1951 09 23 0007

[7.–] Y el que eligió para sí la guarda de la virginidad no tenga en poco ni desprecie el matrimonio. Bueno es el matrimonio, aunque mejor la virginidad; es honrosa la causa del matrimonio; más excelsa, según el testimonio del Evangelio, la causa de la virginidad que uno abrace por amor de Cristo y fecunde con el fruto de la caridad. Principalmente la virginidad perpetua es sacrificio limpio para Dios, víctima santa, flor de honor y gozo de la Iglesia, gran reserva de fuerzas de que ésta no puede prescindir ni descuidar.

1951 09 23 0008

[8.–] Cuando haya que tratar e instruir sobre la virginidad, tengan ya todos por certísimo desde el comienzo que la castidad, tomada en general, incluso la castidad conyugal, no se puede conservar constantemente sin el auxilio de la gracia de Dios, y que esta ayuda del cielo es mucho más necesaria cuando se trata de conservar la castidad hasta el último aliento de la vida, y por eso, el que ofreció a Dios una integridad de lirio, debe luchar con la oración y la penitencia como Jacob con el ángel para resultar finalmente vencedor.

[EM, 591-592]