecharán los afectos; porque en el amor no se vive sin dolor. Entonces os conoceréis, os hablaréis, os comprenderéis mejor, os apoyaréis más firmemente el uno sobre la otra en los pasos del camino de la vida; entonces el amor que os une, templado al fuego de la tribulación, se afirmará definitivamente: nada valdrá ya para separar a dos almas que tan valerosamente han sufrido y llevado juntas la cruz en unión con Cristo.

[FC, 142-143]