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[0557] • JUAN XXIII, 1958-1963 • DERECHO DE LOS PADRES A LA EDUCACIÓN CRISTIANA DE SUS HIJOS

Del Mensaje Nous sommes présent, en el XXX Aniversario de la Encíclica Divini Illius Magistri, 30 diciembre 1959

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[3.–] Nos declaramos sin vacilar que este documento capital no ha perdido nada de su verdad. Hoy como ayer la Iglesia afirma bien alto que sus derechos y los de la familia en este campo son anteriores a los del Estado; hoy como ayer afirma su derecho propio a tener escuelas donde maestros de sólidas convicciones inculquen una concepción cristiana de la vida y la enseñanza se dé a la luz de la fe.

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[4.–] Creemos que las claras directrices de Pío XI en esta Encíclica han contribuido al interés demostrado por los padres cristianos en el transcurso de las últimas décadas con relación a los problemas de la enseñanza y de la educación. Hemos visto multiplicarse, especialmente en torno a las escuelas, las “asociaciones de padres”, que han resultado muy oportunas y útiles para asegurar la colaboración, tan deseable siempre, entre las familias y los maestros a quienes confían sus hijos. Hemos visto, además, desarrollarse o crearse en muchos países, servicios nacionales de la enseñanza católica con misión de asegurar la coordinación de esfuerzos entre las escuelas católicas y de representar a éstas ante las autoridades civiles. A su vez, esos servicios nacionales se han puesto de acuerdo para crear organismos internacionales con posibilidades de acción y de representación que responden a las dimensiones del mundo actual. Así es como ha nacido la Oficina Internacional de la Enseñanza Católica, que se ha conquistado ya tantos méritos y cuya iniciativa ha sido el motivo de vuestra reunión de hoy. ¿Cómo no alegrarse de tan bueno y provechoso trabajo al servicio de la Iglesia en un terreno tan precioso a sus ojos como es la educación de sus hijos?

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[5.–] Nos deseamos de todo corazón que esos esfuerzos continúen y se intensifiquen. En una época en que las autoridades nacionales e internacionales, preocupadas con razón por la elevación intelectual y moral de la humanidad, organizan en gran escala la difusión de la educación, de la ciencia y de la cultura, la presencia activa de los hijos de la Iglesia es necesaria más que nunca para exponer, representar y defender, cuando sea necesario, el punto de vista de la Iglesia.

[E 20 (1960/I), 75]