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[0610] • PAULO VI, 1963-1978 • BENDICIONES DEL SEÑOR SOBRE LAS FAMILIAS QUE PROMUEVEN VOCACIONES

Del Saludo Merita quindi, al Grupo de los Dirigentes de la Unión de Mujeres de Acción Católica, 3 noviembre 1965

1965 11 03 0001

[1.–] [...] Lo que la familia puede hacer por la vocación, en sentido amplio, de sus hijos, es uno de los puntos fundamentales de la pedagogía familiar, aún no suficientemente estudiado en sus componentes psicológicos y morales; y cuando por vocación se entiende la elección del servicio a Cristo y a la Iglesia con la consagración total de la persona a este ideal de santidad y de sacrificio, el papel de la familia se hace más complejo y problemático no sólo por el respeto debido a la libertad del hijo, sino también al factor imponderable de la gracia inspiradora de la vocación. No hay quien no vea que este papel es importantísimo: la familia es el vaso de cultivo de la flor de la vocación; así como fácilmente la puede tronchar, así fácilmente la puede cultivar; y en la inmensa necesidad que hoy tiene la Iglesia de almas puras y generosas que se consagren al Señor, este primer cuidado que protege y no impide, no empuja pero tampoco retarda el germinar de una vocación, adquiere una importancia extraordinaria, que coloca la acción de la familia entre los coeficientes más activos y más meritorios de la eficacia apostólica de la Iglesia en el mundo de hoy. Es inútil decir que estamos muy agradecidos a las Mujeres Católicas por su interés en este problema y que Nos mismo invocamos al Espíritu Santo para que infunda en las familias cristianas la estima, el sentido, el gusto por la vocación de sus hijos y que bendiga a aquellos padres que saben dignamente ofrecer sus mejores tesoros, es decir, sus hijos, al Señor: recordarán que el Señor no se deja ganar en generosidad; sus gracias serán copiosas sobre aquellas casas que han sido nido sagrado del surgir de una vocación.