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[0406] • PÍO XII, 1939-1958 • EL MATRIMONIO CRISTIANO, FUENTE DE GRANDEZA Y PERENNIDAD PARA LA IGLESIA

De la Alocución Quante volte, a unos recién casados, 13 agosto 1941

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[9.–] Nada tiene, pues, de sorprendente, que también a la sombra de las paredes domésticas se oculte el heroísmo de la familia, y que la vida de los esposos cristianos tenga también sus heroísmos ocultos, heroísmos extraordinarios en situaciones duramente trágicas, frecuentemente ignoradas por el mundo; heroísmos cotidianos en la complicada serie de sacrificios renovados a cada momento; heroísmos del padre, heroísmos de la madre, heroísmos conjuntos de uno y otro.

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[10.–] En uno de nuestros próximos discursos, necesariamente breves para las audiencias generales, nos reservamos indicar y exponer de un modo más detallado y concreto los heroísmos de los esposos cristianos. No quisiéramos entre tanto, amados hijos e hijas, que el oírnos hablar de los heroísmos necesarios, de los sacrificios heroicos que os esperan, turbase vuestros corazones, abiertos ahora por entero a la alegría de la unión sagrada contraída por vosotros hace poco delante de Dios y de su ministro. Pretendemos, al contrario, que nuestra palabra aumente vuestro gozo con la alta consideración de vuestra misma unión, elevada por Cristo a sacramento y fuente permanente de poderosas gracias, siempre prontas para iluminaros y fortificaros a la hora de cualquier sacrificio, incluso extraordinario, que Dios requiera de vosotros. El estrecho e inviolable vínculo nupcial es signo y símbolo de la indisoluble unión de Cristo con la Iglesia (1); y el matrimonio cristiano es manantial de grandeza y de perennidad para la Iglesia, no menos que para el pueblo cristiano. La unión de los esposos cristianos es también un camino de santidad, por el que la Iglesia con el pueblo fiel, exalta y venera a sus héroes en los templos y en los altares. Es en la familia cristiana donde el Divino Esposo de la Iglesia recoge a los hijos de Dios, regenerándolos en el agua y en el Espíritu Santo. De allí elige a sus levitas y llama a sus héroes del bien, a sus vírgenes consagradas, a sus heroínas de la caridad, a sus sacerdotes, a los propagadores de su Evangelio, a sus caballeros y héroes de los claustros, a los Obispos y a los pastores de sus ovejas, a los sucesores de su Primer Vicario en el gobierno universal de toda su grey.

[FC, 197-198]

[1]. Cfr. Eph. V, 32.