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[0470] • PÍO XII, 1939-1958 • LAS FAMILIAS, FUNDAMENTO DE LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS
De la Alocución Nous sommes, al Congreso de la Unión Europea, 11 noviembre 1948
1948 11 11 0012
[12.–] Además, ¿se abordarán entre los derechos del hombre los de la familia, los de los padres y los de los hijos? La Europa unida no puede edificarse sobre una simple idea abstracta. Tiene que tener necesariamente como soporte hombres vivos. ¿Quiénes serán? Muy difícilmente podrán ser los antiguos dirigentes de las viejas potencias europeas; éstos han desaparecido, o ya no tienen influencia. Menos todavía los elementos de una masa tal cual la definimos en nuestro mensaje de Navidad de 1944[1]. La verdadera democracia, con su ideal de sana libertad e igualdad, no tiene un adversario más temible.
[1]. [AAS 37 (1945), 13-14].
1948 11 11 0013
[13.–] Debemos, pues, preguntar: ¿de dónde vendrá la llamada más urgente de la unidad europea? Vendrá de los hombres que amen sinceramente la paz, de los hombres de orden y de calma, de los hombres que, al menos en su intención y en su voluntad, no se han “desarraigado” y encuentran en la vida de familia, honrada y feliz, el primer objeto de su pensamiento y de su dicha. He aquí los que levantarán sobre sus espaldas el edificio de una Europa unida. Mientras no se dé oídos a su llamamiento, no se hará nada durable, nada que sea a la medida de la crisis actual.
1948 11 11 0012
[12.–] Et puis, oubliera-t-on encore de recenser parmi les droits de l’homme ceux de la famille, parents et enfants? L’Europe unie ne peut se bâtir sur une simple idée abstraite. Elle a pour support nécessaire des hommes vivants. Qui seront-ils? Bien difficilement les anciens dirigeants des vieilles puissances européennes: ils ont disparu ou n’ont plus d’influence. Moins encore les éléments d’une masse telle que Nous l’avons définie dans Notre message de Noël 1944[1]: la vraie démocratie avec son idéal de saine liberté et égalité n’a pas d’adversaire plus redoutable.
[1]. [AAS 37 (1945), 13-14].
1948 11 11 0013
[13.–] Reste donc à nous demander d’où viendra l’appel le plus pressant à l’unité européenne? Il viendra des hommes aimant sincèrement la paix, des hommes d’ordre et de calme, des hommes qui –tout au moins d’intention et de volonté– ne sont pas encore “déracinés” et qui trouvent dans la vie de famille, honnête et heureuse, le premier objet de leur pensée et de leur joie. Voilà ceux qui porteront sur leurs épaules l’édifice de l’Europe unie. Tant qu’on fermera l’oreille à leur appel, on ne fera rien de durable, rien qui soit à la mesure des crises présentes.
[AAS 40 (1948), 509-510]