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[0522] • PÍO XII, 1939-1958 • RENOVACIÓN INTERIOR DE LA FAMILIA

De la Alocución Nun haben ja Unsere, a las Asociaciones de Familias Católicas de Alemania y Austria, 4 octubre 1956

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[1.–] Nuestros santos predecesores y Nos mismo hemos manifestado con frecuencia nuestra postura frente a los problemas de matrimonio y familia en las declaraciones que reseña la memoria que nos habéis entregado, y también, inmediata o al menos mediatamente, en diversas alocuciones a médicos, en nuestra alocución a la asociación de comadronas católicas de Italia (29 oct. 1951, “Discorsi e radiomessaggi”, vol. XIII, pág. 333-353)[1], especialmente en nuestras exposiciones acerca de la cuestión social y el orden social. Apenas necesitáis palabras de aliento: en un espacio cortísimo de tiempo habéis conseguido ganar un millón de familias en Alemania y 350.000 en Austria para vuestra causa y vuestros fines y podéis ya contar con notables éxitos.

[1]. [1951 10 29/1-71].

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[2.–] Ciertamente que las cifras citadas son una expresión elocuente de la necesidad que el pueblo católico siente por la familia. Y en verdad es indecible cuánto se ha pecado contra la familia y cuánto se peca –consciente e inconscientemente– por el processo laboral que la desgarra, por el mal uso de los adelantos técnicos y culturales, como por el mal uso de la autoridad del Estado. Pensamos ahora, entre otras cosas, en la explotación desconsiderada del anhelo humano por procurarse un modo de vida siempre más cómodo, en el cine y en la escuela laica o tal vez de marcado carácter ateo. El agradecimiento a la Divina Providencia, empero, nos impulsa a añadir que estos decenios de crisis han permitido también manifestarse a la fuerza invencible almacenada en el matrimonio y la familia cristianos. Este matrimonio y esta familia siempre han conseguido, silenciosa e inadvertidamente, evitar catástrofes que, sin ellos, habría provocado inevitablemente una sociedad materialista y laicizada.

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[3.–] Recientemente, en nuestro mensaje al Katholikentag en Colonia, hemos recordado a los católicos su misión de hacer frente al carácter materialista de los tiempos y volver a colocar a Dios en el centro de la existencia y saber sacrificarse por su fe. A vuestras asociaciones corresponde realizar esta misión en el ámbito del matrimonio y familia y trabajar por que la moral pública y las leyes gubernamentales concedan al matrimonio, a la familia, a la educación y a la escuela libre campo según la norma católica. También en nuestro mensaje del 14 de septiembre de 1952 (Discorsi e radiomessaggi, vol. XIV, págs. 312-313)[2] al Katholikentag de Viena hemos indicado a los católicos austríacos la renovación interior de la familia católica con la triple consigna: sea santo para vosotros el matrimonio, santa la vida matrimonial, santa la vida familiar.

[E 16 (1956/II), 462]

[2]. [1952 09 14/10-13].